En el sacramento del bautismo se han de considerar tres cosas: 1) algo, que es sólo sacramento; 2) algo que es cosa y sacramento, y 3) algo que es solamente cosa. Sacramento es algo visible existente exteriormente, que es signo de un efecto interior. Y esto es propio de la naturaleza del sacramento. Lo expuesto exteriormente a los sentidos es el agua misma, y su uso que es la ablución. Porque obrando los sacramentos de la nueva Ley cierta santificación, allí se realiza el sacramento, donde se realiza la santificación. Pero en el agua no se realiza la santificación, sino que hay allí cierta virtud instrumental de santificación, no permanente, sino que pasa al hombre que es el sujeto de la verdadera santificación. Y por eso el sacramento no se realiza en el agua misma, sino en la aplicación del agua al hombre, que es la ablución. Y por eso el Maestro de las Sentencias dice in 3. D. 4. Sent. que el bautismo es la ablución exterior del cuerpo bajo la forma prescrita de las palabras. Cosa y sacramento es el carácter bautismal, que es la cosa significada por la ablución exterior; y signo sacramental de la justificación interior, que es solamente cosa de este sacramento, es decir, significada y no significante.
400. Los adultos llegados al uso de la razón, pueden conseguir la salud eterna, o recibiendo el bautismo de agua en realidad, o el bautismo de sangre, o martirio, como con su sangre fueron bautizados los Santos Inocentes y otros, L. 4. tit. 4. p. 1., o por el bautismo de deseo, o voto del bautismo, si no hubiese abundancia de agua para el bautismo, o si creyese de buena fe que están bautizados, cuando de hecho no lo están. Trid. sess. 6. de Justif. c. 4. Porque pueden conseguir la salvación haciendo un acto de contrición, en el cual se contiene el voto del bautismo. c. 4. h. t. c. 2. de Presbyt. no baptiz., c. 34. de Consec. D. 4. S. Thom. in 3. p. q. 66. art. 11. in corp. dice: Por la misma razón alguien por la virtud del Espíritu Santo consigue el efecto del bautismo, no sólo sin el bautismo de agua, sino también, sin el bautismo de sangre, es decir, en cuanto el corazón de alguien es movido por el Espíritu Santo para creer y amar a Dios y arrepentirse de los pecados: de donde también se dice bautismo de penitencia. Pero los párvulos como no sean capaces del voto del bautismo, no pueden conseguir de otro modo la salud eterna, sino por el martirio, como los inocentes fueron bautizados, o por el bautismo de agua recibido en realidad, c. 153. de Cons. D. 4. c. 3. h. t., Trid. sess. 4. Decr. de Pecat. origin. n. 4. et sess. 7. de Baptism. Can. 5. Porque no de otro modo se borra el pecado original, cap. 37. de Consecr. D. 4. El bautismo, pues, de deseo es la perfecta contrición, o el amor de Dios sobre todas las cosas. La atrición no basta, aunque sea con el expreso voto del bautismo, porque no justifica sin el sacramento, o el martirio, Lacroix L. 6. p. 1. n. 244.
401. Martirio por razón de la voz significa testimonio. Lo atestigua Nebrija. Y mártires es lo mismo que testigos. Y así se nombran por excelencia los que padecieron la muerte en testimonio de la fe católica. Los infantes a su modo confiesan a Cristo, no hablando, sino muriendo, como de los Santos Inocentes canta la iglesia. El martirio es, pues, el sufrir la muerte, o la tortura mortal por la fe de Cristo. Se requieren tres cosas para el martirio: 1.- La misma muerte, o al menos la tortura que produce la muerte, porque aunque San Juan Evangelista no haya sido verdaderamente muerto, cuando fue arrojado al aceite hirviendo, ya que por un milagro salió ileso, sin embargo verdaderamente fue mártir. 2.- Se requiere que la muerte, o la tortura se infieran por odio a la fe de Cristo, o a alguna virtud, porque si se infiere por un fin político, no será martirio. 3.- Se requiere que el sufrimiento de la muerte sea a causa de la fe de Cristo, porque al mártir lo hace no la pena, sino la causa, según los Santos Agustín y Cipriano. Y se entiende que la muerte se da por la fe de Cristo, si se produce a causa de alguna obra, o defensa de alguna virtud cristiana, así San Juan Bautista fue verdadero mártir, aunque no haya sido muerto por la fe, sino por la reprensión del adulterio. Igualmente, es mártir el sacerdote al que se le da muerte porque contra la prohibición llega a un reino de infieles y herejes. Los que mueren al atender por caridad a los apestados, aunque en rigor no fuesen mártires, como sostienen muchos, sin embargo por lo menos la fe religiosa acostumbra venerarlos como santos, como dice el Martirologio: el 28 de Febrero. Y como verdaderos mártires también los tuvieron 12 Academias, 13 Cardenales, 12 Obispos. 264 doctores y 153 escritores según Raynaud, tom. 18. de Martyr. per Pestem, p. 3. et 4. El buen ladrón es llamado latamente mártir por S. Augustín in c. 34 de Consecr. D. 4., aunque no haya sufrido la muerte por la fe, o por el ejercicio de la virtud. El martirio en los adultos tiene toda la fuerza de remitir la culpa y la pena por privilegio, y como ex opere operato, aun excluido el acto de caridad, como sostienen Suárez, Bellarmino, Cayetano y otros contra Escoto, Vázquez y otros. La mente de Santo Tomás es dudosa. Porque Cristo en Mateo 10. v. 32. dice: A todo aquel que me confiesa delante de los hombres, yo también lo confesaré delante de mi Padre, que está en los cielos. Y en el v. 39: El que perdiere