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¿qué le falta, pues, para que sea orden? ¿Es, acaso, más fuerte el argumento negativo de los adversarios, a saber que en el Concilio de Trento y en algunos cánones no se hace mención expresa de la tonsura?, Scilicet in C. 1. D. 77. C. 5. D. 93., cuando esto probaría, igualmente, que el acólito y el exorcista no tienen las órdenes: ya que en el C. 6. 27. q. 1. no se hace mención de ellos. Y ciertamente ahí mismo se hace expresa mención del salmistado que es lo mismo que la primera tonsura, y si en el Trid. sess. 14. de Ref. cap. 2. se distingue, por el contrario, la primera tonsura de las órdenes menores, esto prueba, solamente, que la primera tonsura no es una de las cuatro órdenes menores; pero no prueba que no sea orden, a la que se podría llamar, si se prefiere, la más pequeña o la quinta. Porque ¿con qué derecho, o razón rechazamos indebidamente tantas autoridades de los concilios, de los padres y de los sumos pontífices? Por lo mismo, Barbosa de Offic. & Pot. Episc. alleg. 2. n. 16. dice que ésta es la sentencia más cierta. Y, aunque los laicos suelen hacer el oficio que pertenece a la primera tonsura, más aún, que pertenece a las órdenes menores; sin embargo, los así tonsurados lo ejercen
por oficio y por especial asignación.
204. Del mismo modo, acerca del episcopado
hay una gran controversia, sobre si es un orden distinto del sacerdocio, en la que muchos aceptan cosas muy diferentes. Porque unos afirman
absolutamente, otros absolutamente niegan que sea verdadero y distinto orden; otros, por último, dejan indecisa la resolución con varias limitaciones, bajo las cuales ocultan su opinión. Estimo, sin embargo, que debe decirse que, aunque
el episcopado suponga necesariamente al sacerdocio
y, en cuanto a consagrar la eucaristía, no tenga el obispo mayor potestad que el sacerdote; sin embargo es un orden totalmente distinto del sacerdocio, porque tiene la potestad de ordenar a los sacerdotes y a otros ministros que sirven al sacrificio de la misa, y la consagración episcopal imprime un carácter, C. un. de Ordinat. ab Episc. que, aunque dependiente y conexo con el carácter sacerdotal, es sin embargo distinto de éste, como el carácter del orden se distingue del carácter del bautismo, aunque necesariamente lo suponga, C. 1. fin. de presbyt. non baptiz. y confiere una gracia al obispo consagrado, conforme
a aquello de D. Paul. 1 ad Tim. 4., donde hablando de la consagración de Timoteo como obispo dice: no descuides la gracia que te fue dada por la profecía con la imposición de las manos de los presbíteros, esto es: de los presbíteros u obispos. Y cuando el obispo es consagrado se dice que es ordenado en el C. 7. D. 23. Y son puestas como distintas ordenaciones la ordenación de los obispos
y la ordenación de los sacerdotes, lo que se comprueba por el Concilio Trid. sess. 23. cap. 4.,: enseña, además, el santo sínodo en la ordenación de los obispos, de los sacerdotes y de las demás órdenes, etc. Y el Can. 6. dice: Si alguno dijere que en la iglesia católica no existe una jerarquía instituida por ordenación divina que consta de obispos, presbíteros
y ministros, sea anatema. Y el Can. 7.: Si alguno dijere que los obispos no son superiores a los presbíteros, o que no tienen potestad de ordenar y de confirmar, o que la que tienen es común con la de los presbíteros, sea anatema. Finalmente, el orden episcopal tiene ministro propio, confiere una gracia y potestad especial y tiene materia y forma propia, e imprime carácter y, por lo tanto, nada parece faltarle para que sea sacramento. Véase: Vázquez. in 3. p., D. Thomas tom. 3. D. 240. cap. 3, Diana Concord. t. 4. tr. 8. f. 321, Barbosa de Offic. Episc. alleg. 1. ex n. 18, González in C. 7. h. t. n. 4.. En contra están D. Thomas in 4. D. 24. q. 2. art. 2. q. 2, D. Bonav. ibid. & com. TT. El episcopado
es, en efecto, como cierta perfección del sacerdocio, de tal modo que aunque el sacerdocio dado sin las otras órdenes valga, no así el episcopado,
Lacroix l. 6. p. 2. ex num. 2209.
205. Toda orden tiene materia y forma propia. La forma consiste en las palabras que son proferidas por el ordenante cuando se entrega la materia al ordenado y significan la potestad entregada en la misma orden. La materia, una es próxima y consiste en la entrega de la cosa, que es la materia remota. Esta, pues, es la cosa misma
o instrumento que se entrega al ordenado y significa la potestad que se comunica. Y, aunque en la Escritura no consta claramente acerca de las materias de los sacramentos, basta, sin embargo, la tradición de los Apóstoles, que se colige por la perpetua costumbre y por el uso de la iglesia, Barbosa de offic. Episc. alleg. 11. n. 9. La materia y la forma de las órdenes son éstas: 1. La materia de la primera tonsura es la entrega de la vestidura blanca, o sobrepelliz con el rape de cabellos. La forma es: Vístate el Señor, etc., o Ve que lo que cantas con la boca y lo que crees, lo compruebes con las obras. Y se da la potestad para el ministerio sagrado de cantar los salmos, las lecciones y los responsorios. Y a los así ordenados se les llama salmistas y cantores. C. 1. D. 21. C. 20. D. 23. 2. La materia del ostiarado es la entrega de las llaves de la iglesia y de la campana, con la que se llama al pueblo a la misma. La forma es: Obrad de tal manera, como que habréis de dar cuenta a Dios, por estas cosas que se guardan con estas llaves. Tales los Ostiarios,
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