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con agua del costado derecho de Cristo. Y aunque, antiguamente,
los cálices se hacían de vidrio, de mármol, de madera, o de otros materiales, sin embargo, ahora, sólo se hacen de oro, o de plata. O por lo menos deben tener la copa de plata, dorada por dentro, según la rúbrica. Alguna vez se permite que se haga de estaño, c. 45. de Cons. D. 1. donde dice: El cáliz del Señor con la patena si no es todo de oro, hágase de plata. Pero si alguien fuese muy pobre, tenga por lo menos un cáliz de estaño. El cáliz no se haga de cobre, o de latón, porque por la fuerza del vino produce herrumbre que provoca vómito. Y nadie se atreva a celebrar la misa con un cáliz de madera, o de vidrio. Porque ya desde el tiempo de Bonifacio obispo y mártir regía el uso del cáliz de oro, ya que él mismo interrogado acerca de esto respondió: Cuando antiguamente los sacerdotes eran de oro, los cálices que usaban eran de madera; ahora al contrario, sacerdotes de madera usan cálices de oro, c. 44. de Cons. D. 1. En el reino de China y en otras regiones de oriente los misioneros usan cálices casi de estaño, esto es: de azófar, o caldín blanco. El cáliz en el cual el Señor consagró en la última cena, según Baronio, era de plata. Sin embargo, en Valencia, se conserva un cáliz de piedra ágata en el cual se cree que consagró
el Señor. 5) Se requiere la patena, que, como el cáliz, debe ser consagrada por el obispo y ser de oro, plata, o estaño. Se llama patena porque es extendida y espaciosa. Y aunque no sea absolutamente
necesaria como el cáliz, ya que se puede suplir con el corporal, o con las manos, empero, es muy cómoda y su uso antiguo está fundado en el ejemplo de Cristo que se cree que consagró el pan en un plato, o patena. Inocencio III, lib. 2. de Myst. Miss. c. 19, dice que la patena en la celebración solemne se envuelve en un velo, en la privada, se pone bajo el corporal, significando la huída de los apóstoles, al tiempo de la pasión; y después que se descubre y se devuelve al sacerdote
significa a Cristo resucitado llamando a su grey dispersa. La forma de la patena es redonda, pero puede tener otra forma, v. gr., cuadrada. 6) El altar debe estar cubierto, según la rúbrica, por tres manteles, o lienzos limpios y bendecidos por el obispo, o por otro que tenga la potestad. Por lo menos el de encima debe ser largo y llegar hasta el piso, los otros dos pueden ser cortos, o consistir en uno doblado, también se adorna con una cubierta del color, en cuanto sea posible, correspondiente
a la fiesta del día, o al oficio. En el c. 27. de Cons. D. 2., se suponen cuatro manteles en el altar, lo que puede entenderse de los tres manteles y el corporal. Y aunque estos manteles suelen bendecirse, sin embargo, esto no es necesario.
Un lienzo sólo será suficiente cuando hay necesidad. 7) Se requiere un corporal, de lino, que por lo menos alcance para colocar ahí la hostia y el cáliz, c. 46. de Cons. D. 1., donde dice: Por decreto general mandamos que nadie se atreva a celebrar el sacrificio del altar en un paño de seda, o pintado, sino en un lienzo de lino puro, consagrado
por el obispo, es decir, hecho con lino natural y tejido, tal como el cuerpo de nuestro Señor Jesucristo fue sepultado en una limpia sábana de lino. Sin embargo, en los bordes puede llevar adornos de seda, o de oro. 8) También es necesaria la palia de lino, que se considera parte del corporal y que antes
estaba pegada a él. Se pone sobre el cáliz y es cuadrada. Se le llama hijuela. Significa el sudario con el que fue envuelta la cabeza de Cristo. También,
hay otra palia pequeña y también de lino con la cual se tapa la hostia, y ésta no necesita bendición. Que el corporal y la palia pueden ser de cáñamo lo comprueba el uso, y hasta de algodón
según enseñan Verricelli y Lacroix L. 6. p. 2. n. 333 con otros. El cáliz se cubre con un paño de seda del color del día, y se llama velo. Y encima se pone la bolsa de los corporales. 9) Se requiere un purificador de lino, que no es necesario que sea bendecido, y antiguamente en lugar de él se usaba el manípulo. 10) Es necesario el misal. Y ciertamente entre nosotros el romano, editado por mandato de San Pío V., al cual ciertamente no es lícito quitarle, o añadirle algo, ya que la Sagrada Congregación renovando los decretos hechos en otra ocasión, manda que en todas partes
y por todos se observen las rúbricas de dicho misal, no obstante cualquier pretexto y contraria costumbre, que declara que son abusos. Lo que fue aprobado por Urbano VIII, como consta en el principio del misal. Éste se pone del lado de la epístola en un atril. Y el misal por lo menos debe tener el canon. Sin embargo en una grave necesidad, aquel que está moralmente cierto de que no se equivocará, puede celebrar sin el misal, Lacroix. lib. 6. p. 2. n. 363. 11) Se pone una charolita
con dos vasijas de vidrio para el vino y el agua. Estas jarritas, o vinajeras se hacen también de oro, o de plata. También se pone un manutergio
limpio en la credencia, o mesa pequeña preparada
para esto. 12) En el altar hacia el pie de la cruz se pone una tabla que le dicen secretarum, i. e. de las oraciones secretas. 13) Se requiere por lo menos un ministro. Antiguamente eran necesarios
dos para que verdaderamente pudiera decir el sacerdote: El Señor esté con vosotros y las otras
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