PRESENTACIÓN

El tema general del Coloquio es el pasado acumulado de la participación indígena en las formaciones del Estado colonial y nacional con un enfoque en cómo tal herencia multiforme y heterogénea opera en y sobre una postmodernidad emergente. Hemos convocado una reunión multidisciplinaria para tratar temas que exigen un acercamiento a procesos y fenómenos de longue durée en la participación indígena.

En la antropología, especialmente la antropología dirigida a las cuestiones de la modernización y el conflicto en la consumación de los proyectos desarrollistas del Estado en el siglo XX, los últimos cuatro siglos en la historia de la participación indígena han sido, a menudo, reducidos a formulaciones sobre una oposición durable entre campo y ciudad, tradición y modernidad. Con un entusiasmo casi evangélico, las teorías de la modernización fueron dirigidas al problema de la diseminación de los modos citadinos de pensar, actuar y sentir dentro de los paisajes campestres poblados por gente con un supuesto arraigo primordial a la coherencia tradicional de la vida en comunidad. Uno de los resultados de esta visión dicotómica de la ciudad moderna en oposición al campo tradicional es la nivelación de la historia de los pueblos indígenas, una nivelación en que se subraya la estrecha semejanza entre las instituciones indígenas de hoy y lo que sabemos de las instituciones reportadas en los proyectos de reducción, congregación y asentamiento de los grupos mesoamericanos en el siglo XVI.

En esta reducción histórica, primero los paralelos encontrados entre la información etnográfica contemporánea y las tradiciones de fundación de los pueblos de indios son utilizados para afirmar una base cultural instituida en el siglo XVI, y, luego, es esta supuesta base cultural la que permite postular, por analogía etnográfica, la gran continuidad en la organización comunal desde el siglo XVI hasta el siglo XX o XXI. Este argumento circular ha estado a menudo acompañado con interpretaciones encajonadas en debates occidentalistas sobre los procesos seculares (“universales”) de la Ilustración que enfrentan los valores y las sociabilidades (“únicas”) del Romanticismo; un debate en que todas las posturas, aun las más opuestas, suelen conducir a la reproducción de categorías creadas dentro de diferentes proyectos para las formaciones del Estado durante los últimos cuatro siglos o en la producción de ideologías del Estado-nación actualmente en formación.

Y, en efecto, actualmente somos testigos o partícipes en una celebración posmoderna de la diferencia que acompaña un abierto compromiso neoliberal a la política multicultural. Pero, en el caso de la participación indígena, tenemos que preguntarnos si estos procesos de apertura y celebración resultan de un conocimiento histórico de los pueblos indígenas, especialmente un reconocimiento de sus participaciones en las formaciones del Estado que implicaban prácticas y políticas de centralización entre toda la población mexicana. O, al contrario, tal multiculturalismo y reconocimiento de la diversidad sostienen y continúan una visión de los pueblos formulada dentro de las teorías de la modernización. Como el antropólogo John Gledhill ha observado en fechas recientes, “el problema con las nociones neoliberales de ‘participación’ y ‘empowerment’ es que otorgan poder de manera igual a actores desiguales”. La intención en este coloquio es llegar a las condiciones actuales de reforma neoliberal y globalización pero dentro del horizonte de un pasado acumulado de participación indígena y sus consecuencias e implicaciones para el presente.

Con esta finalidad hemos convocado un foro de especialistas dirigido al desarrollo de siete áreas clave para comprender la participación indígena en las formaciones de los Estados coloniales y nacionales en México. Las áreas exigen estudios de larga duración que nos permiten avanzar en la construcción de un marco historiográfico y etnográfico adecuado para el apoyo de los procesos colectivos de toma decisiones sobre las reformas indígenas actuales.

1) Territorialidad, legitimidad, poder y memoria en los documentos indígenas

Una práctica central en documentos indígenas es representar una territorialidad legítima. La producción y reproducción de estos documentos (a menudo llamados “títulos primordiales”) durante los sucesivos proyectos de la formación del Estado es más antiguo que la presencia española: Perdura como práctica al menos hasta la reforma agraria posrevolucionaria del siglo XX. Pero estos documentos todavía despiertan mucho interés en los pueblos indomexicanos donde el tema de territorialidad legítima y sus términos es de gran actualidad. Los documentos resultan de la participación estratégica en las políticas del Estado en diferentes periodos históricos y las estrategias revelan cómo las tradiciones de dominio territorial se ajustan a nuevas políticas y cómo la memoria de las relaciones entre territorialidad, legitimidad y poder cambian en la historia de un pueblo.

2) Las prácticas del patrimonio y las mercancías mesoamericanas

En la formación de los Estados mexicanos en el contexto histórico de la expansión europea, las estrategias de movilización de recursos a menudo han involucrado “prácticas de patrimonio”. Los procesos de reducción, congregación y composición de tierras involucraron una reorganización del poder local en torno a un “patrimonio primitivo” indígena, a la vez que lo vincularon en relación con el poder regional ordenado en términos partimoniales ya sea en la figura de los mayorazgos, ya del orden imperial del patrimonio real. Es también el caso que los procesos de la independencia involucraron la transformación del patrimonio de la corona al patrimonio de la nación, y en consecuencia la titularidad patrimonial del rey a la figura gubernamental del Estado nacional. Lázaro Cárdenas, con hincapié en los artículos 5 y 27 de la Constitución de 1917, consagró el patrimonio nacional (territorio y subsuelo) en defensa del patrimonio de los ciudadanos campesinos (ejidos) y obreros (sindicatos y paraestatales). Y con las reformas neoliberales han emergido nuevos reclamos patrimoniales, especialmente en torno a los derechos culturales de las colectividades indígenas. Los lenguajes de patrimonio en las formaciones del Estado mexicano se componen de objetos no enajenables en el sentido de que pasan mediante una generación desde los antepasados a las generaciones futuras dentro de una colectividad. Objetos poseídos que en su no enajenabllidad y transferencia generacional se constituyen en fronteras simbólicas de identidad grupal. Pero en la historia mexicana la defensa del patrimonio es inseparable de los procesos de conversión de las mercancías mesoamericanas en mercancías de consumo mundial, un proceso que alteró profundamente los patrones de consumo, la producción y circulación de dinero, y la naturaleza del capital en México. En la construcción del mundo moderno podríamos contemplar la fusión de productos de origen indígena como cacao, tabaco, vainilla, cochinilla, tintóreas, medicamentos, chile, maíz y maderas preciosas con la introducción del cultivo de productos como el azúcar, café, algodón o seda. Pero, en maneras muy diversas, sus relaciones locales, regionales y nacionales de producción, distribución, circulación y consumo fueron (y son) inseparables de prácticas patrimonialistas para sostener la propiedad no enajenable de las colectividades.

3) jurisprudencia indígena – estructuras políticas y estrategias jurídicas ante reformas “modernas”

La imagen de una población indígena pasiva o exclusivamente reactiva ante los proyectos de reforma en la creación y desarrollo del México independiente contrasta con la información historiográfica sobre estrategias de representación y argumentación legal ante nuevas reformas, hechos que producen soluciones y consideraciones jurídicas que forman parte de la jurisprudencia indígena. Por lo tanto necesitamos estudios de caso de las estrategias jurídicas y tácticas fiscales de diferentes grupos indígenas en el contexto de las reformas.

4) Soberanías, modernidad y las insurgencias indígenas

Podemos hablar de tres clases generales de reaparición del pasado en procesos locales y regionales de soberanía: 1) la memoria histórica de luchas territoriales y étnicas heredada por medio de las tradiciones orales de las comunidades y regiones; 2) la resignificación de formas de organización prehispánicas en la Colonia y de formas coloniales en la modernidad; y 3) la movilización de significados étnicos sedimentados como resultado de estos procesos de interacción en el nivel regional. Necesitamos examinar los múltiples ejemplos específicos de estos procesos de transformación histórica en el nivel regional en los diferentes periodos de reforma estatal.

5) Vida y ocaso del indigenismo oficial

El indigenismo oficial quizás sea anunciado con la publicación de Forjando Patria de Manuel Gamio (1916) y luego instituido con la estación experimental de Moisés Sainz en 1932 que tanto inspiró a Gonzalo Aguirre Beltrán en la creación de los centros coordinadores del INI. La vida y ocaso del indigenismo oficial demarca un siglo que en términos históricos fue breve y concentrado. En este periodo corto de unas cinco o seis décadas la participación indígena fue profundamente afectada por la intervención gubernamental de un Estado desarrollista con consecuencias no previstas pero todavía en operación. La historia del indigenismo oficial mexicano debe ser examinado en relación con su impacto sobre la participación indígena.

6) Participaciones pasadas y el presente: estudios de caso

Los estudios de caso que captan el pasado acumulado en el presente son todavía relativamente escasos puesto que exigen la combinación de trabajo etnográfico e historiográfico así como la innovación metodológica de una antropología histórica. Necesitamos examinar los resultados de etnografías contemporáneas que se combinan con la historiografía, la etnohistoria y la etnolingüística para registrar el pasado en el presente.

7) Participaciones pasadas y el presente: la movilización hoy

Es menester examinar y discutir sobre distintas formas y grados de movilización indígena en el México de hoy, indagando dicha actividad desde las organizaciones más institucionalizadas hasta las menos formalizadas. En términos generales, el movimiento étnico en México tuvo un curso ascendente desde la aparición del movimiento zapatista en Chiapas, y aun desde unos años antes de esa referencia básica. Al menos desde el levantamiento de 1994 hasta marzo de 2001, el movimiento mostró un progresivo avance, que culminó en la mayor manifestación de apoyo a la causa étnica que se haya registrado en el país: la “Marcha del color de la tierra que llegó hasta el Congreso para exponer la voz de los zapatistas. No obstante, después de que aquella voz no fuera escuchada por la mayoría legislativa que aprobó una ley contraria a sus intereses, el movimiento declinó en su ritmo y presencia a lo largo del país. Un esfuerzo importante del EZLN para romper esa apariencia de reflujo, fue el anuncio en 2003 del establecimiento de las Juntas de Buen Gobierno, que coordinarían las actividades de sus municipios autónomos en torno a cinco diferentes “Caracoles”, y que se han mantenido con vida desde entonces.

Si bien ese esfuerzo ha logrado mantener el estilo zapatista de hacer propuestas “en el terreno de los hechos”, construyendo y ejerciendo la autonomía de facto; esto no ha podido evitar que en otros estados el movimiento y las organizaciones indígenas caigan en una situación de menor visibilidad o actividad aparente. Por momentos y en distintos lugares, hay elementos para preguntarnos si debemos investigar sobre la movilización o la desmovilización indígena de hoy. Por otro lado, vale, también, prevenirnos contra las apariencias visibles. El ciclo de visibilidad y latencia en que pueden y suelen vivir los movimientos asociados con las manifestaciones formales de las principales organizaciones étnicas no debe distraernos de otras expresiones más informales y de corte local del movimiento, en donde quizá podamos encontrar un escenario más activo y móvil.

Panel final: De la reforma indígena nacional a las reformas estatales

La intención de este panel de discusión es abordar –desde distintos puntos de vista calificados– los obstáculos y las perspectivas que tienen actualmente las reformas legales en materia indígena en los distintos estados del país, así como la posibilidad de una nueva reforma nacional (la reforma de la reforma).