dar así tiznados; y para estar más lucios y que se les pegase mejor aquel color negro, echaban unas teas en unos braseros y ponían- las debajo de las camisetas que usa esta gente, como maredillos, y aquel humo con el calor pegábaseles en el cuerpo y después entregá- banse y parábanse muy lucios. Esto se llamaba Virísquareny, y por eso les dijo Taríacuri a sus viejos que trujesen aquellos bra- serillos para tomar aquel humo. Y salió Taríacuri y asentóse a la entrada de la puerta a tomar aquel humo; y levantóse Zurunban y ya habían salido las mozas fuera, y como las vio Zu- runban preguntóles: "pues, ¿juntóse con vosotras Taríacuri? ¿Cómo dormistes?". Respondieron ellas: "no señor; es loco y no tiene seso. Después, señor, que te entraste a dormir, llamó sus viejos y díjoles: Poné unos petates a esas mujeres. Y pusiéronnos a un rincón y dijo: 'Quizá es ruido hechizo por argüirnos de alguna cosa por vernos desfavorescidos. Llegaos acá y razonaremos un po- co. Y él no sabe dormir, hase tornado loco'. Díjoles Zurunban : "ci- ertamente es señor". E hizo traer muchos cántaros de agua y dos grandes jicales de jabón que traían en las manos, con dos grandes hachos de ocote que traían delante, que no era bien amanescido, y como llegó a Taríacuri, díjole: "pues, señor Taríacuri, despierta, despierta que es ya amanescido y bañarte has un poco y beberemos". Y respondióle Taríacuri: "señor, entrá de largo, ya rato ha que estoy des- pierto y estoy tomando el humo". Y dijo Zurunban: "bien está, ¿a qué hora despertaste? ¿qué tienes vestido? ¿con qué tomas ese humo?". Y díjole Taríacuri : "con una camiseta gorda". Y díjole Zurunban: "¿Por qué con esa tomas el humo?". Y echóle encima una manta rica doblada o enforrada en otra, y entróse en su aposento y metie-
|