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Cristóbal de Olid (Cristóbal de Olí, Cristóbal d'Olí, Chrispóbal de Olí).
Conquistador de Michoacán.
El diecisiete de julio [de 1522], en época de lluvias y por la fiesta llamada Cahera consquaro, Cristóbal de Olid con doscientos españoles y muchos indios de México llegó a Taximaroa. Estando allí, los españoles detuvieron a don Pedro quien iba a hacer gente de guerra. Cuando don Pedro le explicó a Olid que el cazonci lo había enviado para ver si realmente los españoles estaban en Taximaroa y, de ser así, decirles que siguieran su camino hasta Tzintzuntzan, el capitán español, desconfiado, amenazó con matar a los tarascos si acaso lo estaban esperando para darle guerra. Don Pedro dijo que no mentía, Olid le creyó y le pidió que entonces le avisara al cazonci que saliera a recibirlo en Quangaçeo y que le llevara mantas de diversos tipos, gallinas, huevos, pescados y patos (supuestamente Olid llamó a las mantas y a los pescados por sus nombres en tarasco). Después de una misa que presenció don Pedro, Olid llamó a cinco mexicanos y a cinco otomíes para que acompañaran a don Pedro a Tzintzuntzan. Posiblemente Olid llegó a Quangaçeo y al no encontrar al cazonci envió a diez mexicanos a Tzintzuntzan (o quizás eran los mexicanos y otomíes que habían acompañado a don Pedro y que ëste había dejado en el camino para poder deshacer los ejércitos que estaban preparados para atacar a Olid) quienes, al enterarse de que Zinzicha se había ahogado en el lago, regresaron a avisarle a Olid. Entonces éste continuó su camino hasta un lugar llamado Api, a media legua de Tzintzuntzan, en donde ya lo esperaban don Pedro, su hermano Huizizilzi y todos los caciques con gente de guerra. Éstos pidieron a los españoles que no pasaran de allí y preguntaron si acaso iban a matarlos. Olid les respondió que no, que quizás eran ellos los que querían darles guerra. Los señores respondieron que no era esa su intención, entonces Olid les pidió que dejaran sus armas y que se acercaran. Los señores tarascos, excepto algunos, dejaron sus arcos y flechas, fueron donde los españoles quienes los recibieron muy bien, con abrazos, y luego todos juntos entraron a la ciudad.
Unos días después los españoles descubrieron las arcas llenas de joyas que el cazonci guardaba en su casa. Olid mandó sacarlas, examinarlas y escoger las mejores con las cuales hizo doscientas cargas que mandó a México para Cortés. Seguramente para que no se perdiera nada, mandó grupos de veinte tamemes, cada uno con una banderita en las cargas para que se fueran viendo en el camino. Poco después, cuando reapareció Zinzicha, los españoles le pidieron más oro y plata y, al ver que ya no quedaba nada en su casa, el cazonci mandó que unos principales les mostraran a los españoles lo que estaba en las islas Pacandan y Huranden. Con ello hicieron ochenta cargas que a Olid le parecieron muy poco. Zinzicha se preguntó por qué los españoles querían tanto oro y llegó a la conclusión de que, siendo dioses, debían de comérselo. Luego mandó buscar el oro y la plata que estaba en las islas Apupato y Vtuyo con lo cual se reunieron trescientas cargas. Finalmente Olid aceptó como verdadera la respuesta del cazonci de que ya no tenía más oro y lo envió a México para que personalmente entregara esas cargas a Cortés.
Olid con su ejército y los mexicanos que lo acompañaban permanecieron en Tzintzuntzan durante cuatro meses (seis lunas de veinte días cada una). Al menos uno de los capitanes tarascos, Huizizilzi, se unió con su gente al ejército español y colaboró en la conquista de Colima, fue a Pánuco y finalmente acompañó a Olid a las Hibueras en donde murió.