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México

Ciudad de México,  en el altiplano central.

Desde tiempos de Zizispandaquare, los tarascos se enfrentaron militarmente a los mexicanos y es bastante probable que la mayoría de las grandes empresas de conquista que se llevaban a cabo en la época inmediatamente anterior a la conquista española fueran en contra de los mexicanos. En la oración que el hiripati pronunciaba en la ceremonia de la guerra, por ejemplo, éste mencionaba el nombre de todos los señores de los pueblos enemigos empezando por los de México. Siendo los mexicanos sus principales enemigos, los señores tarascos no podían dejar de reconocer el poder y la importancia de México, único reino que consideraban su par.

Las viejas rencillas (o "rencores") entre los tarascos y los mexicanos impidieron que Zuangua aceptara ayudar a Moctezuma cuando, casi destruido por los españoles, consideró que unidos podrían vencerlos. Antes de la caida de Tenochtitlan, Moctezuma envió a Michoacán una embajada de diez hombres para solicitar la ayuda de Zuangua. Éste, sospechando que los mexicanos querían tenderle una trampa, dijo que en ese momento no podía ayudarles pero envió cuatro intérpretes a México para cerciorarse de lo que estaba pasando. Los intérpretes se encontraron con Moctezuma, posiblemente en Tenochtitlan pues llegaron en canoa. Después de darle los presentes que le enviaba Zuangua, los llevaron nuevamente en canoa hasta Texcoco, allí subieron a un monte desde donde vieron un campo largo y llano (al parecer en tierras de Tlaxcala) en donde se encontraban las tropas españolas y luego volvieron con Moctezuma quien volvió a solicitar la ayuda de Zuangua. Los intérpretes volvieron a Michoacán, le contaron a Zuangua lo que habían visto y lo que había dicho Moctezuma, pero Zuangua decidió no ayudar a los mexicanos. Es interesante que varias veces Zuangua dice que en otra ocasión sus antepasados habían ido México, aunque no sabía el motivo de esa visita.

A partir de entonces otros señores tarascos irían a México, ya no a encontrarse con los mexicanos sino con los españoles, incluidos don Pedro Cuiniarangari, su hermano Huizizilzi y Zinzicha. Don Pedro se encontró con Cortés en Coyoacán y de allí lo llevaron a ver la destruida Tenochtitlan. Posiblemente Huizizilzi había ido antes pues aparentemente Cortés ya lo conocía cuando se entrevistó con don Pedro. Después, don Pedro y Huizizilzi, junto con todos los señores y caciques, acompañaron a Zizincha a ver a Cortés. Zinzicha volvió a México por lo menos en otra ocasión, nuevamente para hablar con Cortés. Después de esa segunda entrevista, Zinzicha envió a quince niños, hijos de principales, a aprender la doctrina cristiana en el convento de San Francisco de México. Tiempo después, Zinzicha y don Pedro fueron llevados a México para entrevistarse con el presidente de la Audiencia, Nuño de Guzmán. Éste mantuvo preso al cazonci en México por varios meses (nueve lunas, cada una de veinte días), luego lo llevó a Michoacán y, finalmente, cerca del río Lerma lo juzgó y lo sentenció a muerte.



Otras fuentes documentales:


Lienzo de Jucutacato (Tenuchtitla)

Bibliografia:


Roskamp, Hans
1998
La historiografía indígena de Michoacán. El Lienzo de Jucutácato y los títulos de Carapan, Leiden, The Netherland, CNWS.