su vida por mí, la encontrará. En los adultos, para el valor del martirio se requiere la aceptación de la muerte por Cristo, sin embargo, no se requiere la voluntad actual, sino que basta la virtual. Pero debe ser honesta, no sólo de parte de la causa, por la cual se infiere la muerte, sino también, de parte del motivo formal, por el cual se acepta. El mártir debe aceptar la muerte, imitando a Cristo, que como el cordero delante del que lo trasquila, quedó callado. Y por esto los soldados, que mueren al defenderse en favor de la religión, nunca han sido tenidos como mártires por la iglesia. En el justo no se requiere otra disposición, por así decir, que la aceptación de la muerte. En el pecador se requiere también la penitencia, o el dolor sobrenatural de los pecados, por lo menos virtual, Trid. sess. 14. c. 1. Y por lo tanto, se debe tener a contrición, o confesión, Vid. Platel, p. 5. ex n. 149. Lacroix lib. 6. p. 1. ex n. 230.
402. El bautismo, como los demás Sacramentos, fue instituido por Cristo Señor, Trid. sess. 7. de Sacram. in gener. Can. 1., antes de su muerte, ya que antes de su pasión los apóstoles bautizaron, Juan. 3. v. 22. Y no es creíble que bautizaran con el bautismo de Juan. Y antes de la pasión fue administrado a los díscipulos el Sacramento de la Eucaristía, que supone el bautismo, como puerta. Y no hay fundamento para decir que Cristo dispensó en esto. Fue pues instituido el día en que Cristo fue bautizado por Juan en el Jordán: SS. Agustín, Ambrosio, Jerónimo, Nazianzeno y otros. Sto. Tomás in 3. p. q. 66. art. 2. in corp. contra Escoto y otros. Y expresamente se tiene in L. 2. tit. 4. p. 1. que dice: E fue establecido, quando N. S. Jesu Christo quiso ser baptizado de San Juan Bautista en el Río Jordán. Después de su resurección sin embargo su forma fue solamente publicada, Mat. cap. fin. v. 19. dice: Id y enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. L. 3. tit. 4. p. 1. Y su necesidad declarada según Sto. Tomás in 3. p. q. 66. art. 2. in corp. que dice: Pero la necesidad de usar este Sacramento fue anunciada a todos después de la pasión y resurección, ya porque en la pasión de Cristo se terminaron todos los sacramentos figurativos, a los cuales sucedió el bautismo, y los otros sacramentos de la nueva ley, ya también porque mediante el bautismo el hombre se configura con la pasión y resurrección de Cristo, en cuanto muere al pecado y comienza un nuevo camino de justicia, por lo tanto es necesario primero padecer con Cristo y resucitar, por lo cual se indicaría la necesidad para los hombres de configurarse con su muerte y resurección.
403. La materia remota del bautismo es toda y sólo agua elemental, o natural apta para lavar, aunque esté alterada por alguna mezcla de azufre, sal, o algún otro mineral accidentalmente. Trid. sess. 7. de Bapt. Can. 2. Joan. 3. c. 5. h. t. L. 2. tit. 4. p. 1. S. Thom. in 3. p. q. 66. art. 3. in corp. donde dice: Por institución divina el agua es la materia propia del bautismo, y esto convenientemente: 1.- En cuanto a la naturaleza misma del bautismo, que es la regeneración a la vida espiritual, cosa que conviene sobre todo al agua. De donde también las semillas por las que se engendran todos los seres vivientes, esto es, las plantas y los animales son húmedas y pertenecen al agua. Por lo que algunos filósofos pusieron el agua como principio de todas las cosas. 2.- En cuanto a los efectos del bautismo a los que competen las propiedades del agua que lava por su humedad: por lo que es conveniente para significar y causar la ablución de los pecados. Con su frescura tiempla el exceso de calor, y por esto es conveniente para mitigar la concupiscencia natural. Por su diafanidad es suceptible de la luz, por lo cual compete al bautismo en cuanto que es sacramento de fe. 3.- Porque conviene para la representación de los misterios de Cristo, por los que somos justificados, pues como dice Crisóstomo sobre aquello de Juan 3: Si alguien no renaciere, etc. : Al sumergir la cabeza en el agua como en un sepulcro, el hombre viejo es sepultado, y sumergido se oculta en el fondo, y en seguida aparece el nuevo. 4.- Porque por razón de su comunidad y abundancia es materia conveniente a la necesidad de este sacramento, ya que puede obtenerse con facilidad en todas partes. Materia apta es, pues, el agua de río, de fuentes, de mar, de lluvia, o de rocío, de llovizna, de hielo, de granizo, o de nieve licuada. S. Thom. in 3. p. q. 66. art. 4. Materia dudosa es el caldo, el mosto, la cerveza y la tinta cuando todas estas cosas son demasiado tenues, de modo que parezcan tener aún la razón de agua, el agua sacada por destilación de hierbas, árboles, vides y de sal disuelta. La saliva no es materia apta, c. 5. h. t. ni el sudor, ni las lágrimas, la orina, el lodo, el licor, el vino aguado, la nieve, el granizo, el hielo no licuado, la tinta gruesa, porque no parecen retener ni el nombre, ni el uso del agua, ex S. Thom. in 3. p. q. 66. art. 4. Suárez y comúnmente los doctores con Lacroix lib. 6. p. 1. ex n. 258.
404. La materia próxima es la ablución, según aquello del Apóstol ad Efes. 5. v. 26. : Purificándolo con el lavatorio del agua, ya se haga por inmersión, o infusión, o aspersión, y ciertamente una sola vez, o tres veces, según la costumbre de cada iglesia, c. 79. c. 82. de Consec. D. 4. S. Thom. in 3. p. q. 66. art. 7. et 8. Tal ablución debe ser un contacto