en alguna iglesia, antes de que se revista de los paramentos para celebrar, debe primero quitarle la estola el cardenal diácono, y en su defecto el último cardenal presbítero. Además, un cardenal puede usar estola, cuando predica en su Iglesia titular, pero la lleva abajo de la muceta, a diferencia del Papa que la lleva sobre la muceta. Fuera de la ciudad de Roma, los cardenales, y también los obispos, pueden llevar la estola sobre la muceta cuando predican. En el Texto in c. 9. D. 23, se prohibe bajo excomunión que el Sacerdote se acerque a la misa, bien sea a ofrecer el sacrificio, bien a comulgar el cuerpo y la sangre de nuestro Señor Jesucristo, aunque sea en un oratorio si no lleva la estola sobre los hombros. Sin embargo, comulgar sin estola, lo excusan Bonacina, Macri, y otros, como también dar sin ella la comunión a un enfermo, Lacroix lib. 6. p. 2. n. 335. Las bendiciones de los frutos, de las candelas y de las otras cosas, que a cada sacerdote se le permiten, debe hacerlas revestido de sobrepelliz y de estola, que debe ser de color morado en todas las bendiciones, en las que hay exorcismos, o por lo menos del color del día, como se prescribe en el ritual. El diácono no puede cantar el evangelio sin estola porque profiere las palabras de Cristo, sin embargo sólo lleva la estola en hombro izquierdo para que sepa que es ministro del evangelio, no el principal celebrante. En cambio el sacerdote debe llevarla en ambos hombros. A la estola también se le llama orario, ya que se les concede a los oradores o predicadores, como dice Alcuino. También algunas veces se le llama epitraquelion, de una palabra griega que significa círculo o collar. 6. El sexto ornamento es la casulla, llamada así de casa, según Rabano. De modo que cubre a todo el hombre como una casa pequeña. Los griegos la llaman planeta, como estrella errante, porque antiguamente muy al principio, no tenía mangas y sus lados caían libremente sobre brazos y espaldas, y circundaba todo el cuerpo, de aquí que se le llamara planeta inapropiadamente. E indica la túnica escarlata o purpúrea con la cual Cristo fue vestido para burla de los soldados. También según Suárez la casulla significa, junto con la estola, el yugo del Señor, como se desprende de la oración donde dice: Señór, que dijiste, mi yugo es suave y mi carga ligera, haz que de tal modo lo pueda llevar sobre mí, que consiga tu gracia. Pero por diversa razón que la estola: ya que ésta significa el yugo de la cruz de Cristo, y el planeta el yugo del amor. La estola significa la paciencia y fortaleza, que es necesaria para llevar el yugo; la casulla la suavidad y dulzura de este yugo, que proviene de la caridad. A la casulla también se le llama casilla, albornoz, manto, superhumeral. El obispo, cuando celebra de pontifical, se calza las sandalias, se quita la capa, se lava las manos, se reviste del amito y del alba, se pone cíngulo, recibe la cruz pectoral, la estola, la tunicela, la dalmática, los guantes, la planeta, la mitra, el anillo, el manípulo. Para todos los cuales reza las fórmulas prescritas en el misal. Todas estas son las vestimentas sagradas y benditas con las cuales, como si fueran armas, se pertrecha el sacerdote como defensor y luchador que peleará contra el antiguo enemigo. Y así las sandalias las toma como espuelas, el amito cubre su cabeza como un casco, el alba rodea todo el cuerpo como con una coraza, toma el cíngulo como arco, con la estola se circunda el cuello como el que hace vibrar la lanza contra el enemigo que resiste; el manípulo lo usa como maza, con la casulla se protege como con un escudo, en la mano lleva el libro como una espada; y así armado completamente por la confesión, renuncia al dominio del diablo. Así Juan Belet. en su Ration. Seis de las predichas vestes deben ser bendecidas para el sacrificio de la misa. arg. c. 42. de Cons. D. 1. El alba, la estola y la planeta se dicen paramentos mayores; y el amito, el cíngulo y el manípulo, paramentos menores. Decir la misa, voluntariamente sin alguno de los mayores, es falta grave. Celebrar sin alguno de los menores, si excusa la necesidad, no es ningún pecado; fuera de necesidad, será falta venial por la parvedad de la materia, aunque otros discurran más rígidamente. Celebrar absolutamente sin ninguno, sólo puede excusarse por temor a la muerte, si no cede en desprecio de la fe o la religión, ya que entonces de ningún modo puede hacerse, según opinión común.
368. Hay además algunas otras vestes propias de los clérigos, de las cuales en esta ocasión, y en ninguna otra mejor, que en la presente, conviene decir algo. La sobrepelliz es una indumenta eclesiástica común a todo el clero. Se llama también en italiano cota o de cierta voz griega que significa túnica, o del árabe Kittan, que es lo mismo que lino, ya que de esta materia se hace la sobrepelliz. Y ciertamente así se llama porque antiguamente sobre la túnica se ponían pelicias hechas con pieles de animales, lo cual todavía se observa en algunas iglesias para representar que Adán por el pecado se cubrió con pieles. La sobrepelliz por su blancura simboliza la inocencia,