ron el agua para bañarse Taríacuri. Y ya era bien amanescido y tornóse a salir Zurumban y traía mucho vino consigo y hízo echar de ello en las tazas y dijo: "señor, quiérote dar un poco a beber". Y díjole Taríacuri: "Zurunban, no. Iremos primero en- trambos cabe la troj donde se guardan los dioses, que traigo un poco que decirte". Díjole Zurunban: "vamos, señor". Y fueron y lle- garon a donde guardaban la diosa Xarátanga y díjole desta manera Taríacuri: "oyeme señor Zurunban: Tú no haces sino cada día emborracharte muy mal, ¿no sería bueno que dejases el vino y fueses por leña para los cúes? Y harías tus fiestas gran- des y beberéis diez días, siendo gran fiesta, y si fuese pequeña be- beréis cinco días; y después te bañarías y entrarías en los cúes a hacer tu oración, y después llevarías tus estrumentos para bailar, tortugas y atabales, y tu vino concertado. Y el sa- cerdote llamado Curiti echaría los olores y el sacrificador, para hacer oración a los dioses para tomar cativos en la guerra. Y ve- larías siquiera dos noches y tomarías a tu diosa Xarátanga y i- rías a la guerra cerca de los términos de tus enemigos: a Hurechu y Cacángueo y a la Guacana y a Cuerapan, porque andan por allí pája- ros colorados de los cuales hacen atavíos de pluma para tu diosa Xarátanga. Y allí hay un río, que dos veces se hacen cosas de comer en el año, de la fruta llamada tomates y ají y melones y algodón y ciruelas, que trairéis aquí a tu pueblo. Que trayéndolo sería tu pueblo como uno de los otros, donde nascen todas estas cosas. Lleva allí tu gente de guerra y tomarás allí algunos cativos y a veces harías tus entradas, y tus enemigos, si se quejasen de ti, dirías- les: 'Yo no soy, sino Taríacuri que viene aquí de noche a hacer salto en vuestros pueblos y dame a mí cativos para el sacrificio y por eso to- co mis atabales haciendo fiesta, que oís vosotros`. Y ansí no te e-
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