y hicieron un rancho. Y envióle Taríacuri a decir a su hijo Cu- rátame, con Chupitan, que le dijese que venieron sus sobrinos a él con mu- cha pena, que le dijeron que hay dos escuadrones, uno de los isleños de Pacandan y otro de la isla de Xaráquaro, y dicen que no bastan para ellos, quél tiene muchos criados, que deje si quesiere el vino y que se bañe y entre una noche en la casa de los papas y a la mañana, que se parta y pase la laguna y que al tercero día, vaya [a] ayudalles. "Esto le diréis a Curátame, dijo Taríacuri , porque tiene muchos cria- dos". Y como oyó Curátame lo que le enviaba a decir su padre, di- jo que era razón, que le placía de ir ayudalles. Y bañóse y fué a la casa de los papas aquella noche a tener su vela y luego, en ama- nesciendo, se vino a su casa y se atavió. E púsose su carcaj a las espal- das y su cuero de tigre como guirnalda en la cabeza y muchos cas- cabeles de culebras, de las colas, que colgaban por las sienes y un collar de huesos de pescado de la mar, ricos. Y pasó la laguna con sus criados, que iban con él, que le acompañaban. Y embarcóse en un lugar llamado Aterio y iban todos dando grita, remando. Y pusiéronse los chichimecas a la descendida de la cuesta donde esta- ban. Y como le vieron venir Hiripan y Tangáxoan y Hiquíngaje, dijeron: "ya viene, ya viene, hermanos. ¿Quién de nosotros le ha de matar? Mirá que tienen los señores dos paresceres, que aunque nos mandó que le matásemos, después se puede arrepentir y casti- garnos. ¿Dónde se le halló a Curátame? Cómo, ¿no es su hijo natural?". Tornaron a decir: "¿por qué no le matará alguno de nosotros? Peleen Hiquíngaje y él; él le matará". Dijo Hiquíngaje: "por qué le tengo yo de matar? Mátelo Tangáxoan ques valiente hombre". Y dijo Hiri- pan: "qué decís, hermanos? Vosotros le materéis". Y llegaba ya cerca
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