comieron y trujeron vino y echáronles en las tazas. Y lavosé las manos Taríacuri y dióles a beber cada cuatro veces y convidáronle a él y dijéronle: "señor cuñado, ¿no habéis de beber?". Y díjoles Ta- ríacuri : "después beberé, hermanos, porque cuando me tomo del vino des- conciértome mucho y quizá, si me emborracho, caeréme aquí sobre vosotros por el mucho desconcierto que tengo en bebello. Bebé, que yo os escanciaré". Y dábales a beber. Y secretamente hizo liar las hachas para ir al monte y secretamente las sacaron de casa. A la tarde despedía- se dellos y díjoles: "quedá en buen hora, cuñados, que quiero ir por unas ma- tas de trébol que aquí hay delante deste monte, para resfrias [ sic] las cabezas, que no tenemos nada en la cabeza". Dijéronle los cuñados: "¿qué dices, señor? ¿Por qué has de ir tú mismo ? Vayan tus criados". Díjoles Taríacuri : "No saben dónde están, mis criados. Yo sé allá. Yo quiero ir que no tardaré y entre tanto bebé, que harto vino hay". "Dice que hay harto y bebere- mos hasta la mañana". "Ya me voy que aquí cerca es". Y dijéronle ellos: "pues, andá en buen hora". Y tomó su arco y flechas y salió de casa y fue- se. Y fué por el monte llamado Hoata cústio y empenzó a escombrar allí y adrezar la leña, que había de traer para los cúes y puníla en orden las rajas que habían de llevar e hicieron un montón redondo de rajas para quemar. Y era ya hacia la media noche, levantóse una gran llama y llegaban las pavesas muy altas hacia el cielo y Taríacuri estaba echado al pie de una encina. Y como se hubo salido de casa Taríacu- ri, atavióse muy bien su mujer, después dél ido, y dijo aquellos man- cebos: "váyase Taríacuri, no recebáis pena, que en esta casa no mora Taríacuri, sino yo, questa es su costumbre de ir por leña y no se em- borracha. Yo os escanciaré". Y empenzó a escanciar y era un poco noche cuando se llegó cerca dellos. Enfrente dellos les escanciaba y ellos em- penzaron a retozalla y estuvo con ellos aquella noche diciéndo-
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