en ella por amor de su padre de ella, que no veniese contra él y le he-
ciese guerra, que estaba cerca y con más poder, que no él. Pues los
adúlteros, yéndose a su casa, por el camino sacrificáronse las orejas,
que se hicieron grandes aberturas en ellas y hendiéronselas como solían
hacer a los que tomaban en adulterio y iban corriendo sangre de
ellas y dando gritos. Y tenían un tío de parte de su madre llamado
Zinzuni, señor de Yzíparámucu y oyendo los gritos que iban dando,
dijo: "¿quién son aquellos que vienen dando tantas voces y hacen tanto
ruido?". Y dijo a unos viejos de su casa: "id y salidlos al encuen-
tro". Y como saliesen, saludáronlos, diciéndoles: "señores, seáis
bien venidos. ¿Dónde fuistes?". Y respondieron ellos a los viejos que los
salieron a recebir: "fuimos al monte llamado Hoátaro pexo
y allí nos hendió las orejas Taríacuri, levantándonos que nos habíamos
echado con su mujer". Dijeron ellos: "allá vamos a decillo a vuestro tío
Zinzumi". Y como llegasen los viejos, díjoles: "pues, ¿qué hay?". Respon-
dieron ellos: "señor, tus sobrinos son que vienen, que fueron al monte lla-
mado Hoátaro pexo a sacrificarse las orejas y Taríacuri les hendió
las orejas por una mujer que les levanta". Respondió el señor
de Zíparámucu enojado, diciendo: "mira, ¿qué dicen? ¿para qué fueron ellos al
monte llamado Hoátara pexo a sacrificarse? ¿Han oído ellos que
beba vino Taríacuri, que todo el día trae leña y toda la noche? Muy
liberalmente lo hizo en lo que hizo de hendelles las orejas, ¿por qué no
los mató y consumió del todo? Váyanse donde quisieren, no vengan
acá". Y como se lo dijesen, fuéronse derechos al señor de Corýnguaro
llamado Chánshory; y él como los vió, dijoles: "¿A qué venís, hijos?".
Dijeron ellos: "señor, nosotros fuimos al monte llamado Hoá-
taro pexo a sacrificarnos y allí nos hendió las orejas Taríacuri
levantándonos que tenemos parte con nuestra parienta. ¿Cómo, no es
nuestra hermana, su mujer?". Entonces ellos, por agraviar más la cosa,
|