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Esclavos.
Categoría general: Esclavos.

El témino "esclavos" se utiliza, en la Relación de Michoacán, básicamente para referirse a los cautivos tomados en las guerras. Sin embargo, en algunas ocasiones el sentido del término es más amplio y parecerse referirse, en general, a las personas destinadas al sacrificio, entre las cuales estaban los cautivos de guerra pero también los delincuentes o malhechores. En algunas ocasiones además el término se utiliza para referirse a las personas que estaba al servicio de los señores (y se habla también de esclavas), muchos de los cuales deben haber sido también cautivos de guerra, aquellos que no habían sido sacrificados y que se ocupaban de los servicios domésticos y agrícolas (los llamados teruparaquaebaecha), pero otros podían quedar subordinados a algún señor por otras razones. Por ejemplo, si alguien tomaba maíz o mantas de los dioses, o incluso si recibía esos bienes como regalo, quedaba obligado a servir como esclavo. Los esclavos también podían comprarse (Hiuacha, el señor de Tariaran, dice que los compraba con mantas y que ya no hacía la guerra para conseguirlos). Al parecer había mercaderes que los vendían y cuando había hambrunas los padres vendían a sus hijos o se vendían ellos mismos como esclavos a cambio de comida (véase el caso de Zurunban y el de la gente de Hetoquaro).

En otras ocasiones el nombre de esclavo se utiliza para indicar, tal vez sólo metafóricamente, la subordinación de un determinado individuo a otro. Por ejemplo Zirutame, reconociendo que sus sobrinos Hiripan y Tangaxoan son señores, les dice que los atenderá como si fuera su esclavo (que llevará leña para los templos, que hará sus sementeras, que cargará a sus hijos, que les buscará hachas y cinchos para que corten y carguen la leña de los templos). También don Pedro, cuando recibe una mujer de Zinzicha, dice que los isleños eran esclavos del cazonci, que llevaban la comida de los reyes a cuestas, los jarros con los que bebían y las hachas para ir al monte por leña. En este caso, sin embargo, se sobreentiende que los isleños estaban subordinados al cazonci porque habían sido conquistados por sus antepasados. Del mismo modo, el petamuti les recordaba a los caciques que eran esclavos porque, a pesar de haber sido conquistados, no habían sido sacrificados.

Tener esclavos era un privilegio de los señores, privilegio que concedían los dioses a quienes los atendían bien, principalmente a aquellos que llevaban suficiente leña para los templos (lo cual eventualmente se traducía en el acto de conseguir cautivos para el sacrificio y, por lo tanto, el alimento para los dioses). Ser esclavo, en cambio, era un estado indeseable, especialmente para los que habían sido señores. Por ejemplo Timas y los otros principales que intentaron convencer a Zinzicha de que se ahogara en el lago de Pátzcuaro cuando los españoles entraron a Michoacán, argumentaban que era preferible morir a ser convertido en esclavo.