en este caso recibe un sacramento válido, pero informe: y, por lo tanto, una vez que se quite el óbice o la simulación, por medio de la contrición, o la atrición con la penitencia, revive el sacramento y causa la gracia, lo cual, al menos de algunos sacramentos es cierto, D. Thom. in 3. p. q. 69. art. 10, Salmanticenses tract. 1. cap. 5. p. 5. Y no hay para qué disputar más de esto.
252. El efecto principal de los sacramentos de la nueva ley es conferir la gracia ex opere operato, siempre y a todos los que no ponen óbice y los reciben correctamente, Trid. sess. 7. de Sacram. in genere. Can. 6. 7. & 8., a saber, según su propia medida, que el Espíritu Santo distribuye a cada uno como quiere y, según la propia disposición y cooperación de cada quien, Trid. sess. 6. De Justificat. c. 7. En la recepción de los sacramentos la gracia se da de tres modos diferentes: 1. En efecto, primeramente confieren la gracia justificante, o que hace grato al hombre y lo santifica; y pueden conferirle un aumento de la gracia, si lo encuentran ya constituido en gracia al recibirlos. 2. Confieren los dones y las virtudes infusas, que acompañan a la gracia habitual y con su aumento crecen. 3. Confieren la gracia sacramental propia de cada sacramento, que consiste en los especiales auxilios de la gracia actual, que son sucesivamente conferidos, conforme ocurren las ocasiones que miran al fin del sacramento, D. Thom. in 3. p. q. 62. art. 2. Así: 1. En el bautismo se confieren los auxilios especiales para recibir dignamente los demás sacramentos, para guardar los preceptos de Cristo y para vivir cristianamente. 2. En la confirmación se confieren auxilios especiales para confesar firmemente la fe. 3. En la penitencia se da la gracia para detestar los pecados y para satisfacer por los delitos cometidos. 4. En la eucaristía se confiere la gracia para precaver y superar las tentaciones y para realizar frecuentes actos de virtudes. 5. En la extrema-unción, se confiere la gracia para resistir a las tentaciones en el peligro de muerte. 6. En el orden, se da la gracia para desempeñar rectamente los deberes de las órdenes. 7. En el matrimonio, se confiere la gracia para fomentar el mutuo amor y para guardar la fe conyugal. Así, S. Tomás, Suárez Bonacina de Sacram. D. 1. q. 4. Punct. 5, Salmantienses tract. 1. de Sacram. cap. 5. punct. 3. & alii.
253. Ninguno de los sacramentos de la antigua ley imprimían carácter espiritual, sino sólo algún signo corporal, según S. Tomás, Suárez y otros, pero en la ley de gracia tres sacramentos, a saber, el bautismo, la confirmación y el orden, además de la gracia que confieren, tienen otro efecto especial, a saber, que imprimen en el alma cierto signo indeleble que los griegos llaman carácter, D. Thom. in 3. p. q. 63. art. 2.: Debe decirse que los sacramentos de la nueva ley imprimen carácter, en cuanto por medio de ellos los hombres son destinados al culto de Dios, según el rito de la religión cristiana. y art. 6. in. Corp. concluye: Por estos tres Sacramentos se imprime carácter, a saber, por el bautismo, por la confirmación y por el orden. Y ciertamente por medio del bautismo el hombre es destinado y consagrado al culto de Dios; se hace miembro de la iglesia y se distingue de los infieles; en la confirmación se da un carácter como signo militar, porque en ella el hombre es constituido como soldado de Cristo, destinado por oficio a profesar públicamente la fe de Cristo y luchar por ella. En el orden el hombre se destina especialmente para el culto de Dios, como propio ministro de Cristo y queda distinguido de los otros miembros de la iglesia, Suárez in 3. p. D. 11. ex sect. 1, Salmanticenses tr. 1. cap. 6. Los otros cuatro sacramentos no imprimen carácter: porque por ellos no se destinan los hombres a algún culto de Dios, sino que son sólo ciertos actos especiales del culto divino, ordenados a especiales efectos, como la penitencia para la remisión de los pecados, la eucaristía para la nutrición de la caridad; la extrema-unción fue instituida para ayudar al hombre constituido en peligro de muerte; el matrimonio para ayudar a los hombres en las cargas de la vida conyugal, Suárez in 3 p. D. 11. sect. 1., quien después añade que la impresión de este carácter en los tres predichos sacramentos, proviene de la institución y de la voluntad de Cristo, la cual dice que es la razón a priori. Y creo que esto es cierto. El carácter se imprime inmediatamente en el alma, como se colige por el modo de hablar de los concilios, Trid. sect. 7. Can. 9. y, juntamente con otros, sostiene Suárez in 3. p. D. 11. contra los Tomistas que sostienen que se imprime en el intelecto, y contra los Escotistas que sostienen que se recibe en la voluntad.
254. Los tres sacramentos que imprimen carácter en el alma, a saber, el bautismo, la confirmación y el orden, no se pueden repetir, C. 8. de Cons. D. 5. Trid. sess. 7. Can. 9. Los otros cuatro, que no imprimen carácter, son repetibles. Cuando San Augustín in C. 74. 1. q. 1. dice: La imposición de la mano, no es como el bautismo, que no puede repetirse, ¿qué otra cosa es, entonces, sino la oración sobre el hombre?, no habla de la confirmación, que se designa como imposición de la mano