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Espías,(Espías de la guerra).
Función principal: Inspeccionar el terreno de los pueblos que se iban a atacar, mostrar la traza del pueblo enemigo al capitán general, poner hechizos en el pueblo enemigo.
Categoría general: Servidores.

Dado el ambiente hostil en que continuamente vivían los tarascos (por lo menos en la época de Tariacuri), la ocupación principal de los espías (o atalayas) consistía en vigilar a los enemigos para que no los tomaran por sorpresa. Por ejemplo, Hiripan y Tangaxoan, cuando se reencuentran con Tariacuri, le dicen que no debe estar afligido porque ellos serán espías y, después, cuando viven en Mechuacan, Tariacuri preocupado les dice que siempre pongan espías para evitar que sus enemigos los ataquen. También cuando Tariacuri va a celebrar una fiesta en el cerro Zacapu hacurucuyo, pone algunos espías para vigilar a los isleños siguiendo el consejo de sus viejos. Los espías ven a la gente de Hiripan y Tangaxoan que, por su parte, también estaban vigilando a los isleños, y creen que es un ejército enemigo. Pero después reconocen las banderas y se dan cuenta de que son "de los suyos".

En muchas ocasiones los espías vigilaban sólo por precaución, pero en otras se encargaban de vigilar a personas determinadas y dar aviso de lo que sucedía. Por ejemplo, cuando Zetaco y Aramen se preparan para capturar a Naca, ponen dos espías en el cerro Harazinda (tal como les había sugerido Tariacuri). Desde allí, uno de ellos ve desmbarcar a Naca en Pangueo y luego, cuando éste se despide de Quaracuri y continúa su camino, le avisa al otro espía que Naca ya se acerca y éste, a su vez, le avisa a la gente para que preparen la trampa que le van a tender. También cuando Zapiuatame se va a poner bajo las órdenes de Tariacuri, éste le pide a sus sobrinos Hiripan y Tangaxoan que pongan espías en un monte para que vigilen la llegada de los isleños por si se trataba de una trampa. De hecho, Hiripan y Tangaxoan habían detenido previamente a Zapiuatame (cuando éste fue a hablar por primera vez con Tariacuri) mientras vigilaban el lago. También Vapeani y Pauacume ponen espías por consejo de sus viejos cuando los isleños los citan en la orilla del lago para entregarles, supuestamente, a sus mujeres. En esa ocasión parece ser que no hay distinción entre espías y corredores, pero en todo caso se trata de personas que se adelantan al terreno para dar aviso de lo que los enemigos están planeando. Por otra parte, cuando Tariacuri reside en Querenda angangueo, los de Curinguaro mandan espías como parte de los preparativos para atacarlo. Es interesante que en este caso se diga que, como el lugar era "fragoso", los espías se transformaron en "ádives y leones y lechuzas y otros pájaros llamados purúcuzi" y que de esa manera se acercaban a la casa de Tariacuri para escuchar lo que decía. Mientras tanto, Zinzuni, el hijo de Zurunban, aprovechando la supuesta amistad con Tariacuri, bebía con él en su casa y, con el pretexto de salir a orinar, se acercaba a los espías y les daba avisos. También cuando don Pedro Cuyniarangari, siguiendo las órdenes de Zinzicha, fue a buscar a Timas para ejecutarlo, éste --que ya esperaba el castigo-- había puesto espías para vigilar la llegada del emisario del cazonci.

En las descripciones de la guerra contenidas en la tercera parte de la Relación se explican con mayor detalle las funciones de los espías. Éstos inspeccionaban el terreno antes de atacar un determinado pueblo para conocer "todas las entradas y salidas de aquel pueblo y los pasos peligrosos y dónde había ríos". Después, en el real donde se reunía la gente de guerra, dibujaban en el suelo un croquis (llamado curuzetaro) del pueblo con todas sus características (caminos de entrada y salida, ríos, etcétera) y se lo mostraban al capitán general, quien basado en ello determinaba la disposición de los ejércitos y le explicaba a la gente cómo se haría el ataque. Después de esto, los espías se encargaban también de poner "hechizos" en el pueblo enemigo: escondían en las sementeras, cerca de la casa del señor del pueblo o cerca del templo, las pelotillas de olores (de tabaco) que se habían quemado en la ceremonia de la guerra con unas plumas de águila y dos flechas ensangrentadas.

En la ceremonia de alzamiento de un nuevo cazonci, los espías lo recibían en el patio junto con otros oficiales y, después, acompañaban al nuevo cazonci en la recolección ritual de leña previa a su primera "entrada" con la que quedaba inaugurado su reinado. Como otros guerreros, los espías se teñían de negro el cuerpo con humo (se entiznaban). Entre los delincuentes o malhechores que el petamuti juzgaba en la fiesta Equata consquaro se mencionan los espías aunque no se especifica cuál era su delito. Tal vez, en general, se les juzgaba si no habían cumplido bien con su deber o, más particularme, si habían dado avisos a los enemigos, pero es imposible determinarlo con certidumbre.

En la lámina 6 (en la sección izquierda de la lámina) aparecen tres personajes que podrían identificarse con los espías; las dos pequeñas figuras que señalan el croquis del pueblo enemigo alrededor del cual están el capitán general, los caciques y la gente de guerra; y la, también pequeña, figura en la parte superior de la lámina que está sobre un monte, junto a un arbusto. La fogata que está enfrente del arbusto podría ser la señal de guerra. Los tres personajes están vestidos de guerreros, con un taparrabo, una rodela, un arco y una flecha (el de arriba tiene, en lugar del arco y la flecha, una porra), y quizás con un "jubón" en el torzo representado por pequeños puntos. Posiblemente también el personaje sentado junto a un maguey en la lámina 5 sea un espía y en la lámina 22 se ve, sobre el cerro Harizinda, la cabeza del espía que vigila el desembarco de Naca. Como en otros casos, había un diputado a cargo de todos los espías.