 |
|
espiritual del alma, según aquello de Cristo Señor en Mateo 5. v. fin. Sed pues perfectos. Y nadie puede obtener de otro modo la vida eterna y la gloria. Y esa perfección
consiste, según el mismo testimonio de Cristo, en la observancia de los mandamientos de la ley. Mateo 19. v. 17: Si quieres entrar a la vida guarda los mandamientos Y en la violación de esta ley consiste la muerte espiritual del alma, según
aquello: El pecado una vez consumado engendra
la muerte. Pero más allá de la predicha perfección
común y necesaria a todos los cristianos se da otra perfección que es para ser mejor, y simplemente
se llama perfección, porque a la observancia
de los mandamientos añade además la observancia de los consejos del evangelio. Suárez de Relig. tom. 3. lib. 1. cap. 10. Entre las religiones
hay una triple diferencia: unas se dedican a la vida activa que consiste en el ejercicio de las obras de misericordia temporales y espirituales, como las religiones militares y hospitalarias; otras se dedican a la vida contemplativa, y en razón de su misma institución pasan su tiempo en la contemplación
divina y en la oración, como las religiones
monásticas de los santos Basilio, Benito, Bernardo, de los cartujos, etc. Y esta vida contemplativa
es de una mayor perfección. Según aquello de Cristo Señor en Lucas 10. v. fin. María escogió la mejor parte. Finalmente otras se dedican a la vida mixta, porque atienden a ambas igualmente,
como las religiones de los santos Agustín, Domingo, Francisco, de la Compañía, y semejantes.
Y ésta es más perfecta que las otras dos Sto. Tomás 2. 2. q. 188. art. 6. in corp. donde dice: Así como es mejor que el sol ilumine y no sólo brille, así es mejor el entregar a otros las cosas contempladas que el sólo contemplarlas. Así pues el sumo grado en las religiones lo tienen las que se ordenan a enseñar y predicar: que están muy cercanas a la perfección de los obispos. Además unas de estas religiones son monacales, otras clericales, unas mendicantes, otras hospitalarias y otras militares. Las monacales son las que se dedican principalmente a la vida contemplativa
y solitaria. c. 4. c. 5. 16. q. 1. donde se dice: El monje no tiene oficio de enseñar sino de llorar. Si deseas ser lo que dices, mónaco o monje, que significa solo, ¿qué haces en las ciudades que ciertamente no son morada de solitarios, sino de multitudes? También se les llama eremitas porque habitaban en el desierto, aunque los eremitas propiamente no eran monjes. Sin embargo, actualmente,
en las cosas favorables el nombre de monjes se extiende a todos los religiosos, aunque no sean monacales. Clericales son las órdenes que principalmente se dedican a los ministerios espirituales,
como nuestra Compañía. Trid. sess. 25. de Regul. cap. 16. Y Otras son mendicantes, que llevan una vida mixta, viven de las limosnas de los fieles y por razón de su misma institución excluyen
la posesión de bienes inmuebles. Tales son las religiones de los santos Domingo, Francisco, Agustín, la de los Carmelitas. c. un. §. Sane. de Religios. domib. in 6. , nuestra Compañía, aun en cuanto a los escolásticos, y otras, por concesión de diversos Pontífices. Son hospitalarias las que se ordenan en primer lugar al ejercicio de la hospitalidad,
a recibir peregrinos y a curar enfermos como son las religiones de San Juan de Dios, de San Hipólito y otras de esta clase. Además es conveniente que se instituyan algunas religiones que se dediquen al estudio de las bellas artes y de las ciencias, porque el estudio ilumina, ayuda a la contemplación, quita los errores que en la contemplación
de las cosas divinas frecuentemente les acontecen a aquellos que ignoran las Sagradas Escrituras. Además, el estudio es necesario para predicar y para ejercer las demas cosas de esta clase. Y así el Apóstol escribe a Tito, acerca del obispo, a cuyo oficio pertenecen tales acciones: Debe ser guardador de la palabra fiel que se ajuste a la doctrina de suerte que pueda exhortar con doctrina
sana y arguir a los contradictores. También el estudio de las letras es conveniente a la religión, en cuanto a aquello que es común a toda religión,
ya que sirve para evitar la lascivia de la carne.
Por lo que también San Jerónimo dice al monje Rústico: Ama la ciencia de las Escrituras y no amarás la vida de la carne. Así Santo Tomás 2. 2. q. 188. art. 5. in corp. Y él mismo dice en el art. 3. : La profesión militar puede ordenarse al servicio de los prójimos, no sólo en cuanto a las personas privadas, sino también en cuanto a la defensa de toda la república; por lo cual dice de Judas Macabeo (I Macab. 3. 2. ) que sostenía las batallas de Israel con alegría, y acrecentó la gloria de su pueblo. Puede ser ordenada también a la conservación del culto divino, por lo cual se añade allí mismo haber dicho Judas (v. 21): Nosotros peleamos por nuestras vidas y por nuestras leyes. Y más adelante (c. 13,3) dice Simón: Vosotros sabeis cuánto hemos peleado yo y mis hermanos y la casa de mi padre por las leyes y las cosas santas. Resulta pues que puede ser instituida convenientemente alguna religión para la milicia, no por algo mundano, sino por la defensa del culto divino y la pública salud, o también de los pobres y oprimidos, según aquello (Ps. 81,4): sacad al pobre y librad de la mano del pecador al necesitado. Y así en nuestra España se han instituido órdenes militares
de Santiago, de Alcántara y de Calatrava de las cuales nuestros reyes católicos, por concesión pontificia, son los Maestres perpetuos.
|