Así Suárez, Soto, Covarrubias, Castropalao tr. 29. D. 1. p. 8. ex n. 14., en contra Glossa in c. 1. h. t. in 6. V. Propter quam, Durando, in 4. D. 18. q. 4. Córdoba y otros, que sostienen que el inocente es ligado por la censura.
407. La más grave de todas las penas eclesiásticas es la excomunión, mayor que la cual, como atestigua San Agustín, ninguna pena hay en la iglesia, c. 17. 24. q. 3., de tal manera, que Celestino en el c. 10. de Judiciis, dice, que después de ella la iglesia no tiene nada más que hacer. Y, por lo tanto, es llamada el nervio de la disciplina eclesiástica y, por lo tanto, se manda en el Concilio de Trento, sess. 25. de Reform. cap. 3, que los jueces eclesiásticos no usen temerariamente de esta espada por causas leves. Lo mismo se dice en L. 47. tit. 7. lib. 1. R. Ind. Llámase excomunión, como quien dice fuera de la comunicación de los sacramentos y de los fieles, L. 1. tit. 9. p. 1., ahí: Descomunión tanto quiere decir, como descomunaleza, que aparta, e estraña los Christianos de los bienes espirituales, que se facen en Santa Eglesia. El excomulgado queda como fuera de la comunicación, conforme a aquello de Cristo el Señor, en Matth. 18, 17: ... Y si a la Iglesia desoye, sea para tí como gentil o publicano, esto es segregado de la iglesia. El excomulgado es llamado así de cierta palabra griega que significa separar, o eliminar. Así, en el c. 107. 11. q. 3. se dice: Eliminamos a los violadores de las iglesias de Dios del gremio de la Santa Madre Iglesia y del consorcio de toda la cristiandad. Frecuentemente dicen los Santos Padres que alguien es segregado y cortado de la iglesia, pero, no de tal manera, que no permanezca sujeto a la iglesia por razón del carácter, porque el carácter ni por la muerte puede ser quitado, ni tampoco de tal manera, que no permanezca unido a la iglesia por medio de la fe, porque la fe se pierde, no por la censura, sino por la herejía solamente, o por la infidelidad, sino, en cuanto la excomunión priva del derecho próximo y moral que el fiel tiene a la comunión de los fieles, al uso de los sacramentos y a otras cosas semejantes, ni tampoco, de suyo priva de la gracia, o de la caridad, porque ésta se pierde por el pecado que se requiere para la excomunión y, por el cual, el pecador es entregado a Satanás para ruina de la carne y es separado del Cuerpo de Cristo, c. 21. 11. q. 3. Suárez, de Cens. D. 8. sect. 1., González, in c. 18. h. t. y otros. La excomunión, pues, es la censura eclesiástica que separa al excomulgado de la comunión de los fieles, c. 32. c. 107. 11. q. 3. L. 1. tit. 9. p. 1., ahí: Descomunión es sentencia, que estraña, e aparta al ome contra quien es dada a las veces de los Sacramentos de la Eglesia, e a las vegadas de las compañas de los leales Christianos. Se llama censura: la cual se tiene como género, por el hecho de que conviene con otras censuras, c. 20. de V. S. Difiere de ellas por otras palabras. Ya que la suspensión sólo priva del uso del beneficio y del oficio eclesiástico; el entredicho priva de los oficios divinos, conforme a la naturaleza de ellos. Por otra parte, la excomunión se divide en forma variada, conforme a diversos aspectos y en realidad: 1. Una es válida, otra inválida o nula. La excomunión válida es aquélla que es decretada por un juez legítimo, a causa del pecado de contumacia y, por cierto, será justa, si se guarda el debido orden del derecho, que si no se guarda alguna solemnidad accidental, o circunstancia del fin debido será injusta. La inválida es aquélla a la que le falta algo substancial, porque, por ejemplo, es decretada por el que no tiene jurisdicción, o después de interpuesta apelación, o contra un privilegio, o porque contiene un error intolerable, y entonces no tiene ningún efecto y, por lo tanto, no debe ser observada, a no ser, por razón del escándalo. 2. Una es mayor, otra menor. La menor únicamente priva al excomulgado del uso pasivo, o recepción de los sacramentos, c. fin. de Cleric. excommun. lib. 1. tit. 9. p. 1. La mayor, en cambio, priva de la participación de todos los bienes comunes entre los fieles, c. 59. h. t. L. 1. tit. 9. p. 1. Y aunque antiguamente esta voz excomunión tomada absolutamente se entendiera como menor, c. 12. 3. q. 4., actualmente, sin embargo, sólo es tomada como mayor, c. 59. h. t. y ésta, por lo regular, se llama anatema, c. 12. 3. q. 4., voz que significa execración y maldición. Y de aquí que San Pablo en I Cor. 16. 22. dice: Si alguno no ama a Nuestro Señor Jesucristo sea anatema. Maran Atha, expresión caldea que está compuesta de dos, esto es: el Señor Viene como a exterminar a aquél que no reconoce a Cristo como Mesías. Y esta es la explicación más común, como si el Apóstol dijera: sea anatema el que no lo ama, porque ya viene. Agustín, sin embargo, así explica: sea anatema, hasta la venida del Señor, esto es, si no se arrepiente, y esta expresión se encuentra en c. 30. 23. q. 4. Suárez de Cens. D. 8. sect. 2. n. 7. Arias Levit. Eccles. Diccion. Trevoux. Y de ordinario, se llama anatema la excomunión que se hace con gran solemnidad, a saber, con la extinción de las candelas y con otros ritos prescritos por la iglesia, c. 106. 11. q. 3. L. 13. tit. 9. p. 1., ahí: Entonce debe decir el Obispo, que así sea muerta su alma de aquel que descomulgan, como