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Viquixu (Viquixo).
Señor de Ucareo.
Viquixu era el señor de Ucareo en tiempos de Zuangua y una de sus mancebas, poseida por la diosa Cuerauaperi, fue la mujer que presenció el concilio de los dioses en el que se anunció la llegada de los españoles. Cuando la mujer regresa a Ucareo, los sacerdotes se lo hacen saber a Viquixu que en ese momento se encontraba haciendo la ceremonia de la guerra (echando incienso en los braseros). Entonces éste envía por Baricha, un sacerdote de Araro, y por el sacerdote de Zinapequaro para que escuchen el mensaje de la diosa y luego toma un baño. Los sacerdotes de Araro y Zinapequaro llegan al amanecer y Viquixu los lleva a ver a su mujer. Viquixu queda muy perturbado al escuchar el relato de su mujer y parece ser que lo interpreta como un anuncio de su propia muerte. Por un lado decide ya no ir a la guerra (recuérdese que se estaba preparando para ello haciendo la ceremonia de la guerra) temiendo que lo fueran a matar allá, pero por otro lado, resignado, supone que quedándose en Ucareo también lo mataran: "Yo no quiero ir por agora a la guerra mas estarme aquí porque no me maten en la guerra --dice. Mátenme aquí los que vinieren, sacrifiquenme aquí y cómame la diosa Cuerávaperi". Y aunque no parece estar muy convencido todavía de que lo que dijo su mujer fuese cierto, Viquixu envía a los sacerdotes de Araro y Zinapequaro a Mechuacan (Tzintzuntzan) para que se lo hagan saber a Zuangua advirtiéndoles que éste, enojado, quizás los sacrifique.
Zuangua recibe a los mensajeros y molesto por los temores de Viquixu se refiere a él como un hombre de baja suerte, esclavo y huérfano, que no es el rey y que por lo tanto no debía tener miedo pues no sería él quien perdería el señorío. Asimismo, Zuangua confirma la veracidad de lo que relató la mujer de Viquixu porque los dioses habían transmitido un mensaje similar a través de un pescador que había sido tomado por un caimán en tierra caliente. Entonces los sacerdotes de Araro y Zinapequaro regresan a Ucareo y le cuentan a Viquixu lo que les dijo Zuangua.