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Aramen (Haramen, Arame).
Primo de Tariacuri, hijo menor de Vapeani 2, padre de Tangaxoan.
Tras la muerte de Vapeani y Pauacume quedaron como posibles sucesores del liderazgo chichimeca los hijos del primero, Zetaco (el mayor) y Aramen (el menor), y Tariacuri, el hijo de Pauacume. Chupitani, Nuriuan y Tecaqua (viejos y consejeros de Vapeani y Pauacume) eligen a Tariacuri, que era niño aún, y se encargan de educarlo para ello. Zetaco y Aramen que ya eran mayores (eran ya hombres) acostumbraban beber y andar con mujeres y llevaban a Tariacuri consigo cargado en hombros. Entonces los viejos les piden que se vayan a vivir a Vacananbaro para evitar que Tariacuri adquieriera esas costumbres y para que se dedicara más bien a llevar leña a los templos. Zetaco y Aramen aceptan irse, aparentemente sin problemas, aunque después es posible percibir cierto rencor de su parte hacia Tariacuri.
Cuando Tariacuri crece comienza a hacer caso a los consejos de sus viejos. Lleva leña a los templos de Pátzcuaro y además pone señales de guerra en contra de los isleños que ocupan la ribera del lago. Los isleños huyen a Xaraquaro donde Tariacuri los mantiene sitiados. Entonces Caricaten, el señor de Xaraquaro, le pide ayuda a Zurunban, señor de Tariaran y éste envía al sacerdote Naca a reunir los ejércitos para contraatacar a Tariacuri. Avisado por Quaracuri (señor de Syraueni), Tariacuri esgrime un plan para matar a Naca con la ayuda de Quaracuri y de sus primos Zetaco y Aramen. Por un lado, hace que Naca regrese por una determinada ruta donde lo esperará Quaracuri y, por otro, ordena a Zetaco y a Aramen que se preparen para capturarlo. De acuerdo con el plan de Tariacuri, Zetaco y Aramen, armados con muchas flechas que hacen durante un día, esperan la llegada de Naca en un monte. Desde el cerro Arizinda, dos espías vigilan el desembarco de Naca y cuando, después de comer con Quaracuri, reanuda su marcha, se lo hacen saber a Zetaco, a Aramen y a su gente. Entonces ellos se sacrifican las orejas con una navaja que les había dado Tariacuri (con la que daba de comer al dios del fuego) y la rocían sobre unas huellas falsas de venado que habían hecho previamente. Cuando llega Naca, fingiendo que buscan un venado herido, lo convencen de que les ayude a buscarlo y le prometen darle una parte del mismo si lo encuentran con el fin de alejarlo del camino y poder capturarlo. Naca acepta el trato pero al ver que no hallan al venado desiste de la búsqueda y se va. Sin embargo, Aramen hiere a Naca en la espalda con una flecha y lo captura. Zetaco y Aramen dan la noticia a Tariacuri quien les ordena sacrificar a Naca. Luego Tariacuri hace que Quaracuri envíe partes del cadáver de Naca, previamente cocido y descuartizado, a sus enemigos, haciéndoles creer que se trata de un esclavo. Los sacerdotes de Syraueni le llevan los muslos de Naca a Zurunban quien, junto con sus mujeres, se los come. Entonces, siempre de acuerdo al plan de Tariacuri, llega un muchacho corriendo y le dice que en realidad es el cuerpo de Naca. Zurunban se da cuenta de que la treta fue ideada por Tariacuri y, en venganza, envía a su mayordomo Huyana a destruir el pueblo de Zetaco y Aramen. La gente de Zurunban destruye sus casas, les arrancan sus insignias (bezotes, trenzados, orejeras, mástiles), desnudan a sus mujeres (las madres de Hiripan y Tangaxoan), les quitan toda su hacienda y los expulsan del pueblo. Tariacuri, enterado del suceso y temiendo que Zurunban también se desquitara con él, huye de Pátzcuaro. Zetaco y Aramen, enojados, mandan mensajeros a buscarlo. Tariacuri reconoce su culpa y ofrece a sus primos el maíz y las camisetas que guardaba en Yengoan, pero Zetaco y Aramen no las aceptan porque son de Curicaueri y sus hijos correrían el peligro de ser "maltratados" si después no podían devolverlas. Entonces Zetaco se va a vivir a un monte cuyo nombre no se especifica y Aramen se muda a Hirazeo. Es posible que estos lugares pertenecieran a Syraueni porque en una breve frase Zetaco dice que irán con Quaracuri, aunque también es posible que se refiriera a atacar a Quaracuri por cuya culpa habían sido expulsados de Vacananbaro. Como sea, tanto Zetaco como Aramen mueren poco tiempo después.
La muerte del primero no quedó registrada en la Relación pero la de Aramen sí (aunque más adelante el autor dice no saber qué pasó con ellos, f. 101). Estando en Hirazeo, Aramen va al mercado de Pareo donde lo ve una de las mujeres de Caricaten y, como "era muy hermoso", la mujer "envió por él y dormieron juntos"; y así tienen varios encuentros en Pareo. Pero Caricaten se entera de las relaciones amorosas que su mujer mantiene con Aramen y manda matarlo. Los viejos envíados por Caricaten encuentran a Aramen en su casa secándose porque se había bañado. Él los recibe amablemente sin sospechar el propósito de su visita y acepta con gusto el pescado que le llevan, comen juntos y cuando sale para buscar unas mantas que ofrecerles, ellos toman el arco y las flechas que Aramen tenía en su casa y lo flechan. Aramen herido logra huir al monte pero muere al pie de una encina. Sus asesinos toman a sus hermanas y atadas las llevan a Xaraquaro. Caricaten, enojado con sus mensajeros porque dejaron ir a Aramen, manda sacrificar a las mujeres en el templo llamado Puruaten y, ya muertas, las echan al lago. Tanto la destrucción de Vacananbaro como la muerte de Aramen y el sacrificio de sus hermanas están representadas en la lámina 24.
A raíz de la muerte de Aramen (y de Zetaco) sus hijos, Hiripan y Tangaxoan, se van con su madre (la Relación no aclara de quién de los dos era madre) y su hermana vagando de pueblo en pueblo hasta que llegan a Zaueto en donde los encuentra mendigando en el mercado una tía suya, hija de un hermano de Zetaco y de Aramen (por lo tanto era más bien su prima), y los lleva a vivir con ella en Hucariquaro.
Contrariamente al trato que Zetaco y Aramen temían que Tariacuri daría a sus hijos, cuando éste regresa a Pátzcuaro los busca y los elige como sus sucesores, restituyendo de esta manera la línea sucesoria que los viejos Chupitani, Tecaqua y Nuriuan habían alterado al elegirlo a él. Cuando Tariacuri discute con su hijo Curatame, argumenta que Hiripan y Tangaxoan eran los verdaderos señores porque no tenían, como ellos, parte del dios Tangachurani (tanto Tariacuri como Curatame eran hijos de mujeres no chichimecas), lo cual permite suponer que las mujeres de Zetaco y de Aramen eran del mismo linaje que los chichimecas.