Y una vez terminada se quita los predichos paramentos. Pero si asiste el emperador, como Federico IV, en el año de 1468, en tiempos de Paulo II, del cual se dice que asistió, no se cubre con el bonete, porque es insignia ducal, sino que sus escuderos lo llevan en la mano, y lleva el manto pluvial según se acostumbra, y con la espada desnuda, según se dijo, canta la lección séptima: Salió un edicto de Cesar Augusto. Y al mismo lo asisten dos cardenales diáconos, y es suficiente con que cante hasta la mitad, si no quiere cantar la lección íntegra, la cual entonces la proseguirá uno de los diáconos asistentes, Así Jacobo Macri, y otros.
363. En la Cena del Señor, o día del Jueves Santo, o feria V de la Semana Mayor (las cuales expresiones significan todas lo mismo) a cualquier sacerdote le está permitido celebrar privadamente, por lo menos antes de que comience la misa solemne, como sostienen Suárez, Vázquez, Lugo y otros con Lacroix, lib. 6. p. 2. n. 231. El que tiene varias parroquias debe en la Cena del Señor, decir la misa en la principal, y allí erigir el monumento. En todas partes se ha introducido la costumbre de que los presbíteros y diáconos de cada iglesia en la Cena del Señor, comulguen de mano de su pastor en la misa solemne, en representación de Cristo Ntr. Señor, que ese día celebró la primera misa y les dio la comunión a los Apóstoles, en cuya memoria sólo el primer sacerdote celebra, y los otros comulgan. Esta costumbre aunque no es obligatoria convendría que se observara en todas partes. Pero ahora urge una mayor obligación por el Dec. S. Cong. del 17 de Septiembre de 1608. En el día de la Parasceve, o Viernes Santo, o Feria VI de la Semana Mayor, como la iglesia conmemora el sacrificio cruento de Cristo, no se celebra la misa, en la cual se inmola incruentamente, C. 13. de Cons. D. 3. & S. Thom. in 3. p. q. 85. art. 2. ad 2, dice que accediendo la verdad, cesa la figura. Y este sacramento es cierta figura y ejemplo de la pasión del Señor, y por lo tanto en el día en el cual se conmemora la pasión de Cristo, en cuanto realmente se hizo, no se celebra la consagración de este sacramento. Sin embargo para que la iglesia, aun en este día, no se quede sin el fruto de la pasión, que se nos representa por este sacramento, el cuerpo de Cristo consagrado el día precedente es reservado, para la comunión. Pero no la Sangre por el peligro de que se derrame, y porque la sangre es la imagen especial de la pasión del Señor. Y para que el mismo día no se represente a Cristo viviendo y hablando, cuando primero se le veneró muerto. La recepción de la Eucaristía en tal día por el celebrante, no es propiamente sacrificio. Cuando él dice: Así sea nuestro sacrificio, etc. sacrificio se toma por la cosa sacrificada, que es Cristo que va a recibir el que celebra los oficios. Lo mismo es cuando dice: Orad, hermanos para que este sacrificio y mío y vuestro, etc. Así Suárez y otros con Lacroix lib. 6. p. 2. n. 13. Antes en la Parasceve, o viernes santo, comulgaban los fieles, pero ahora está prohibido ex Decr. S. Cong. del 19 de Febrero de 1622. Pero por viático debe darse. Si el párroco en el día de la Cena no dejase hostia para el día viernes, debe más bien omitir que realizar los oficios que en tal día, Lacroix lib. 6. p. 2. n. 233. Antes el Sábado Santo no se decía la misa, sino en la misma noche se leían las profecías, ya que entonces por todo el día del Sábado la iglesia representaba el descanso y soledad de Cristo en el sepulcro y estaba inmersa en tristeza esperando la resurrección de Cristo. Y por lo tanto, todo ese día hasta la media noche, y al inicio del día domingo se privaba de la oblación del sacrificio. Pero después, anticipó la celebración, y desde la hora, en la que se celebra el oficio del Sábado comenzó a recordarse con alegría y gozo la resurrección de Cristo. De aquí que ya, desde esa hora, cesa la razón por la cual se podía prohibir el sacrificio, y por consiguiente, ya se considera revocada la prohibición de celebrar, como de hecho la iglesia, ya desde entonces, ofrece el sacrificio el mismo día sábado antes del medio día. Pero no es lícito decir otras misas, aun privadas, fuera de la solemne, no obstante, cualquier costumbre, como fue decretado por la S. Cong. de R. el 11 de Marzo de 1690, aprobándolo el romano Pontífice, según Lacroix lib. 6. p. 2. n. 234. Ni tampoco (como algunos dijeron) el Sábado Santo, aun después de la misa solemne, ni el día jueves antes de la misa solemne, puede celebrarse misa solemne de cuerpo presente, ni misas privadas, Lacroix lib. 6. p. 2. n. 507. Si la fiesta de la Anunciación ocurre en el Viernes Santo o en Sábado Santo, por decreto de la S. Cong. de R. del 11 de Marzo de 1690, aprobado por Alejandro VIII, no sólo en el coro, esto es, en cuanto al oficio y la misa que se han de decir el mismo día, sino también en el foro, esto es, en cuanto al precepto y obligación de oir misa y de dejar las obras serviles, se transfiere al lunes después del domingo in Albis, trasladando a otro día cualquier otra fiesta que ocurra quizá en él, a no ser que fuere de más alto rito. Si la fiesta de la Anunciación incidiese entre el Domingo de Ramos hasta el domingo in Albis inclusive, sólo se transfiere en el coro, esto es, en cuanto al oficio y misa que se han de decir, al lunes después del domingo in Albis. Pero no se transfiere en el foro, en cuanto a la obligación de oir misa y de abstenerse de los trabajos