algún tiempo, y que habría cúes en Acunba parázicu y que estuviesen allí cien hombres". Respondieron ellos: "viejos, ¿qué provecho será, quién viene aún a destruirnos?". Dijeron ellos: "así es, señores; por eso dice vuestro tío que se abra la puerta por su pueblo de Yzíparámucu, que él estaba con su gente hecho puer- ta muy gorda y que se abrirá y que se irá adelante de vuestros términos a tomar asiento con su gente". Dijeron ellos: "qué dice nuestro tío? ¿A qué ha de ir? ¿Quien nos viene a destruir los pueblos?". Y tornáronse los mensajeros y llegan- do a el señor de Yzíparámucu, saludólos y díjoles: "¿pues qué dicen?". Dijeron los viejos: "señor, no lo creen". Dijo Zinzuni: "basta lo que han hablado: ven acá, tabernero". Y veniendo, díjole: "señor, ¿qué quieres?". Díjole Zinzuni: "¿hay algún vino?". Respondió el tabernero: "por qué no, señor. Sí hay". Díjole Zinzuni: "traedlo y beberemos". Y hizo llamar todos los principales y los que tenían en cargo la gente y toda la gente común y mujeres y mochachos y díjoles desta manera: "oídme, gente, moradores de Yzípará- mucu: matá los perros y las gallinas y papagayos grandes y coméos- lo todo. ¿Cómo lo podréis llevar huyendo con ello? ¿Que no habemos de estar aquí, yo y vosotros, más de cinco dias. Tomá todos masa o hari- na y secadla, y otros quien quisiere hacer otro matalotaje, hágalo. ¿Có- mo habéis de llevar con vosotros nada desto? Mirá que me tengo de ir con vosotros y mudar a otra parte y hacer nuestro asiento". Y fuese la gente a sus casas y empenzaron a emborracharse todos y el señor lla- mó su mayordomo y díjole: "ven acá, daca los plumajes verdes de las plu- mas largas que trujeron de Pázquaro por rescate de Tamápucheca, hijo de Taría- curi, que cativamos". Y bajaron de una troj una arca de aquellas plumas verdes y tomábanlas todos en manojos. Y compúsose él y todos los prenci- pales con brazaletes de oro y orejeras de oro y collares de turquesas y pluma- jes ricos y díjoles: "señores que estáis aquí, moradores de Yzíparámucu: gran deleite es emborracharnos y beber. Pongámonos un poco los plumajes que han de ser de Hiripan y Tangáxoan y de Hiquíngaje. Esto que tenemos aquí, todo ha de ser suyo; traigámoslo un poco de tiempo". Y empenzaron todos a llorar y hacer
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