 |
|
la misma y se expresa en estos versos: La hostia se divide en partes. La mojada representa a los que ya están en la gloria, la seca a los vivos, y la conservada a los sepultados. Pero algunos dicen que la parte puesta en el cáliz significa los que viven en este mundo. La parte guardada fuera del cáliz significa
los que son plenamente dichosos, esto es, en cuanto al alma y al cuerpo. Y la parte que se come significa los demás. Al 9º. Se ha de decir que por el cáliz se pueden significar dos cosas; primera, la pasión misma de Cristo que es representada
en este sacramento, y en este sentido por la parte puesta en el cáliz, se significan aquéllos que todavía son partícipes de los sufrimientos de Cristo. Segunda, se puede significar la fruición bienaventurada, que es también prefigurada en este sacramento. Y por eso aquéllos cuyos cuerpos
gozan ya de plena beatitud, se significan por la parte puesta en el cáliz. Se ha de advertir que la parte puesta en el cáliz no debe darse al pueblo como suplemento de la comunión, ya que el pan mojado no fue dado por Cristo, sino a Judas el traidor. A lo 10º. se ha de decir que el vino, por razón de su humedad, es purificativo, y por eso se toma después de la recepción de este sacramento
para lavar la boca, a fin de que no quede resto alguno, lo cual pertenece a la reverencia del sacramento. Por lo que se dice in C. ex parte 5, De celeb. missar. : El sacerdote debe siempre enjuagarse
la boca con vino después de haber recibido
todo el sacramento de la eucaristía, a no ser que deba celebrar otra misa en el mismo día, porque si lo toma, ya no puede decirla. Y por eso derrama el vino sobre los dedos, con los que ha tocado el cuerpo de Cristo. Al 11º. se ha de decir que la verdad debe corresponder a la figura bajo algún concepto, y por eso no debe guardarse para el día siguiente una parte de la hostia consagrada,
con la que el sacerdote y los ministros, o el pueblo mismo comulgan. Por lo que consta in c. Tribus Gradibus, de Cons. D. 2, que el papa Clemente
I estableció que se ofrezcan en el altar tantos holocaustos cuantos deban bastar al pueblo,
y que si quedaren algunos, no se guarden para el día siguiente, sino que sean consumidos por los clérigos con temor y respeto. Sin embargo,
como se debe recibir todos los días este sacramento,
y el cordero pascual no se comía todos los días, conviene por esto conservar algunas hostias consagradas para los enfermos. Por lo que se lee in c. Presbyter de Cons. D. 2. : tenga siempre
el presbítero preparada la eucaristía, para que cuando alguno enfermase, inmediatamente le dé la comunión y no muera sin ella, Al 12º. se ha de decir que a la celebración solemne de la misa deben asistir muchas personas, por lo que dice el papa Sotero, como consta in C. Hoc Quoque de Cons. D. 2. : Ha sido establecido que ninguno de los presbíteros presuma celebrar la misa solemne, sino con dos personas presentes, que le contesten y él haga la tercera, pues como dice en plural: El Señor esté con vosotros; y en secreto: Orad por mí; conviene que se responda a la salutación del mismo.
Por lo que para la mayor solemnidad se lee allí mismo haberse establecido que el obispo debe celebrar las misas solemnes con muchos ministros, pero en las privadas basta sólo un ministro
que hace las veces de todo el pueblo católico,
en cuyo nombre responde en plural al sacerdote.”
Hasta aquí el texto del Doctor Angélico.
Además, se ha de saber que la oración: Libera
nos, quaesumus (Te rogamos que nos libres), se dice en secreto para significar el silencio en el tiempo de la sepultura de Cristo. Pero en el día Viernes Santo se dice en alta voz para significar la victoria manifiesta del Salvador. Esta oración algunas veces es llamada embolismo. Más ampliamente
explica estos misterios el gran Suárez, de excelso renombre, que mereció ser llamado por la misma cabeza de la iglesia Doctor Eximio y ciertamente es tenido como corifeo de los teólogos
de nuestra Compañía, principalmente hoy, cuando su doctrina en el monte de la sabiduría, esto es, en la Universidad de Salamanca, colocada públicamente, es enseñada por nuestros profesores
y hacia todas partes irradia.
387. Para que las ceremonias que se llevan a cabo cuando asisten a las misas solemnes nuestros
reyes, los virreyes de las Indias y los gobernadores
de las Filipinas, no queden ignoradas del todo, será necesario poner literalmente, el Text. in L. 10. tit. 15. lib. 3. R. Ind. donde dice: A los Virreyes de las Indias, por su cargo, y dignidad es debido
el uso, y observancia de las mismas ceremonias, que se hacen a nuestra real persona dentro, y fuera de nuestra capilla. Y para que tengan noticias de las que son, mandamos, que sean expresadas en la forma siguiente. Quando vamos a alguna ciudad, o Villa, donde hubiere Iglesia Cathedral, o Colegial, la primera vez que entramos en ella, sale el Cabildo de la Iglesia con cruz alta a recibirnos, y no permitimos
que salgan fuera de la Iglesia, sino que dentro de ella seis, o siete pasos de la puerta principal está el Obispo con capa, y cruz en la mano, y se pone una alfombra y almohada, donde nos arrodillamos para besar la cruz de mano del Obispo, o Presidente, y de allí va el Cabildo en procesión, llevando cruz alta hasta el altar, y lo demás se hace conforme el ceremonial, y lo mismo se guarda en los conventos de los religiosos. Este recibimiento no se hace más que la primera vez que entramos en la Iglesia; y aunque después
|