reliquias, revelaciones, milagros, o finge que se halla alguna historia en la Escritura, aunque ésto se haga con buen fin, o si un laico se conduzca como ministro público de la Iglesia, celebrando, absolviendo, etc., Suárez de Religion. lib. 2. de Superst. cap. 2. Lessio de Just. lib. 2. cap. 45. Sánchez in Decalog. lib. 2. capit. 37. Exhibe un culto superfluo, el que pone ceremonias o circunstancias que nada reportan para la gloria de Dios o para motivar el espíritu, v. gr., si alguno utiliza en la oración o en la misa determinado número de velas para obtener algún fin; si para a oir misa busca a un sacerdote que se llame Juan, o que tenga la estatura de Cristo, o si celebra la misa o el oficio contra las rúbricas y la costumbre de la Iglesia, v. gr., formando muchas cruces o añadiendo Gloria o Credo, cuando no se prescribe en las rúbricas, porque, aunque estas cosas se hagan por devoción, la mejor devoción es conformarse a la costumbre de la Iglesia y todas estas cosas deben ser prohibidas por los ordinarios y los párrocos, como supersticiosas, Trid. sess. 22. in Decr. de Observ. et evitand. in celebrat. Miss.
252. Idolatría se da, cuando se tributa honor a la creatura, como a Dios, S. Thom. 2. 2. q. 94. art. 1., ya sea que se haga con un sacrificio, ya con una genuflexión, con un sahumerio, con descubrirse la cabeza o con cualquier otro signo de honor. Adivinación, (así llamada, como emulación de la divinidad, L. 1. tit. 23. p. 7., ahí: Adivinanza tanto quiere decir, como querer tomar el poder de Dios para saber las cosas que están por venir; porque los que la ejercen simulan que están llenos de la divinidad y, por lo mismo se llamaban adivinos) es manifestar cosas contingentes ocultas libremente futuras, o de otra manera desconocidas, por un pacto con el demonio, o explícito, por el que, v.gr., se invoca expresamente al demonio, o implícito, como cuando se utiliza algún signo para el conocimiento de las cosas ocultas, que es vano de por sí y no tiene con las cosas ocultas ninguna conexión natural, o virtud para tales efectos, ni sobrenatural, por voluntad y revelación de Dios, o por disposición u oraciones de la iglesia, cap. 1. 26. q. 3., Santo Tomás, 2. 2. q. 95. art. 1. Cuando interviene un pacto explícito, se llama generalmente nigromancia, L. 2. tit. 23. p. 7., ahí: Necromantia dicen en latin á un saber estraño, que es para encantar espíritus malos. Esta contiene: 1. La nigromancia, en particular, esto es, cuando los muertos parecen resucitar y hablar, porque, en griego, nicrum significa muerto y mantia adivinación. De este arte se valía la Pitonisa, a la que Saúl pidió que evocara a Samuel, I Reg. 28, aunque Samuel haya aparecido, no por virtud de eso. 2. La adivinación por mediadores, cuando el demonio habla por hombres poseídos. 3. El embaucamiento, cuando el demonio ofusca los ojos de los supersticiosos, con diversas apariciones y, los alecciona. 4. La adivinación por sueños, cuando el demonio habla en sueños. 5. La geomancia, cuando él mismo enseña por signos que aparecen en los cuerpos terrestres, por ejemplo, en una piedra, o en un árbol. 6. La hidromancia, cuando las señales, con las que habla, aparecen en el agua, 7. La aeromancia, cuando aparecen en el aire. 8. La piromancia, cuando aparecen en el fuego. 9. La aruspicina, cuando los signos, con los que el demonio habla, aparecen en las entrañas de los animales, que se le sacrifican, L. 1. tit. 23. p. 7. S. Thom. 2. 2. q. 95. art. 3. Alguna vez el demonio habla por una voz formada en los oídos del que lo invoca, que no puede ser oída por ningún otro. A veces forma varios fantasmas en la imaginación y de este modo, según algunos, habla con los adivinos, a los cuales representa en la fantasía aquellos encuentros que les interesan, cuando en verdad no los lleva corporalmente a tales lugares; y ésto parece probarse por el cap. 12. 26. q. 5, de cuyo texto trata ampliamente con autoridad e inteligencia Martín Delrío, Disquis. Mag. lib. 5. sect. 16. Sin embargo, hay que aceptar que los adivinos son llevados y transportados de este modo, con frecuencia, corporalmente a tales encuentros, como Henoc, Elías y San Pedro por un ángel bueno, y Simón Mago y otros, han sido trasladados, verdadera y realmente, de un lugar a otro, por un ángel malo. Y en dicho cap. 12, no son anatemizados los que creen ésto, pero sí, los que creen que Diana es diosa y que Herodías, que en ninguna otra parte está más que en el infierno, es invocada con culto y cabalga sobre las bestias, Torreblanca de Jure spiritual. lib. 4. cap. 3. num. 73. Y además, el demonio suele transformarse en forma de macho cabrío, o también de hombre, como puede transfigurarse en ángel de luz para engañar más fácilmente a estas mujerzuelas incautas. La adivinación, en la que se encuentra un pacto implícito, comprende: 1. El augurio, llamado así por el graznido de las aves, y se hace, cuando se busca el conocimiento de la cosa futura, por las voces de los animales, o por el estornudo de los hombres. 2. El auspicio, cuando es por el vuelo de las aves, o por el movimiento de otros animales. 3. El presagio, cuando se da por las voces de los hombres,