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levadura. et ibid. Gregorio
López. Y en uno y en otro es válida la consagración en cualquier iglesia. Sto. Tomás y comúnmente los Doctores. Por precepto de la iglesia,
la hostia que va a consagrarse debe ser, en la iglesia latina, de forma circular e íntegra, de modo que su diámetro tenga más o menos alrededor
de cuatro pulgadas. Y la que se consagra para la comunión del sacerdote que ha de recibirse
en la misa, debe ser casi un cuádruplo mayor que la que se consagra para los laicos. Los griegos tienen una hostia cuadrada, y triangular en las partículas, como dice Arcudio. Y ciertamente es de derecho divino que el sacerdote consagre al mismo tiempo el pan y el vino, y nunca le es lícito
intencionalmente consagrar una especie sin la otra: válidamente, sin embargo, se consagra una sin la otra. El papa puede dispensar, y que de hecho
el Papa Inocencio VIII dispensó, que en Noruega
se consagre sólo el pan sin el vino, debido a que el vino inmediatamente se congela o se avinagra,
lo refiere Machado. Otros, sin embargo, comúnmente niegan esto. Por accidente sin embargo
puede consagrarse una sola especie: 1.- Si el sacerdote muere después de haber consagrado una sola y no hay otro sacerdote que pueda concluir
el sacrificio. Si hay otro sacerdote puede suplir,
y el sacerdote si quizá esté enfermo y pueda recibir la comunión, debe ser dividida la hostia y darle una parte. Sucede lo mismo si el sacerdote cae en la locura o en otro impedimento. 2.- Si alguien
en lugar de vino hubiese consagrado agua, o algún otro licor, y no hubiese descubierto el defecto hasta tiempo después, o no pudiese tener otro vino, o aunque pudiese tener otro vino, no puediese ya usarlo, sin peligro de la vida, o con grave escándalo. 3.- O si ya consagrada la hostia, se temiese un súbito peligro de muerte por los enemigos, o por incendio, sin embargo debe estar
exluido el escándalo y el desprecio de la fe. La forma de este sacramento para la consagración del cuerpo se hace con estas palabras: Porque esto es mi cuerpo. Y para la consagración del cáliz o del vino, esta es la forma: Porque este es el cáliz de mi sangre, del nuevo y eterno testamento, misterio de fe, que se derrama por vosotros y por muchos en remisión
de los pecados. Mat. 26. v. 26. y 28. l. 54. t. 4. p. 1. Esencialmente, sin embargo, sólo estas palabras
se requieren: Esto es mi cuerpo. Este es el cáliz de mi Sangre. O esta es mi Sangre. Las demás cosas no pueden omitirse sin pecado grave, pero no son necesarias para el valor. San Buenaventura, Suárez, Belarmino y otros. Y las predichas palabras u otras a ellas equivalentes, no sólo recitativa o históricamente, sino formal, significativa y asertivamente
deben decirse en persona de Cristo. Aunque las palabras precedentes sólo se digan histórica o recitativamente, como consta de la serie de ellas: Lo partió y lo dio a sus discípulos diciendo,
tomad y comed, etc. En las siguientes formas
no se hace mutación substancial, y por lo tanto, aunque ilícita, sin embargo la consagración
sería válida si el sacerdote dijese: 1. Este alimento,
esta bebida, este cáliz, o esta cosa, o lo contenido
bajo estas especies es mi cuerpo o mi sangre. 2. Este cáliz es el nuevo testamento en mi sangre. 3. Esto es cuerpo mío, esto mío es sangre; o esto es sangre
mía; o si añade: esto es el cuerpo mío que de la Virgen tomé. Esta es mi sangre de infinito valor, o algo semejante. Sería dudosa la consagración bajo estas formas: Esto sea cuerpo mío. Este pan se convierta en cuerpo mío. Aquí se pone mi cuerpo. Esto es mi substancia. Esto es el cuerpo de Cristo. O he aquí el cuerpo mío. Esta sangre mía. Aquí está el cuerpo mío. Pero si esto se pone en masculino en lugar de neutro, será válida la consagración. En efecto los pronombres esto (neutro) y éste (masculino)
designan el mismo cuerpo y la sangre de Cristo, que se contiene bajo las especies una vez terminada la forma. Como si se dijera: lo que se contiene bajo estas especies, lo que antes era pan, es cuerpo de Cristo. S. Thom. in 3. p. q. 78. art. 5. in corp. La substancia de pan y de vino no se aniquila en este sacramento, sino se convierte en Cuerpo y Sangre de Cristo, y por cierto inmediatamente
que la proposición comienza a ser verdadera.
Y aunque por fuerza de las palabras sólo en la consagración del pan se ponga directamente el Cuerpo de Cristo, y en la consagración del cáliz se ponga directamente sólo la Sangre; sin embargo,
en cada especie, y más aún, también, en cada partícula, está entero, e íntegramente Cristo Señor, y el Padre y el Espíritu Santo por concomitancia.
Y ciertamente Cristo permanece en las especies, aunque divididas, y bajo cualquier partícula
de ellas, por mínima e imperceptible que sea, mientras la mutación de ellas no sea tanta que se corrompiese la normal substancia del pan y del vino. En el laico las especies regularmente se corrompen dentro de un minuto; en el sacerdote dentro de medio cuarto de hora, o un cuarto de hora, si otra cosa no dice la enfermedad o la debilidad
del estómago. Lacroix lib. 6. p. 1. ex n. 469 y otros comúnmente. La materia que se va a consagrar
debe ser cierta, y determinada individualmente
y por la intención del consagrante, pues esto requieren los
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