se desposan con sus iglesias por medio del anillo, C. 15. de Vit. & honest. Et ibid. DD. Los párrocos pueden pasar de una parroquia a otra con licencia del obispo, C. 37. 7. q. 1. l. 35. tit. 6. p. 1.

TÍTULO VIII
DE LA AUTORIDAD
Y DEL USO DEL PALIO

179. Los arzobispos y los patriarcas, aunque estén consagrados, no obtienen la plenitud de su oficio, hasta que reciben el palio del sumo pontífice. Y aunque después de la confirmación y de la consagración se digan metropolitanos, no pueden ser llamados arzobispos, C. 3. h. t. y deben pedir el palio, o por sí, o por otro que tenga mandato especial y, por cierto, no una vez solamente, sino repetidas veces y solícitamente, C. 2. D. 100. instantemente, a saber, más instantemente, e instantísimamente y debe hacerse esto dentro de los tres meses desde el día de la consagración, o de la confirmación si ya estaba consagrado. Si por más de tres meses, por su culpa, la iglesia permanece viuda se le debe privar de la comunión, hasta que acuda al lugar, o no siga rehusándose a que lo consagren. Si la iglesia está viuda por su culpa más de cinco meses, no reciba ahí ni en otra parte el don de la consagración. Más aún, sujétese al juicio de su metropolitano, C. 1. D. 100. Y debe tal arzobispo, antes de la recepción del palio, prestar juramento de fidelidad y de obediencia, C. 4. D. 100. C. 4. de Election. Y ni por la objeción de un crimen se difiere la entrega del palio, a no ser que el que objeta el crimen jure que él no hace esto calumniosamente y se obligue a la pena del talión, o a otra extraordinaria y tenga prontamente las pruebas, esto es, que dentro de dos meses contados, desde el día de la colación, pruebe aquello que objeta, Extr. un h. t. int. com.
180. El palio se hace de la lana de dos corderos que, cada año, ofrecen las religiosas de Santa Inés en su fiesta y altar y que reciben los canónigos de Letrán, al tiempo de la esquila y entonces los entregan a los subdiáconos del pontífice. De su vellón, mezclando también otra lana se hace una banda de cuatro dedos, a manera de collar, de corona o de círculo que rodea los hombros y el pecho y tiene listones pendientes por una y otra parte, delante y atrás; tiene arriba cuatro cruces: adelante, atrás, a la derecha y a la izquierda. Estas cruces, según algunos, son rojas; según otros, o rojas, o negras. Pero Diego Ximénez in Lex Eccles. v. Pallium, dice que estas cruces ahora son negras, aunque antiguamente fueron rojas. Y considera que así se practica en todo el mundo. También se le fijan tres agujas doradas que tienen una piedra preciosa, a saber: ante el pecho, sobre el hombro izquierdo y atrás de la espalda. Actualmente, el palio debe ser de lana, no hecho de otra materia, aunque en tiempo de San Gregorio se hiciera de lino; así Clemente II al entregar el palio a Juan obispo de Salerno dijo: En el cual, porque es de vellón de oveja, entenderás que tú eres Pastor. También es llamado superhumeral y, según Alcuino, corresponde al racional del pontífice de los judíos. Pero ciertamente el palio corresponde a la vestimenta del sumo sacerdote que es llamada por los hebreos Ephod; por los griegos Epomis; por los latinos superhumerale. Véase González in C. 1. h. t. Suppl., Moreri Et Diction. de Trev. v. Pallium. Se dice que es tomado del cuerpo de San Pedro, en C. 4. de Election, porque lo bendice el papa en el altar de San Pedro, o porque significa como una partícula de la potestad eclesiástica que reside en San Pedro y en sus sucesores. O porque lo da el romano pontífice, sucesor de San Pedro, del que proviene esta potestad de dar el palio. Pues actualmente ha cesado el privilegio otorgado por el papa a los cuatro Patriarcas, a saber: al de Constantinopla, al de Antioquía, al de Alejandría y al de Jerusalén de dar el palio a sus sufragáneos, C. 23 de privileg. como claramente se tiene en el L. 5. tit. 5. p. 1. Ahí: E solamente el papa há poderío de dar el Palio á los Patriarcas, e a los Primados, e a los Arzobispos.
181. Usan palio los romanos pontífices, C. 4. h. t. y, por cierto, desde los primeros tiempos de la iglesia naciente. Otros lo usaban antiguamente sólo por especial concesión del pontífice. Así, San Pedro lo envió a Materno obispo de Tréveris, san Lino y otros a otros, hasta que comenzó a concederse indiferentemente a los arzobispos. Ahora pues, por derecho común, se concede a los patriarcas, a los primados y a todos los arzobispos. Y por privilegio se concede a los obispos de Ostia, de Pavía, de Luca, de Bamberga, de Dola y al Quinque Ecclesiense, Azor y otros, L. 16. tit. 5. part. 1. Ahí: E puede (el obispo) facer todas las cosas, que face el Arzobispo, fueras que non debe tener el Palio, como él, si non se lo oviesse otorgado el papa por su privilegio. Sólo el romano pontífice, siempre y dondequiera, usa palio en las misas solemnes: porque fue tomado para la plenitud de la potestad eclesiástica,