a la archicofradía y a la orden de la Redención. Por Bonifacio IX a los que visitan la capilla de San Nicolás de Tolentino en el día de su fiesta. Por Juan XXII a los que besan la medida de la planta del pie de la Bienaventurada Virgen María. Por Alejandro VI a la imagen de Santa María llamada de Lafetti. Por León X a los que llevan el cordón de San Francisco, indulgencia primeramente impresa en Roma, luego en Milán en el año de 1665 (sin embargo, tienen las suyas y verdaderas los cofrades de la archicofradía, de los cordoneros de San Francisco), y a los que rezan la salutación angélica al toque del reloj ante la imagen de la Concepción de la Inmaculada Virgen María pintada en un círculo, con la luna bajo sus pies. Por Pío IV, o por San Pío V al príncipe de Siena, Por Clemente VIII a los que recitan la oración: Oh gran misterio, etc., la iglesia de Santa María que llaman de Montserrat impresa en Avignon. Además, otras por las almas de los fieles cristianos difuntos, impresas en Madrid el 20 de julio de 1606. Por Paulo V a los que cantan el himno: A tí, Madre de Dios te alabamos, a Tí, María Virgen, te proclamamos, etc., o si en día sábado fallecieran, mientras cantan lo mismo. Y a las coronas, rosarios, imágenes y medallas, bendecidas por el papa a súplica del Cardenal Federico Borromeo en el año de 1611, mientras era edificada en Roma la iglesia en honor de San Carlos y otras por el mismo Paulo y por Gregorio XV a los que rezan: Sea alabado el Santísimo Sacramento. Por Urbano VIII en honor del mismo Sacramento por las súplicas del Cardenal Magalotti y a los sacerdotes que, celebrada la misa, rezan: Ave, Hija de Dios Padre, Ave, Madre de Dios Hijo... etc. Por Clemente X a los que rezan en la mañana, a mediodía, y en la tarde la acostumbrada antífona: El Angel del Señor y, al final: Gracias a Dios y a María. Y por último, otras dadas por algunos Romanos Pontífices, como aseguran, a las coronas de los misterios de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, a petición del Gran Duque de Etruria. También es apócrifa la indulgencia de la cofradía de San Nicolás, por la que dicen que repetidas cinco veces la oración dominical y la salutación angélica, es liberada un ánima, en cualquier día, de las penas del purgatorio. Igualmente, otras a la cofradía de Perusia de los santos Sebastián y Roque, de la Sociedad de San Bernardo en Roma. junto a la Columna de Trajano; y, por último, otras de los signados con la cruz de San Eustorgio, en Milán, en Rímini y en Bolonia. De este género son, también, aquéllas concedidas, como aseguran, a la capilla del Rosario en la iglesia de san Antonio de Rovigo o de Rodrigo, o a la iglesia de la Santísima Trinidad de Bergomi, o de San Pedro del Monte Tondoni, en el día de la fiesta de la Invención de la Santa Cruz, o a los que llevan el cordón de San Francisco de Paula, o a los que celebran las misas de San Agustín, o las otras cinco en honor de las cinco festividades de la Santísima Virgen, o a los que recitan el oficio de Santa Francisca Romana, o la antífona: Oh Passio Magna, etc., en memoria de la Pasión de Jesús, o el Rosario de Santa Ana (que la Sagrada Congregación de Ritos no aprueba), o la oración, que suele publicarse con la imagen de santa Ana y dice: Ave, llena de gracia, etc., (la cual oración está prohibida), o con el oficio de la Concepción de la Virgen Inmaculada, que dicen que fué aprobado por Paulo V, o la oración: Oh Dios, que en la Sábana santa nos... etc.; (se exceptúa la indulgencia de cien días, del año de 1671, concedida por los ruegos de la Duquesa de Sabaudia para 25 años, a todos los que vivieran en su jurisdicción), u otra: Ave, Hija de Dios, etc., para recitar después de la comunión, o a los que veneren con algún signo notable el nombre del sacramento de la Sagrada Eucaristía. También, las indulgencias de 80 mil años grabadas en una antigua tabla, que afirman que se conserva en la Basílica de Letrán, para los que dicen aquella oración verdaderamente piadosa: Oh Dios, que por la redención del mundo, etc. Además, las que fueron impresas en Papía en el año de 1670, bajo este título: Sommario del Indulgenze concesse dalla Santita di nostro Signore Papa Leone X, al Immagine della Concezione della Gloriosa Virgine Maria. O las divulgadas en Pesaro, bajo el nombre de San Juan el año de 1608: o en Baletta, o Barula, a los que, para lucrarlas, recitan algunas oraciones, no malas por cierto, o por los que, en Parma, visitan, por los días de la Cuaresma, las iglesias de la Tercera Orden de San Francisco; o en Pistoya y Vastalla, por los que recitan la oración: Ave, santísima María, Madre de Dios, Reina del cielo, etc., y. otras descritas en un libro peculiar impreso, de las que disfrutan, dicen, los devotos y bienhechores seráficos. A éstas deben añadirse las que se dicen dadas a las cruces de Caravaggio, o a la corona o estelario de la Inmaculada Concepción, que consta de doce cuentas para rezar; o a los granos, a las cruces y a las coronas de Luisa de la Ascención, monja española de la orden de Santa Clara, o a la medida de la altura de Jesucristo Nuestro Señor; o a la imagen, o a la medida de la herida infligida a su Costado, o a la oración, como aseguran, encontrada en el sepulcro de Nuestro Señor