 |
|
de Rest. spoliator. Porque un gran beneficio
o perjuicio se sigue de la posesión de la cosa, o de su carencia. Casi lo mismo es según el derecho español, como se colige ex L. 9. l. 10. tit. 7. lib. 5. R. C. Pichardo in Man. p. 4. praec. 12. 12. Tampoco se admite la apelación en la causa de diezmos, c. 26. in fin. de Decim., a no ser que el feligrés muestre la exención; ni en la de nombramiento
a cargos hecho por autoridad pública, pero para utilidad privada, v. gr., para tutela, porque se debe alegar una excusa, pero si ésta no es admitida, debe apelarse, L. 1. §. 1. ff. Quand. Appelland.; otra cosa es, si el nombramiento se hace por autoridad y para utilidad pública, ya que entonces es lícito apelar de tal nominación. L. 2. C. de Decurion. 13. Cuando las causas no admiten dilación, como las causas de alimentos para el futuro; tampoco los salarios de los sirvientes
admiten apelación, al menos suspensiva, L. fin. ff. de Appellat. recipiend. l. 6. tit. 18. lib. 4. R. C. 14. Aunque antes de la sentencia puede apelarse, nunca después de ella, en los crímenes de herejía, c. 18. de Haeret. in 6. de moneda falsa, L. 1. C. de Fals. monet. de lesa majestad, L. 16. ff. h. t. y de rapto, L. un. V. Sin autem. C. de Rapt. virgin. l. 16. tit. 23. p. 3. Por último, se rechaza la apelación frívola o frustratoria que se interpone por leve causa o sólo para alargar el juicio, c. 53. h. t. Pichardo in man. p. 4. Praec. 14. et alii.
274. El litigante, pues, que se siente agraviado
sin duda alguna en la sentencia dada por un juez inferior, puede acudir al remedio de la apelación, L. 32. C. h. t. c. 3. c. 8. 2. q. 6. Sin que por esto deba pensar el juez que se le hace una injuria, L. 20. C. h. t. Y aquel juez inferior, de cuya sentencia alguno apela, se llama juez a quo [del cual se apela]. Y ciertamente ante él debe apelar la parte, L. 22. t. 23. p. 3; de otra forma, la apelación no tiene ningún efecto en lo absoluto. Barbosa in C. fin. h. t. n. 17. Y esto se hace para que al mismo juez se dé a conocer la apelación y no se avance en la causa. Si la sentencia fue dada por varios jueces, se apela ante todos, congregados
simultáneamente; pero si no puede reunirse a todos, se apela ante la mayor parte o ante aquellos,
o aquél, con quien se puede. Cl. 1. h. t. Si no se cuenta con ninguno, se apelará ante el juez ad quem [ante el cual hay que apelar]. Si ni de éste puede disponerse, se apela ante varones honrados o ante un notario, el cual empleando testigos elaborará un instrumento relativo a tal apelación, c. 29. §. Si quis. 2. q. 6. Pero el que así apela debe protestar que hubiera apelado ante el juez a quo [del cual se apela], si hubiera podido tenerlo a la mano, y desde luego al mismo debe hacer saber la apelación, a no ser que la hubiere sabido por otro medio. Si por miedo grave recaído sobre un varón constante (pero no por miedo leve) no se atreve el agraviado a apelar ante el juez a quo, o por otro justo impedimento no lo puede hacer; entonces ante un notario público o ante varones honrados, hará protesta de aquello por lo que no se atreve o no puede apelar ante el juez a quo, con expresión de la causa de la apelación. Y esta protesta,
hecha dentro de los diez días, hace las veces de apelación, C. fin. h. t. l. 22. l. 27. tit. 23. p. 3. Et ibid. Gregorio López. Pichardo in Manud. p. 4. praec. 5. Como la apelación es recurrir de un juez inferior ante un juez superior, es manifiesto que no se puede apelar del papa, que es el supremo príncipe de la iglesia, c. 15. c. 16. c. 17. 9. q. 3., ni siquiera ante el concilio general futuro, pues éste no es superior al papa; más aún, los que así apelan son excomulgados, in cas 2. Bull. Coenae. Porque, como dice el pontífice in cap. 15. 9. q. 3. Los hechos de nuestros súbditos son juzgados por nosotros. Pero los nuestros los juzga Dios. Et in c. 17. 9. q. 3. La iglesia juzga todas las cosas, por todo el mundo, pues la sacrosanta romana iglesia tiene el derecho de juzgar acerca de todas las cosas, y a nadie le es lícito juzgar acerca del juicio de ella. Así de cualquier parte del mundo se debe apelar a ella; pero de ella a nadie está permitido apelar. Igualmente, tampoco se puede apelar de un concilio general aprobado por el pontífice, L. 4. C. de Summ. Trinit. Tampoco se apela de todo el colegio de cardenales, ni de la última sentencia de la Rota. Igualmente, en un juicio secular no se apela del príncipe supremo, ni de los supremos tribunales que inmediatamente lo representan, L. 1. §. 1. et 2. ff. A quib. appellar. l. 17. tit. 23.
|