se tiene por no puesta, como en el matrimonio, in cap. fin. h.t. L. fin. tit. 4. p. 4. Sánchez de Matr. lib. 5. D. 17. num. 2. Una condición torpe de presente o de pretérito, puesto que propiamente no es una condición, ni invita al pecado, no se excluye por el cap. fin. h. t. puesto que entonces cesa su razón. S. Thom. in 4. D. 29. q. un. art. 3. Barbosa in cap. fin. h. t. n. 8. Covarrubias, Sánchez de Matr. lib. 5. D. 15. num. 5. Esta condición: Si te encontrare virgen, me casaré contigo, relacionada a una exploración ilícita por medio del coito, se quita por torpe. Si se refiere a un modo lícito, o sea, por testimonio de las matronas y la fama del vecindario, pues que no es torpe, deja en suspenso el contrato. Navarro Man. cap. 22. n. 66. Covarrubias de Spons. p. 2. cap. 3. §. 2. n. 12. Barbosa in cap. 6. h.t. n. 6. Sánchez de Matr. lib. 5. D. 16. n. 7. Esta condición: si te acuestas conmigo, referida al concúbito antes del matrimonio, es ilícita y torpe y, por lo mismo, se quita. Pero si se refiere al concúbito posterior al matrimonio, pero durante el bimestre dado para deliberar, deja en suspenso el contrato. Pero si se refiere al concúbito después del bimestre, como ya está actuando conforme al mismo derecho, aunque se exprese, no se toma como condición ni deja en suspenso el contrato, sino que se tiene por puro, como si no hubiera habido condición L. 69. ff. de Haered. inst. Sánchez de Matr. lib. 5. D. 16. ex n. 1. Esta condición: si me das cien; si se pone por una justa causa es una condición honesta y, por lo tanto, obliga y deja en suspenso los esponsales o el matrimonio; arg. cap. 3. h. t. L. 3. tit. 4. p. 4., mas no, si procede de una causa deshonesta, porque entonces se rechaza como torpe. Barbosa et González in cap. 3. h. t. Sánchez de Matrimon. lib. 5. D. 6. n. 6.

TÍTULO VI
QUE CLÉRIGOS, O PROFESOS QUE HACEN VOTO PUEDEN CONTRAER MATRIMONIO

77. El orden sagrado, o sea el subdiaconado, el diaconado y el sacerdocio, por institución y precepto de la iglesia, lleva anejo el voto solemne de castidad, de tal manera que constituye un impedimento dirimente del matrimonio. Por lo que el matrimonio contraído después de la recepción del orden sagrado es nulo, no sólo en la iglesia occidental o latina, sino también en la griega u oriental, cap. 8. D. 27. cap. 7. D. 32. Can. 25. Apostol. cap. 1. & 2. h. t. cap. un. de Vot. in 6. Trid. sess. 24. de Matr. Can. 9. L. 16. tit. 2. p. 4. y expresamente se menciona in L. 39. tit. 6. p. 1. donde expresa: Otrosí, que non pueden casar desque ovieren Orden Sagrada; e si casaren, que non vale el casamiento. Sánchez de Matrim. lib. 7. D. 28. n. 3. Cuando se dice in cap. un. in fin. 35. q. 1. que la iglesia añadió algunos consejos de perfección, como el de la continencia de los ministros, se entiende que añadió por precepto lo que anteriormente era de consejo. La razón y la congruencia de inducir este impedimento, la da S. Thom. in 3. p. Suppl. q. 53. art. 3. en corp. donde dice: Respondo diciendo que el orden sagrado en razón de sí mismo ya tiene por cierta congruencia, que deba impedir el matrimonio, porque quienes están constituidos en órdenes sagradas, tratan los vasos sagrados y los sacramentos, y por lo tanto es apropiado que guarden la limpieza corporal por medio de la continencia. Pero que impida el matrimonio, deriva de una disposición de la iglesia; sin embargo, es diferente entre los latinos que entre los griegos, porque entre los griegos impide contraer matrimonio sólo en virtud del orden; pero entre los latinos lo impide en virtud del orden y además por el voto de continencia anejo a las sagradas órdenes; el cual, aunque alguno no lo emita en forma verbal, se entiende, sin embargo, que se emite por el mismo hecho de recibir el orden en la iglesia occidental. Y por eso entre los griegos y otros orientales, el orden sagrado impide contraer matrimonio, pero no el uso de un matrimonio ya contraído; pueden, en efecto, usar de un matrimonio contraído antes, aunque no pueden contraer otro de nuevo. Pero en la iglesia occidental impide el matrimonio, y el uso del matrimonio, a no ser en el caso de que el varón haya recibido el orden sagrado sin saberlo o contra la voluntad de la mujer, porque de esto no puede generarse para ella ningún perjuicio. Pero quien sólo se inició en las órdenes menores, a saber, por la tonsura y los cuatro grados, válida y lícitamente contrae matrimonio. Porque la iglesia no puso anejo a ellos el voto de castidad, cap. 7. D. 32. cap. 1. D. 28. S. Thom. en 3. p. Sup. q. 53. art. 3. ad 4. Allí dice: Quienes están constituidos en órdenes menores, en virtud del orden no tienen prohibido contraer matrimonio; porque aun cuando las órdenes los destinen a algunas cosas espirituales, sin embargo no tienen un inmediato acceso para tratar las cosas sagradas como aquellos que están constituidos en sagradas órdenes. En la iglesia oriental o griega, también los casados pueden ser