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a Blibia. Vínome, pues, un deseo natural como a los otros, de querer investigar entre estos nuevos cristianos: qué era la vida que tenían en su infidilidad, qué era su creencia, cuáles eran sus costum
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lo bueno que en su tiempo tenían y apartádoles lo malo que tenían. Y apenas se verá en toda esta escriptura una virtud moral, mas cerimonias y idolatrías y borracheras y muertes y guerras. Yo no he ha
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ridad y gravedad que el oficio requiere, el celo para que se plante en esta gente nuestra religión cristiana, por lo cual permite n[uest]ro Señor que correponda esta gente con amor y temor y reverenci
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elidad, porque por la menor desobediencia que tenían a sus señores les costaban las vidas y eran sacrificados, y lo que no podían acabar con tanta regurosidad, que les fuesen obedientes, alcanza ahora
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orrado].[borrado] v[uestra] S[eñorí]a haga pues enmendar y corregir y favorezca esta escritura, pues se empezó en su nombre y por su mandamiento, porque esta lengua y estilo parezca bien a
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a caza de patos y codornices llamado curú hapindi, éste recogía todas estas dichas aves para los sacrificios de la diosa Xarátanga, que se sacrificaban en sus fiestas, y después toda esta caza comía e
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de la fiesta señalaban en los pechos, los sacerdotes, dos esclavos o delincuentes que habían de sacrificar el día de la fiesta. Y el día de la fiesta bailaban los dichos bailadores con sus rodelas de
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echaban aquella sangre en las dichas fuentes. Después de hecho el sacrificio, salían aquellos dos llamados hauripicípecha, que quiere decir quitadores de cabellos, y and
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bre de aquel dios que llevaban a cuestas.Había otros sacerdotes llamados axámencha, que eran los sacrificadores, y desta dinidad era el caçonçi y los señores, y eran tenidos en mucho.Había otros llama
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echaban en la piedra del sacrificio. Había uno diputado sobre todos éstos.Había otros llamados paçáriecha, que eran los sacrista
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asa, que se ponía en unas trojes.Sus hijos tenían sus casas, cada uno por sí, desde que los daba a criar. Y llegábanse los parientes de aquella mujer, cuyo era el hijo, y hacíanle sementeras y mantas;
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ella leña en grandes rimeros en el patio. Entonces un sacerdote llamado hirípati, y cinco de los sacrificadores y cinco de otros sacerdotes llamados cúritiecha, hacían unas pelotillas de olores, en un
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poníanse a las puertas de aquellas casas los sacrificadores y colgaban allí sus calabazas, a las entradas de las puertas, y iban los sacerdotes que
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ués metíanlos en una cárcel llamada curúzequaro, donde estaban hasta la fiesta que los habían de sacrificar. Esta manera susodicha tenían en sus entradas.[ V ]COMO DESTRUIAN O COMBATIAN LOS PUEBLOS[ L
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n miedo grande en los enemigos. Y traían todos estos cativos a la cibdad de Mechuacan, donde los sacrificaban en los qúes de Curícaberi y Xarátanga, y los otros dioses que tenían allí en la cibdad y p
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unas, y contábanlos y apartaban todos los viejos y viejas y niños y los heridos de las flechas y sacrificábanlos como está dicho. E tenían puestas guardas por todos los caminos y sendas y allí quitaba
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o a los otros principales que mandaba matar, y mandaba matar también sus ayos y amas que le habían criado, y los criados, porque ellos le habían mostrado aquellas costumbres.Mandaba matar los adúltero
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es y collares de turquesas, que eran las insinias de señor, que le había dado el cazonçi cuando le criaban señor. Y como traían aquellas joyas, llevabánlas e poníanlas con las joyas del cazonçi y decí
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s nuestra hija y nuestra señora, como es nos dada por mujer. No es dada por mujer, mas para que la criemos y que seamos ayos della. Ya os he oído, plega a los dioses que le podamos servir al rey, sien
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o os ponga nadie la porra, con que matan, encima los pescuezos y no os cubran de piedras por algún crimen". Y decía a la mujer: "mira, que no os hallen en el camino hablando con algún varón, que os pr
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ra la vida que habían de tener adelante, y después se juntaban en uno. Si era señora, hacían a sus criadas que los cubriesen a entrambos. Si era mujer de baja suerte, decía el marido a su mujer que le
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nse todos, agora, con aquellas que conoscieron doncellas en su tiempo. Otros se casaron después de cristianos, siendo la una parte fieles y la otra no, y después bautizóse la otra parte y quedáronse c
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se prometió a otra casamiento y tuvo cópula con ella, murió su mujer, no se puede casar después de cristiano con la que prometió.Uno se casó en su infelilidad con una mujer y murió. Dejó una hermana,
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un bailador y un tañedor de sus atabales y un carpintero de sus atambores. Y querían ir otros sus criados y no los dejaban ir. Decían que habían comido su pan y que quizá no los tractaría como él, el
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e han cortado, y los olores que han echado los sacerdotes en los fuegos para las oraciones y los sacrificadores? ¿hánse de perder todo esto? Pues han llamado la diosa Cuerábaperi y los dioses celestes
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asentado y rey, en lugar de su dios Curícaberi. Y hacía sacrificio a sus dioses de aquellos cativos que habían traído de las entradas. Y hacía mercedes a todos
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y aquél se lo hacía saber al cazonçi. Decía, que a los pobres que habían traído leña y se habían sacrificado las orejas, les aparescían en sueños sus dioses y les decían qué habían dicho: que les darí
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esta gente que [to]dos sus dioses entraban muchas veces en sus casas y tomaban la gente para sus sacrificios. Pues llevó esta diosa aquella mujer un rato, hacia el camino de México, allí en el dicho p
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n hablar y fueron rechazadas sus palabras y no les quisieron recibir lo que querían decir: "ya son criados otros hombres, nuevamente, y otra vez de nuevo han de venir a las tierras"; esto es lo quello
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aquí, cuando estábamos muy prósperos. Quebrá por todas las partes las tinajas de vino, dejá los sacrificios de hombres y no traigáis más con vosotros ofrendas, que de aquí adelante no ha de ser ansí.
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al rey; no pienso que le placerá dello, ¿cómo, no os descuartizará vivos?, ¿cómo, no os sacrificará? Aparejaos a sufrir. Yo no quiero ir por agora a la guerra mas estarme aquí, porque no me m
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ue el dios llamado Cúpanzieeri jugó con otro dios a la pelota, llamado Achuri hirepe, y ganóle y sacrificóle en un pueblo llamado Xacona y dejó su mujer preñada de Sirátatápezi, su hijo, y nació y tom
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s, nosotros mismos nos venimos a la muerte." Y compusiéronlos como solían componer los cativos y sacrificáronlos en el cu de Curícaberi y de Xarátanga diciendo que iban con su mensaje al cazonçi muert
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rte mandó que ningún mercader ni otro señor comprase aquellos plumajes. Y compráronlos todos los sacristanes y guardas de los dioses, con las mantas que tenían los dioses diputadas para
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y gente delante para que viniesen de paz los señores de Colima, donde quedaban los españoles. Y sacrificáronlos allá a todos, que no volvió ninguno, y los españoles desconfiados de su venida y de esp
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iez y siete de julio, cuando llueve mucho en esta tierra, y venía por capitán un caballero llamado Cristóbal de Olí. Sabiendo su venida el cazonçi, cómo venía de guerra, temió que le habían de matar a
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o de los españoles y mexicanos, por la tarde. Y luego por la mañana le llevaron delante el capitán Cristóbal de Olí y hizo llamar un navatlato o intérpetre de la lengua de Mechuacan, y vino el intérpe
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Taximaroa. Y díjole Cristóbal de Olí: "dí al cazonçi que no haya miedo, que no le haremos mal." Y fuéronse a oír misa los
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Llegó pues don Pedro a la cibdad de Mechuacan y halló toda la gente de guerra y todos los criados del cazonçi a punto que querían ir con él, que se quería ahogar en la laguna, por inducimient
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ien está, bien está, vamos, que llegar tenemos a la cibdad". Y antes que llegasen los españoles, sacrificaron los de Mechuacan ochocientos esclavos de los que tenían escarcelados, porque no se les huy
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mu, en ancho y en los qúes; questaban las entradas de los qúes y las gradas llenas de sangre del sacrificio que habían hecho. Y aún estaban por allí muchos cuerpos de los sacrificados. Y llegábanse lo
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ez arcas de plata fina en rodelas, en cada arca doscientas rodelas y mitras para los cativos que sacrificaban, y mil e seiscientos plumajes verdes Curícaberi; otros tantos la diosa Xarátanga y otro su
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ronles que no les hiciesen mal, que suyo era aquello, de aquellos dioses que lo llevaban. Sabiendo Cristóbal de Olí de aquellas arcas, hízolas sacar fuera y lleváronlas a las casas de los papas, dond
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cieron ochenta cargas de aquel oro, de rodelas y mitras, y lleváronlo de noche a la cibdad. Y dijo Cristóbal de Olí al cazonçi: "¿por qué das tan poco?, trae más, que mucho oro tienes, ¿para qué lo qu
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ido, no rescibas pena. Anda a ver lo que hizo un hijo de Montezuma; allí le tenemos preso porque sacrificó muchos de nosotros." Y hizo llamar todos los señores de México, el Marqués, y díjoles cómo er
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lo. Y llevaron las áncoras y volvióse a Mechuacan con mucho cacao que le dieron los españoles para Cristóbal de Olí. Luego, como vino don Pedro, llamóle el cazonçi y díjole: "ven acá ¿qué haremos de a
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indios de Mechuacan iban a la guerra con sus dioses, vestidos como ellos solían en su tiempo, y sacrificaron muchos de aquellos indios y no les decían nada los españoles. Y volvieron los españoles y
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y sombreros. Y después, andando el tiempo, los llamaron cristianos. Decían que habían venido del cielo, los vestidos que traían decían que eran pellejos de h
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si ha quedado algo para traerte." Díjole Nuño de Guzmán: "aquí has de quedar tú, entre tanto, y un cristiano ha de estar contigo, que te guarde; no tengas pena; cómo, ¿no estás aquí en tu casa estando
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or pequeño? Si no me lo traes, yo te tractaré como mereces, que tú eres un bellaco y desuellas los cristianos. Pues sabiendo yo esto, ¿cómo te he tractado? ¿para qué quieres el oro? Tráelo todo porque
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mo tengo de quebrar tus palabras? Sea como quieres. Bueno es eso que dices." Dijo el cazonçi a sus criados: "id a decir a los viejos y a mis mujeres que ya no me verán más, que las consuelen los viejo
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s herbazales, a la ribera del río y empezáronle a pregunctar y decir: "muestra los pellejos de los cristianos que tienes; si no los haces traer aquí, [a]quí te tenemos de matar. Si los hicieres traer
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éronle garrote y ahogáronle y ansí murió. Y pusieron en rededor dél mucha leña y quemáronle. Y sus criados andaban cogendo por allí las cenizas, y hízolas
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echar Guzmán en el río. Y echó a huir la gente por su muerte, de miedo. Todavía algunos criados suyos trujeron de aquellas cenizas y las enterraron en dos partes: en Pázquaro y en otra part
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Y vieron alli los cuerpos de los sacrificados y destruyó aquel pueblo. Y allí creyó quel cazonçi no había puesto gente de guerra, ni hal
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a otros esclavos desobedientes que no querían servir a sus amos, y a los esclavos que dejaban de sacrificar en sus fiestas. A todos estos susodichos llamaban vázcata y, si cuatro veces habían hecho d
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crificio, y habían quitado de allí una argolla de oro y una soga como sueltas que le dieron en el cie
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Señores; esta misma es; mirá cuán chequita es". Respondieron ellos: "no hace al caso: ¿cómo, no se criará? ¿Querémosla agora de presto?, para adelante decimos. Ve y torna a pasar la laguna. Sépalo qui
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y trairémoslos aquí a las islas y casaríamoslos con ellas. Y el uno, de aquellos señores, sería sacrificador, aquí a la orilla en este cu; y el otro, sería sacerdote en Quacari xangatien y sacrificar
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renda de leña a los dioses para contra nosotros y
el sacerdote eche los olores en el fuego y el sacrificador, para la oración a
los dioses para contra nosotros y nosotros también traeremos leña y e
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no le llamarás ahora padre si fuera vivo y madre?. Y matárontele tu tío, hermano de tu madre y tus criados, porque tú estabas en la isla de Xaráquaro donde nasciste. Trai leña para los cúes y acuérdat
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i: "Así es la verdad, hermanos. Dad acá ese bolsón". Y diéronsele y sacó de allí una navaja para sacrificar las orejas y díjoles: "mirá, llevad esta navaja. Con ésta daba yo de comer al dios del fuego
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y espérele otro al desembarcadero. Y como supiéredes que es desembarcado, empenzaréis a sacrificaros las orejas haciendo grandes aberturas y esparciréis aquella sangre en unas hierbas y en el
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ellos: "dice: paso, paso que me hiriréis". Dijo Taríacuri: "¿por qué lo dice?. Llevadle al cu y sacrificalde".[ XIII ]COMO TARIACURI MANDO COCER A NACA Y LE DIO A COMER A SUS ENEMIGOS[ LAMINA VI ]
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bre?". Y ellos dirán: "señor, un esclavo era de Taríacuri y juntóse con una mujer suya, y hízole sacrificar; y trujeron un cuarto a tu hermano Quarácuri para que velase y hiciese la salva con él. Y di
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s ha tratado Taríacuri!. Que estas palabras no fueron de Quarácuri, sino de Taríacuri". Y llamó un criado suyo y díjole: "ven acá, Vyyana. Toma gente y ve a Bacánabaro, que está allí gente de los chic
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shonrólos y díjoles: "¿quién os dijo que trujesedes sus hermanas? ¡Llevadlas al cu de Purúaten y sacrificaldas y echaldas en la laguna a las bellacas, malas mujeres! Sabiéndolo Taríacuri, sintiólo muc
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n fuego que se alzó una gran llama y humo cabe la troj del dios Vréndequavécara de Corínguaro, y sacrificaron aquel venado al pie de la troj y atáronle y pusiéronsele a las espaldas. Y ya había rato q
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ara. Y por esto sólo vine a entrar en tu casa, por el venado que tomamos cabe Zirýnbaro. Allí le sacrifiqué y por esto vine acá". Díjole su suegro: "bebe, que yo te quiero dar a beber". Dijo Taríacuri
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Pasándose algunos días, por una fiesta de Purécotaquaro, fué Taríacuri con los suyos al sacrificio de las orejas que se hacía por aquel tiempo. Queriendo ir no sé a qué parte a holgar, sacaro
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en la cabeza". Dijéronle los cuñados: "¿qué dices, señor? ¿Por qué has de ir tú mismo ? Vayan tus criados". Díjoles Taríacuri : "No saben dónde están, mis criados. Yo sé allá. Yo quiero ir que no tar
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ue estaba cerca y con más poder, que no él. Pues los adúlteros, yéndose a su casa, por el camino sacrificáronse las orejas, que se hicieron grandes aberturas en ellas y hendiéronselas como solían hace
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". Y díjole Taríacuri : "póntelo, hermano". Y díjole Zurunban : "póngome ahora este color porque sacrifiqué unos malhechores llamados vázcata para que vayan sus ánimas con las ofrendas a la madre Cuer
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tortugas y atabales, y tu vino concertado. Y el sacerdote llamado Curiti echaría los olores y el sacrificador, para hacer oración a los dioses para tomar cativos en la guerra. Y velarías siquiera dos
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frenta nos ha hecho tan grande". Y dijo a su gente: "Taríacuri, la tierra que tiene no es suya". Y crió sacerdotes. Y tomó algunas mantas de los atavíos de su dios Huréndequavécara y compusiéronse los
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la casa de los papas enalmagraron. Y tomaron los esclavos que tenían para el sacrificio de Curícaueri y sacrificáronlos a Huréndequavécara. Y levantáronse de allí todos los chichim
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u, y después iba un arroyo de sangre por el patio. Y pusieron en unos varales las cabezas de los sacrificados, que hacían gran sombra. Y dijo Taríacuri: "vení acá, viejos". Y díjoles: "si mi mujer,
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aos; y pedí las pledras de moler y las ollas y todas las alhajas y escojed los viejos y viejas y sacrificaldos, para hacello saber a los dioses". Y rescatáronse, y escojeron los viejos e viejas y sacr
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muy hermosos y tienen una hermana muy hermosa. Traedlos aquí, y el uno será sacerdote y el otro sacrificador y su hermana hará ofrendas para Curícaueri". Y como fueron allá los viejos, escondiólo su
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ngáxoan, y como trujesen leña a los cúes de Pázquaro, ponían la leña a la puerta donde estaba el sacrificador, el cual dormía a la sazón, y tomaron unos cañutos de sahumerios y fuéronse a su casa. El
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or y yo me saldré desta casa donde estoy". Y estando allí nunca hacía sino beber y las amas que le criaron revolviéronle con su padre, porque les sabía bien el vino y lo te-
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comida muy mayor cosa es. ¿Quién se podrá sufrir sin comer? Que todo esto es como leche con que se crían los hombres. ¿Quién se podrá sufrir un día y una noche sin comer? ¿Quién podrá dormir? Aunque s
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na parte y Tangáxoan en otra y mi hijo menor llamado Hiquíngaje en otra parte". Y a la sazón era sacrificador Hiquíngaje, hijo de Taríacuri. Y el viejo, asiéndoles de la oreja les empenzó a decir a su
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sino porque te dieron en Corínguaro una señora y por eso los partes los que tomas. Aquí también sacrifican y no se seca la sangre de los sacrificados, que de contino está reciente, porque de contino
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ar el baile llamado] común y empienza a bailar con ellos aquel baile llamado zizique varaqua. El sacrificador, considerando esto, él que tenía también ensinias de sacerdote: una calabaza a las espalda
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beber otro, sino él. Y el atabalero llamado Zizanba lo bebe y anda borracho por su casa, y otro sacrificador. Allí tampoco en Cumachen, habrá señor. Buscad, hijos, petacas para echar los despojos que
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iendan en las guerras? ¿Por qué no entienden sus hijos? Estos agüeros tienen en Çacapu porque no sacrificaban aquella vieja y la descuartizaban y la echaban en el río. Allí tampoco en Çacapu ha de hab
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untara con alguna mujer?". Esto hacía aquella mujer. ¡Pluguiera a los dioses que la tomaran y la sacrificaran sus hermanos y la echaran en el río! Por esto no ha de haber señor en Taríaran donde está
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cavaba la tierra a la ribera de la laguna, en tierra temprana. Y sembraron allí maíz y frísoles, y crióse: y hizo sus cañas el maíz y los frísoles sus vainas. Y buscaron conejos y pájaros y venados y
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y Tangáxoan, que estaban sudando de hacer flechas, y tienen las orejas gordas y hinchadas de los sacrificios que habían hecho y de la sangre que habían sacado dellas. Y saludaron a los que enviaba Cur
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cen en una tinaja de vino y que allí se hartará. Y que busque más mujeres. Y vosotros que sois sus criados, buscáselas y entrad de casa en casa y llevadle las que tuvieren grandes muslos y grandes asi
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nos mostramos, señor". "Pues ¿qué hay?". Dijeron ellos: "dice vuestro padre que habíades de ser sacrificador". Y dijéronle todo lo que decía su padre. Y oyéndolo Hiquíngaje dijo: "verdad dice mi padr
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os tomó? Mochachos mocosos, ¿quién os dijo, id haced cues? ¿Ya los habéis hecho? ¿Qué habéis de sacrificar en ellos? ¿Han de ser algunas mantillas que habéis de poner en la puerta? ¿Es, por ventura,
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tes cuando los enterrasen. Y hacíanlo también porque le diese el señor algunos de los suyos para sacrificar en aquellos cúes, que habían hecho sus sobrinos, como se los dió de miedo o por aquella cost
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o de Querétaro. Y iban todos haciendo gran ruido y cantando, y trujeron cuarenta a Pázquaro para sacrificar en los cúes, y sacrificaron veinte
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os de Pacandan y otro de la isla de Xaráquaro, y dicen que no bastan para ellos, quél tiene muchos criados, que deje si quesiere el vino y que se bañe y entre una noche en la casa de los papas y a la
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en una silla en la canoa, con una manta de pluma de patos puesta. Y como llegasen a la ribera, sus criados, pusiéronse a su lado, y así llegó al puerto y saltó de la canoa y saludólos. Y al salir rece
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ento de mis baños que se llama Puque hurínguequa que está en medio, donde algunas veces tengo de sacrificar a los dioses de la mano izquierda llamados Vyránbanecha, dioses de tierra caliente. Limpia t
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lo, y las orejas colgando muy largas y entró en casa de un hijo de Zinzuni, que tenían un hijo que criaba su mujer, y como la vió su mujer, díjole: "entrá, agüela", que ansí dicen a las viejas. Dijo l
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tenemos cabezas con nosotros": diciendo que sus enemigos los tomarían e cativarían a todos y los sacrificarían y que sus cabezas pondrían en varales. Y hacían cuenta que los habían tomado. Por eso dic
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s contando desa manera los días, mas traemos leña para los cúes y el sacerdote llamado curí y el sacrificador, toman olores para la oración de los dioses. Dos noches estamos en nuestra vela para mirar
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curi, y diéronles a todos de comer y escogeron los que habían de guardar en la cárcel para estos sacrificios. Y desataron al viejo llamado Parengua, el mayordomo de Hiuacha, y fueron él y su hermano d
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s compuestos. Y Taríacuri estaba asentado en una silla a la entrada de las casas de los papas. Y sacrificaron a todos aquellos cativos. Y un día entero no hecieron sino sacrificar. Y tenían al cuello
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s hombres y no los pudieron vencer y apartáronse a medio día. Y viendo esto Hiripan y Tangáxoan, sacrificáronse las orejas, y toda la gente, por podellos vencer. Y avergonzábanse unos a otros porque n
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s, y las guardas hacían sementeras para ponelle sus ofrendas de pan y vino. Todo este tesoro llevó Cristóbal d[e] Olid cuando vino a conquistar esta Provincia, como más largo se dirá adelante. Y ayunt
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de nuestra boca, que no os sacrificamos ni comimos. Y mirá que prometistes gran cosa: que haríades las sementeras a nuestro dios C
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eran de los malhechores y algunos cativos para sacrificar en la fiesta general de Cuyngo. Y los otros que condenaba a muerte, los achocaban con una po
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sta historia pasada, que cativaron en un pueblo llamado Yzíparámucu y rescatáronle las amas que le criaron, por un plumaje muy rico. Este dicho Tamápucheca yendo una en una entrada a este dicho pueblo
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iese ir a su pueblo Tamápucheca, trujéronle los atavíos de que se componían los que se habían de sacrificar, y pusiéronle una mitra de plata en la cabeza y diéronle una banderilla de papel en la mano
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é nada. Ve a Paré xarépetio, llega a la casa de los papas, donde están las mujeres, y entrará el sacrificador a decir la historia de los huesos y empenzarán a cantar. Entonces entrarán las mujeres y e
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orínguaro. Y cuando llegó era ya media noche y echóse allí a las puertas de los papas y entró el sacrificador a hacer su sermón acostumbrado y empenzaron a cantar con los esclavos y entraron las mujer
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presto al cielo". Segud la costumbre que solían tener cuando tomaban algud cativo que habían de sacrificar, bailaban con él y decían que aquel baile era para dolerse dél y hacelle ir presto al cielo.