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Viejos
(abuelos, agüelos)
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Categoría general: Sacerdotes.
El término viejos se utiliza en la Relación para referirse al grupo de sacerdotes que colaboraban más directamente con el cazonci, y también con los señores y caciques, pues todos los señores tenían sus "viejos". El papel que jugaban en el gobierno era importantísimo. Eran consejeros del cazonci o señor, participaban en el acuerdo para elegir a un nuevo cazonci, eran regentes cuando no había señor o cacique en un pueblo y comúnmente llevaban los mensajes más importantes.
Un claro ejemplo de las variadas funciones de los viejos es el caso de Chupitani, Tecaqua y Nuriuan, los viejos de Vapeani y de Pauacume, primero, y de Tariacuri, después. Estos tres sacerdotes, hermanos entre sí, eran parientes de Vapeani y Pauacume y sus consejeros. Las dos veces que los isleños citan a los hermanos para entregarles sus mujeres, los viejos les recomiendan mandar un corredor delante de ellos temiendo que les estén tendiendo una trampa; y después se encargan de recuperar los cuerpos de sus señores y de enterrarlos en Pátzcuaro. Luego educan a Tariacuri a quien eligen como sucesor del señorío alejándolo de sus primos Zetaco y Aramen. Durante casi toda la vida de Tariacuri, Chupitani, Tecaqua y Nuriuan son sus consejeros y principales colaboradores. Chupitani, por ejemplo, es enviado para negociar con Chanshori el permiso para pasar por su territorio, y posteriormente los tres sacerdotes van nuevamente con el señor de Curinguaro para que le venda o preste a Tariacuri un lugar donde vivir. Cuando Tariacuri visita a Zurunban en Tariaran, vela y "razona" con sus viejos durante la noche en lugar de dormir con las mujeres que le ha ofrecido Zurunban. Ellos también son los que descubren a Hiripan y a Tangaxoan cuando llevan leña a Pátzcuaro. Es posible que por lo menos uno de ellos, Chupitani, fuera sacrificador. En la Relación también se mencionan los viejos de otros señores. Por ejemplo Quaracuri, señor de Syraueni, envía a sus viejos con mensajes para Tariacuri, para Naca y para Zurunban durante el sitio a Xaraquaro; y también Chapa y Curatame envían a sus viejos con diversos mensajes.
Al parecer los viejos se encargaban de la educación de los hijos de los señores y en este sentido quizás equivalgan a los ayos. Cuando Tamapucheca es capturado en Yziparamucu, sus amas y unos viejos lo rescatan y lo llevan de regreso a Pátzcuaro, por lo cual Tariacuri los manda matar, dando a entender que ellos lo educaron mal. Por otra parte, Parangua, un viejo de Tariaran, era mayordomo de Hiuacha; y Caricaten envió a unos viejos con gente para matar a Aramen. Los caciques también tenían su grupo de viejos quienes les daban consejos y en cierta forma supervisaban su actuación. Uno de ellos, además, estaba en su lugar, probablemente cuando el cacique no estaba en el pueblo o quizás sólo durante el lapso de tiempo entre la muerte de un cacique y la elección del nuevo.
Tener viejos era uno de los privilegios concedidos por los dioses a los señores. Cuando Tangaxoan sueña con Xaratanga ésta le dice que hará su casa y sus trojes, que le dará mantenimientos y que hará que tenga mujeres y viejos en su casa. Lo mismo le ofrece Curicaueri a Hiripan; y los viejos de Tariacuri, cuando lo educan para ser señor, le recuerdan que Curicaueri da mujeres, esclavos, alhajas y "viejos que hacen fuego".
Cuando moría el cazonci, los viejos, "sus continuos", junto con otros señores, lavaban el cuerpo y lo ataviaban para ser cremado. Luego participaban en la asamblea que elegía al nuevo cazonci y, aunque en ésta participaban todos los señores y caciques, la descripción de la elección de Zinzicha hace pensar que únicamente los viejos lo elegían y que eran ellos los que podían destituirlo del cargo. Cuando llegaron los españoles a Michoacán, tanto Zuangua como Zinzicha, consultaron con sus viejos lo qué debían hacer. Después, Zinzicha previendo su muerte próxima, pide a los viejos que consuelen a sus mujeres y que cuiden a sus hijos. Más tarde, Nuño de Guzmán preguntó a los viejos dónde se encontraba el oro del cazonci, pero ellos no respondieron, argumentando que eran "una cosa por ahí sin provecho". No obstante, poco después demostraron ser de gran provecho pues fueron los principales informantes del fraile que elaboró la Relación de Michoacán.
La palabra viejo parece tener un significado literal, es decir, los viejos eran realmente gente de avanzada edad. Los caciques, al ser introducidos en su pueblo, se referían a sus viejos en estos términos: "Aquí estáis viejos, que sois muy antiguos; vosotros que tenéis sentido de los tiempos pasados" (f. 23). Por lo demás, la fórmula "viejos antiguos" se usa varias veces, en las láminas se les representa con arrugas en la cara y la gente los llamaba abuelos. A los sacerdotes, en general, se les llamaba abuelos, por lo menos a los sacerdotes de las categorías más importantes (curitiecha, sacrificadores, "obispos"), por lo que puede pensarse que los viejos pertenecían a estas clases sacerdotales.