domicilio allí donde sí está recibido el Tridentino. Pero como fue declarado lo contrario por la Sagrada Congreg. Card. approbante Urbano VIII. 14. Aug. 1627. ha de decirse que tal individuo contrajo nulamente. Barbosa de Offic. Episc. alleg. 32. num. 153. Lug. Resp. Moral. lib. 1. dub. 36. Gobat. Exper. tr. 9. num. 481. Igualmente los cristianos cautivos, o mercaderes, o viajeros, o peregrinos en tierras de moros, infieles o herejes, donde no ha sido promulgado el Tridentino, contraen válidamente sin la solemnidad del concilio. Sánchez de Matrim. lib. 3. D. 18. num. 35. Barbosa de Offic. Episc. alleg. 32. num. 154 et alii. Pero en los lugares de herejes en donde sí ha sido promulgado el Tridentino, como en Holanda, se requiere la presencia de un sacerdote o de un párroco católico, pero si no se encuentra ninguno, o se desconoce o no es seguro el acceso a él, basta presentar dos o tres testigos para el matrimonio ante el predicador, o aun sin él, dispensándolo, por así decirlo, la iglesia en esos matrimonios. Layman lib. 5. tr. 10. p. 2. cap. 4. num. 7. Ilsung tr. 6. D. 9. num. 111.
55. Cuando un matrimonio se celebró ante la iglesia, ante el párroco y los testigos, si fue contraído con un impedimento oculto dirimente, pero tal que no haya peligro de probarlo, o que aunque denunciado al foro externo, por falta de prueba del impedimento se pronunció a favor del matrimonio, para revalidarlo basta con que los cónyuges, desaparecido ya el impedimento, renueven ocultamente su mutuo consentimiento, ya sea por palabras o teniendo cópula con afecto marital o mediante otro signo expresivo de él. Y no es necesario que se celebre de nuevo ante el párroco y los testigos, puesto que a la iglesia ya le consta del matrimonio, y siempre puede ser probado por la solemnidad antecedente. Navarro Man. cap. 22. num. 70. quien asegura que ha sido declarado por S. Pío V. Sánchez de Matrim. lib. 2. D. 37. num. 3. González en cap. 12. de Spons. num. 5. et alii, contra Gutiérrez Can. qq. L. 1. cap. 18. ex num. 7. Barbosa de Offic. Episc. alleg. 32. num. 157. Ponce de Matr. lib. 5. cap. 6. num. 6. et alios. Pero cuando el impedimento es público o notorio o se puede probar por dos testigos, debe repetirse la solemnidad, porque ya que consta de su nulidad, consecuentemente no se prueba su validez, a menos que, quitado el impedimento, se repita el consentimiento ante el párroco y los testigos, y de esta manera, como que se limpia del vicio precedente. Henríquez de Matr. L. 11. cap. 3. num. 6. & 7. Sánchez de Matr. L. 2. D. 37. num. 10 et 11. González in cap. 21. de Sponsal. num. 5. El que contrae clandestinamente, o sin el párroco, y precisamente el propio, u otro sacerdote con licencia del párroco; o sin testigos, además de que no contrae el matrimonio así celebrado, aunque después pueda contraerlo puesta la solemnidad, sin que necesite de dispensa alguna, como contra algunos lo sostienen Sánchez de Matr. lib. 3. D. 46. num. 2. Gutiérrez de Matrim. cap. 61. num. 2. Barbosa de Offic. Episc. alleg. 32. ex num. 151, debe también ser castigado por el obispo, a cuyo arbitrio se deja la magnitud de la pena tanto contra los contrayentes y testigos, como contra el párroco o sacerdote que asistieron a tal matrimonio. Trid. sess. 24. de Ref. Matrim. cap. 1. Sin que sin embargo en este caso se extienda al párroco o sacerdote la suspensión trienal que se inflige in cap. fin. h.t. al párroco que asiste a un matrimonio celebrado sin las previas amonestaciones, ya que siendo odiosa tal constitución, no se extiende más allá del caso expresado. Así contra Salcedo Pract. Can. cap. 17. et alios, lo sostienen Sánchez de Matrim. lib. 3. disp. 48. num. 4. Ponce lib. 5. cap. 37.
56. Al matrimonio debe asistir el párroco propio, por lo menos de un contrayente, de la prometida o del prometido, a no ser que rija otra costumbre, como en estas islas. Porque regularmente se verifica el matrimonio ante el párroco de la prometida, pero basta con que asista el párroco de cualquiera. Porque como el matrimonio es un solo contrato e individuo sacramento, si puede el párroco de la prometida unirla con su prometido legítimamente, por esto mismo puede unir al prometido con su prometida. Navarro, Gutiérrez, Sánchez de Matr. lib. 3. disp. 19. num. 4. Pero pudiendo ser párroco quien no es todavía sacerdote, cap. 14. de Elect. in 6. y el Tridentino solamente exige la asistencia del párroco, y por otra parte no se requiere el orden sacerdotal para tal asistencia, ha de decirse que válida y lícitamente puede asistir el párroco propio aunque no sea sacerdote. Gutiérrez de Matr. cap. 62. num. 16. Sánchez de Matr. lib. 3. D. 20. num. 3. González in cap. fin. h.t. num. 8. et alii, contra Navarro, Ledesma, Rodríguez et alios. Sin embargo, no puede poner en su lugar de sustituto para esta asistencia sino a un sacerdote, puesto que expresamente así se exige por el Trid. sess. 24. de Ref. Matr. cap. 1. Allí dice: Quien de otro modo que con presencia del párroco u otro sacerdote etcétera. Ni por la palabra otro se entiende una cualidad semejante, como se desprende de Luc. 23. Eran también conducidos con Jesús a la muerte otros dos facinerosos, a saber, con Cristo. Es válido el matrimonio celebrado