la limpieza y pureza de la castidad por la cual el sacerdote debe resplandecer. Y ciertamente todos los clérigos pueden usarla para los sagrados ministerios. Otra es la dalmática que usa el diácono en las misas solemnes, en las procesiones y en las bendiciones solemnes, llamada así por Dalmacia, donde primero se utilizó según S. Isidoro. Y es signo de alegría, c. 3. D. 76. Y significa la túnica inconsútil. Y ciertamente comenzaron a usarla por la incomodidad del colobio, que usaban antes los antiguos, según lo atestigua Alcuino. Era el colobio una veste sin mangas. Los subdiáconos tienen su propia veste que es la tunicela, y que debe ser más larga y más estrecha que la dalmática. Pero ahora principalmente en nuestra España a una y otra se le llama indistintamente dalmática, y son de la misma forma. También los sacerdotes antiguamente se ponían las dalmáticas antes del uso de las casullas, pero después cuando comenzaron a usar las casullas, el Papa S. Silvestre concedió las dalmáticas a los diáconos. En algún tiempo en la iglesia ni a los diáconos ni a los obispos les estaba permitido usar dalmática, sin el permiso del Papa. c. 10. D. 23. Pero después todos los obispos bajo la casulla siempre usan dalmáticas, de modo que actualmente el obispo usa al mismo tiempo dalmática y tunicela y los ornamentos de todos para demostrar que él tiene todas las órdenes como aquéllos que a otros las confieren. Pero los sacerdotes menores, como no los confieran, por lo tanto no los llevan. En cámbio debe llevarlos el Pontífice, que más expresamente que el simple sacerdote lleva la semejanza del Salvador en los ornamentos y en el oficio. Ordinariamente, la dalmática y la tunicela las usan el diácono y el subdiácono en la misa solemne, en las procesiones y en las bendiciones, cuando ayudan al sacerdote. Las usan también en los días de ayuno (fuera de la vigilia de Todos los Santos) y en los domingos y en las ferias de adviento y cuaresma y en las vigilias de Pentecostés, antes de la misa (exceptuada el domingo Gaudete, aunque se repita su misa dentro de la semana, y el domingo Laetare), en la vigilia de la Navidad del Señor, el sábado santo en la bendición del cirio y en la misa, y en las cuatro témporas de Pentecostés, y también en la bendición de las candelas y en la procesión en el día de la purificación de la Sma. Virgen María, y en la bendición de las cenizas y de las palmas y en las procesiones. En las catedrales y en las principales iglesias se usan planetas dobladas sobre el pecho. El diácono cuando va a leer el evangelio deja la planeta y entonces la dobla en el hombro izquierdo sobre la estola, o se pone otro género de estola más ancha, a modo de planeta doblada. Y hecha la comunión, toma la planeta como al principio. Igualmente el subdiácono la deja cuando va a leer la epístola, la que lee con el alba, y una vez terminada y habiendo besado la mano del celebrante, toma la planeta como antes. En las iglesias menores, los predichos días de ayuno, sirven sólo revestidos con alba, los subdiáconos con manípulo y los diáconos con estola, cruzada del hombro izquierdo hacia abajo del derecho, como se indica en Rubric. Missal. En la capilla pontificia llevan los diáconos y subdiáconos además del manípulo en las mangas del alba adornos del color de la fiesta que se celebra, puestos según un antiguo rito. Hay también otra veste, que se lleva en las procesiones y en las bendiciones solemnes, y se llama capa, porque cubre los demás ornamentos y a todo el hombre, tiene capucha, que simboliza el gozo supremo, y por defender de la lluvia, comúnmente se llama capa pluvial, y se cree que corresponde a la túnica legal, de la que se habla in Exod. 28: Harás también una túnica superhumeral toda de púrpura violácea. Llevará arriba una abertura en el centro. Y en la orla del manto, todo alrededor, pondrás granadas de púrpura violáecea, roja y escarlata. Sin embargo, no se bendice ya que no se ordena al sacrificio de la misa, y es común a todos los órdenes eclesiásticos. Por el nombre de capa también se entiende la capa magna o capa larga con capucha, con pieles o sedas sobrepuestas según la exigencia de los tiempos, la cual usan los cardenales, los obispos y en muchas catedrales también los canónigos. La capa significa la eminencia de la dignidad sacerdotal, la longitud de la cauda denota que la dignidad sacerdotal durará hasta el día del juicio. La piel que lleva en el cuello y alrededor del pecho advierte al prelado que es pecador o también se pone como memoria de la muerte. En maitines, aunque sean solemnísimos, no se debe usar la pluvial u otro parlamento, sino al tiempo de la lección novena, que es recitada por el hebdomadario, que a una con dos cantores se reviste de pluvial, y continúan después la recitación de laudes con las mismas solemnidades con que suelen hacerse en las vísperas del mismo día. Cuando el celebrante usa capa pluvial, siempre se quita el manípulo, y donde no puede haber pluvial en las bendiciones, que se hacen en el altar, el celebrante está sin planeta con alba y estola. Además, los paramentos del altar y del celebrante