Andrés de Tapia (Tapia).

De acuerdo con el relato de don Pedro Cuyniarangari, Hernán Cortés envió a Andrés de Tapia a Michoacán poco antes de que Nuño de Guzmán tomara el cargo de presidente de la Audiencia para que Zinzicha le entregara el oro y plata que todavía tenía y para advertirle que no se lo diera a Guzmán. El cazonci juntó el oro y la plata que todavía le quedaba y se lo entregó a Tapia (aparentemente en dos remesas) reconociendo que le pertenecía al emperador. Cuando Guzmán se hizo cargo de la Audiencia, mandó llamar al cazonci a México y, entre otras cosas, le pidió oro, pero éste le dijo que ya todo se lo había dado a Tapia. Por los diálogos reproducidos en la Relación, se ve que la respuesta enojó mucho a Guzmán quien, para obligar al cazonci a que consiguiera más oro, lo mantuvo preso. Don Pedro pidió a los señores de Michoacán que le entregaran el oro que tuvieran con lo cual logró reunir varias cargas que mandó en tres remesas a Guzmán. Éste, insatisfecho con lo entregado, fue haciendo cada vez más duro el cautiverio del cazonci, luego lo llevó preso a Michoacán y de allí hacia Jalisco donde lo enjuició y lo sentenció a muerte.