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Datos para citar este texto:
Jerónimo de Alcalá, Relación de Michoacán, Moisés Franco Mendoza (coord.), paleografía Clotilde Martínez Ibáñez y Carmen Molina Ruiz, México, El Colegio de Michoacán, Gobierno del Estado de Michoacán, 2000, p.347
Folio p en ediciones
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tar. Yo me ahorcaré mañana o esotro día, que sois muy avarientos los
que venís y codiciosos los que me venís a matar". Díjole don Pedro: "¿dónde me has
inviado tú que haya robado a nadie? Tú eres el que robaste al cazonçi
y a sus hermanos y mataste todos los señores. Por qué tienes vergüenza de mo-
rir?". Y entróse aquel prencipal en un aposencto de su casa y hízolo saber
a sus mujeres y quemaron mucho hilo y de sus alhajas, para llevar consi-
go, y mató una de aquellas mujeres, para llevar consigo. Y tornó a salir
donde estaba don Pedro y la gente que le venían a matar y empezóles a dar
de beber. Y tomó el vino don Pedro y arrojólo en el suelo y díjole aquel prenci-
pal: "¿por qué lo derramaste? ¿qué tenía?". Díjole don Pedro: "¿vínete yo, por ventura, a vi-
sitar para que me dieses a beber? Yo hambre tengo y no sed". Díjole aquel pren-
cipal: "¿quién no sabe que eres valiente hombre y que conquistaste a Çacatula?".
Y díjole don Pedro: "burlas en lo que dices que conquisté yo a Çacatula. ¿No la conquis-
taron los españoles?". Y llegóse a él con todos los que llevaba consigo y asieron
dél y decía: "paso, paso". Y acogotáronle con las porras y quebráronle la ca-
beza, y lleváronle arrastrando antes que muriese y no supieron sus
mujeres de su muerte, que pensaron que no le matarían tan presto. Y todos
los que estaban con él, huyeron de miedo. Y entraron a su casa de los indios
que llevaba don Pedro consigo y empezaron a quictar las mantas a las mu-
jeres, porque aquella costubre era cuando mataban alguno, que le ro-
baban todo cuanto tenía en su casa. Y díjole don Pedro: "¿por qué les qui-
táis las mantas?". Dijeron ellos: "esta costumbre es, señor". Y mandóselas
tornar y tornáronles sus mantas y empezaron a llorar sus mujeres a a-
quel prencipal muerto y a decir: "ay, señor; espéranos que queremos ir
contigo". Y díjoles don Pedro: "no lloréis, quedaos aquí que a él sólo ma-
tamos, no vais a ninguna parte, estaos con su hijos y no hayais miedo". Y
trujeron su hacienda y enterraron aquel principal en un lugar lla-
mado Cápacuero. Y tornóse a la cibdad y tornóle a inviar el cazonçi a
matar los otros prencipales que le habían quisido matar y quitóles
toda su hacienda. Y fueron luego los españoles a conquistar a Colima
y hasta las mujeres les llevaban las cargas. Y fué por capitán de la gente