por el concurso de muchos adoradores que hace también que la oración sea más digna de ser oída, según aquello de Mat. 28. : Donde hay congregados dos o tres en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. Y después D. 3 dice: Según cierta conveniencia adoramos hacia el oriente: 1. por el indicio de la divina majestad, que se nos manifiesta en el movimiento del cielo, que parte del oriente; 2. por el paraíso situado en el oriente, como se lee en Gen. 2. según la versión de los Setenta como si buscáramos volver a él; 3. por causa de Cristo que es la luz del mundo y se llama Oriente, Zac. 6., y el cual ha subido al cielo hacia el oriente y del oriente se espera también que vendrá, según estas palabras de Matth. 24. : Como el relámpago sale del oriente y se deja ver hasta occidente, así será también la venida del Hijo del hombre. Supuestas estas cosas, como las horas canónicas se dicen públicamente, deben recitarse en la iglesia, ya que han sido establecidas, principalmente, con este fin. c. fin. D. 92. y, ciertamente, en las horas competentes c. 1. h. t. L. 34. tit. 6. p. 1. donde dice: Los Clérigos deben decir las horas en la Eglesia e los que no pudieren y venir, non deben dexar de decir las horas por donde estuvieren. Y así se hace en las iglesias catedrales, colegiatas y conventuales. En privado se deben decir en cualquier lugar decente, pero pueden decirse en cualquier lugar, aun sórdido, pero no es conveniente, a no ser que urja una causa. Suárez de Orat. lib. 3. cap. 7. n. 9. Lacroix lib. 4. n. 1320. También se pueden decir las horas estando de pie, sentado o caminando, también cuando, según las rúbricas, debe arrodillarse. Porque estas rúbricas sólo dan un consejo para tener devoción. Suárez de Orat. lib. 4. cap. 27. n. 2. Lacroix lib. 4. n. 1321. En lo que se refiere al tiempo en que deben recitarse, para evitar el pecado mortal, basta que se digan desde la media noche de un día hasta la otra media noche. Pero si, por causa urgente, se difieren o se anticipan las horas al tiempo acostumbrado, no habrá ningún pecado. Si esto se hace sin causa, será venial si se hace una gran dilación: tal se considera diferir sin causa los Maitines hasta las Vísperas, o decir Vísperas y Completas antes del almuerzo, y otras cosas semejantes. Cuidadosamente se ha establecido así comúnmente un tiempo propicio para rezar. Para los Maitines y Laudes desde las Vísperas del día anterior hasta una hora después de la salida del sol en la mañana; para prima desde la aurora hasta la hora undécima; para la tercia desde la salida del sol hasta casi medio día; para la sexta y nona también casi hasta medio día; aunque para nona antes fuera el tiempo cerca del almuerzo o también después de él. Las Vísperas se pueden recitar desde medio día hasta el ocaso del sol; para las completas se estableció desde la hora tercia después de medio día hasta la media noche. Algunos dicen que los Maitines para el día siguiente pueden comenzarse desde la segunda hora del día antecedente. Otros dicen otra cosa. Pero ciertamente pueden comenzarse cuando el sol está ya más cerca del ocaso que del medio día. Y ya, según la práctica de los timoratos, puede comenzarse desde la hora tercia. También, en las Vísperas de las ánimas pueden decirse los Maitines con Laudes del Oficio de los Difuntos. Decir la misa antes de que se reciten Maitines con Laudes, probablemente no es ningún pecado. Y principalmente si hay alguna causa, aunque no sea del todo grave, sin embargo nunca es pecado grave. Suárez Soto, Sánchez y otros con Lacroix lib. 6. p. 2. n. 230. Las Vísperas en la cuaresma, exceptuando los tres primeros días, se dicen antes del medio día, pero estas rúbricas sólo obligan al coro. Y por lo tanto, en privado pueden decirse después del almuerzo sin pecado. Más aún, sería más congruenta ahora hacerlo así. Lacroix lib. 4. n. 1316.
395. Inocencio III in c. Dolentes, 9. h. t. mandó rigurosamente que en virtud de la obediencia tanto el Divino Oficio Nocturno como el Diurno, en cuanto Dios les diera (es decir se hace por la obligación del cargo) lo reciten así cuidadosa como devotamente. Se reza cuidadosamente no transcurriendo por el oficio, quitándole por todas partes letras o sílabas, sino pronunciando íntegramente los versos y el sentido sin omisión, concisión, truncación ni interrupción. Se recita devotamente, si se reza con la atención e intención debida. Para la debida recitación se requieren varias cosas: 1. La pronunciación vocal exterior. Ella es en efecto de la substancia del precepto. Si alguien reza con un compañero (lo que se hace lícitamente, aunque no esté obligado a las horas, ni esté atento interiormente) debe pronunciar de modo que el compañero lo oiga; si reza solo debe pronunciar de tal modo que, aunque en voz baja, se oiga él mismo. Suárez y otros con Lacroix lib. 4. n. 1295. Que no es necesario que él se oiga, ni que perciba lo que recita, sino que basta la sola articulación de las palabras, lo defienden Azor. in Instit. p. 2. t. 10. cap. 11. q. 4. Diana, Bonacina y otros. 2. La pronunciación debe ser íntegra, y más fácil por este defecto se puede pecar gravemente en el coro, por razón del escándalo, que en la recitación privada, o por una inveterada costumbre, que muy difícilmente puede corregirse, queda excusado del pecado. Cuando la mutilación se hace sólo en las últimas sílabas raramente se peca,