redimió, como dice el texto, y con él Sto. Tomás. Y se puede decir todos los días, aunque sólo una vez en el año, esto es, en la Semana Santa se conmemore la pasión de Cristo en cuanto que su efecto aplica a los fieles; pero en el Tiempo de Pasión, se conmemora la pasión de Cristo, porque en este sacramento se conmemora la pasión de Cristo sólo en cuanto que, en nuestra misma Cabeza se realizó, lo cual aconteció sólo una vez, pero cada día el fruto de la pasión del Señor la reciben los fieles, y, por lo tanto, aquella conmemoración se hace una sola vez al año, pero ésta cada día por el fruto y la constante memoria. Pero no es lícito decir al día muchas misas, a no ser que urja la necesidad, v. gr. cuando un párroco tiene dos iglesias distantes. Porque entonces puede el párroco decir misa en uno y otro lugar, pero debe estar en ayunas para celebrar. Mas raramente le será lícito celebrar más de dos veces. L. 50. tit. 4. p. 1. et ibid Gregorio López. Pero aumentando la necesidad hasta tres misas se pueden decir. Lacroix lib. 6. p. 2. n. 239. En la noche de la Natividad de Cristo, por cierto, es lícito a todo Sacerdote decir tres misas, c. Nocte Sancta 48, de Cons. D. 1. et ibid Glossa. Se celebra la primera antes del día, la cual significa el tiempo antes de la ley cuando estabamos en tinieblas; mientras la segunda informa y significa el tiempo de la ley, cuando aún no se tenía pleno conocimiento de Dios; la tercera en el día, a su vez, significa el tiempo de gracia, cuando ya se tenía pleno conocimiento, L. 49. tit. 4. p. 1., como se canta en aquellos versos: La primera misa en la noche, la segunda al amanecer, y la tercera a plena luz, es decir, la primera en el tiempo de Noé, la segunda en el de David y la tercera en el de la Santa Cruz, o de otro modo, la primera sin ley, la segunda en la Ley de Moisés y la tercera en la Ley de Cristo. Otros en cambio discurren así: Tres misas se han de celebrar en la Navidad de las cuales la primera simboliza el nacimiento de Cristo, la segunda los gozos de su venida y la tercera el cumplimiento de las promesas de la Ley Sagrada. S. Thom. in 3. p. q. 83. art. 2. dice que estas tres misas denotan la triple natividad de Cristo: de las cuales la primera es la eterna, oculta para nosotros, y por lo tanto se canta de noche; la segunda es espiritual porque Cristo nace como una luz en nuestros corazones, y por lo tanto se canta en la aurora; la tercera es corporal, en cuanto apareció visible para nosotros, nacido de la Virgen, y por lo tanto se canta de día, y a la clara luz, después de tercia. Pero esto se entiende de las misas conventuales, no de las privadas, como lo atestigua la costumbre. Y aunque en tal noche no debería dárseles la Eucaristía a los fieles, sin embargo, por costumbre muchos suelen recibir la comunión. < Pero ya por algunos obispos se prohibe que, después de cantada la primera misa, se celebren las otras dos inmediatamente y que los fieles comulguen, como a menudo ha sido respondido por la S. C. de R. > Ningún sacerdote, ni el párroco, está obligado a decir las tres misas, ya que esto se concede a modo de privilegio, que se puede, pero no se está obligado a utilizar. c. 6. de Privil. Si el sacerdote dice pues una sola misa, debe decir la tercera en cuanto que corresponde al oficio, o también puede decir la misa que corresponda al momento que celebra: si en la noche la primera; si en la aurora, la segunda; si ya en el día claro, la tercera. Y en cualquiera que diga debe hacer conmemoración de Santa Anastasia. No puede el sacerdote celebrar dos veces, y comulgar una vez al modo de los laicos. Solamente se le concede la facultad de triplicar el sacrificio, pero no, la de comulgar tres veces fuera de él. El párroco que tiene dos parroquias, puede en una celebrar una, y las otras dos celebrarlas en la otra. Pero si quisiera puede, usando del privilegio, decir tres misas para fomentar la devoción de ambos pueblos, Suárez. Además, en el reino de Valencia, en el día de los difuntos, pueden los sacerdotes seculares celebrar dos misas, y los regulares tres, como traen Trullench, Lacroix. lib. 6. p. 2. n. 235. y otros., que también traen otros privilegios semejantes. < Y últimamente Benedicto XIV a instancias de Fernando VI y Juan V, reyes de España y Portugal, concedió que todos los presbíteros seculares y regulares de ambos reinos pudieran celebrar tres misas en el día de la conmemoración de los difuntos, de tal modo que la misa segunda y tercera deban aplicarse en común por todos los fieles difuntos, sin que se pueda recibir limosna por ninguna de ellas. Así in Const. Cum nobis, del 26 de Agosto de 1748.> El que, fuera de los casos previstos por el derecho, celebra dos o más veces, debe ser castigado por los inquisidores, a los cuales corresponde el castigo de esta clase de delitos, González in c. 2. h. t. Además, en la noche de Navidad son bendecidos por el Pontífice la espada y el bonete que suelen ser enviados a los príncipes y duques para significar que la potestad secular y la administración de la justicia debe ser recibida del Rey de los Reyes. Si el duque está presente debe cantar la quinta lección del oficio de esta noche, vistiendo el sobrepelliz sobre el cual se ciñe la espada y además se pone la capa pluvial blanca, que del lado derecho está abierta, y lleva el bonete en la cabeza, el cual, cuando canta la lección se lo quita y lo entrega al ministro. Y antes de que pida la bendición, sacando la espada de su funda, golpea por tres veces la tierra y por tres veces la hace vibrar en el aire, y sobre el brazo izquierdo limpiándola, la repone en su funda, y canta la lección.