que Dios impuso por él a Coré, a Datan y a Abirón, a los que se tragó vivos la tierra, porque los tales se separaron del Sumo sacerdote Aarón, Num. 16. Y, aunque el cisma, absolutamente, pueda hallarse sin la herejía, es decir, si sólo sea contra la caridad y la paz y no contra la fe, a saber, cuando alguno, por sola malicia, no quiere obedecer al Romano Pontífice, regularmente, sin embargo, se une con la herejía, cap. 26. q. 3. ahí: Por lo demás, no hay ningún cisma que no contenga alguna herejía, que directamente parece separarse de la iglesia. El cisma, pues, es como una herejía incoada, ya que al madurar degenera, finalmente en herejía. El cisma, pues, difiere de la herejía principalmente en ésto: que la herejía por sí y directamente se opone a la fe, al negar algún artículo, o al dudar positivamente de él. El cisma, en cambio, se opone a la caridad, al romper la unidad a la iglesia, cap. 34. 24. q. 1. D. Thom. 2. 2. q. 39 art. 1. Sánchez in Decal. lib. 2. cap. 36. num. 7. De aquí es que si no precede la unidad, no puede seguirse el cisma. Y por esta razón, los Judíos y los infieles no pueden caer en cisma, ya que nunca han tenido la unidad de la iglesia. Así como la rebelión provoca la división en el cuerpo político, así el cisma intenta hacer la división en el Cuerpo Místico de la Iglesia. De aquí que el cismático es el que se aparta pertinazmente de la obediencia del Romano Pontífice, al que acepta como vicario de Cristo y cabeza de la Iglesia, pero al negarle la obediencia y la reverencia debida se divide y separa de los otros miembros fieles de la Iglesia. Y, aunque la iglesia que, en verdad es única no puede dividirse en dos, cap. 18. 24. q. 1., pueden, sin embargo, los miembros de la iglesia dividirse de ella y ésto es hacer cisma, como dice Suárez. Cismáticos son, ciertamente los que pretenden congregar un concilio general sin el consentimiento del Romano Pontífice; o proseguirlo, después que ha sido legítimamente disuelto. Son, igualmente cismáticos los que apelan del Papa al concilio general como superior al Papa. Pero los que apelan al concilio general, que preside el Papa como cabeza, no son cismáticos, porque apelan del Papa al Papa: sin embargo, ésto ha sido prohibido en la Bula de la Cena caso 2. Así los católicos que en Inglaterra ofrecen al rey los signos de obediencia, con los cuales confiesan que él es el vicario de Cristo en las cosas espirituales, son cismáticos, aunque interiormente no crean que es así: porque el cisma consiste en la obra externa por la que alguno se separa de la unidad de la Iglesia. Suárez de Cens. D. 21., sect. 2. n. 13. Sánchez in Decal. L. 2. cap. 36. num. 14.
133. El que se aparta de la obediencia de un obispo, si aún persevera en la obediencia del Pontífice, no se dice cismático, sino impropiamente y en sentido lato, como en el cap. 7. 7. q. 4. 1. Tampoco el que se niega a obedecer al Papa en las cosas temporales, porque como señor temporal no es cabeza de la Iglesia. González in cap. 2. h. t. num. 4. Tampoco es que no presta la obediencia, cuando son dos los pontífices elegidos y no consta quién sea el legítimo, con tal que esté dispuesto a obedecer al que el concilio general, que entonces debe ser convocado, declare que es el pontífice. Tampoco el que no quiere obedecer al pontífice mismo, por odio y venganza contra él, porque su persona le parece sospechosa u odiosa. Azor, p. 1. L. 8. cap. 20. q. 4. El que contra el precepto o la prohibición del Papa no obedece, será desobediente, pero no cismático, de otra forma, la violación de cualquier precepto eclesiástico sería cisma, lo cual es falso, porque aún puede reconocer al pontífice como cabeza de la iglesia. D. Thom. 2. 2. q. 39. art. 2. El que peca gravemente, aunque sea miembro muerto, no se separa, sin embargo, de la unidad de la iglesia, que consiste en la fe y en el uso de los sacramentos, con la sujeción debida al Pontífice. El que ha sido excomulgado no se separa por sí mismo, sino que es separado por la iglesia; y, por lo tanto, no son cismáticos, ni el pecador, ni el excomulgado. Farinacio. Prax. q. 184. ex. n. 24.
134. Los cismáticos impropiamente tales no incurren en ninguna pena. Pero los que son estrictamente cismáticos, aun si no son herejes, incurren en estas penas: 1. excomunión mayor, cap. 5. D. 19, que es dada por el mismo derecho y reservada al Pontífice, en la Bula de la Cena, cas. 1., que no se extiende, porque es una constitución odiosa, a los protectores, a los defensores y a los encubridores de los cismáticos, porque de ellos no se habla expresamente; Suárez de Cens. D. 21. sect. 2. ex n. 12. Sánchez in Decal. L. 2. cap. 36. n. 16., pero incurren, en excomunión no reservada, cap. un. h. t. in 6. 2. Los cismáticos incurren en infamia (y sólo de hecho ciertamente) por la enormidad de su crimen, pero no en infamia de derecho, porque en el derecho no se expresa y, por lo mismo cesa, o no se contrae, satisfecho el pecado por la penitencia; Barbosa in cap. 1. h. t. n. 5. Suárez de Cens. D. 43. sect. 2. n. 7. Sánchez in Decal. L. 2. cap. 36. n. 20. 3. Son privados de jurisdicción eclesiástica, a lo menos después de la sentencia declaratoria