y sacaron de comer y no les dieron a ellos, mas pasáronse de largo los que daban la comida y dieron a los suyos. Y sacaron mantas y cami- setas y hizo mercedes Hiuacha no más de a los suyos, y a ellos no les dieron nada. Y como no hacían caso dellos, dijeron: "vámonos a nuestro pue- blo". Y tomaron todos sus arcos y íbanse, y un viejo, que era mayor- domo de Hiuacha, entró en una troj y sacó un cañuto muy gordo de cañaheja que estaba lleno de plumajes y fuese tras ellos y íbalos llamando y decía: "señores chichimecas, esperaos ahí, que os quiero decir un poco". Y dijo Tangáxoan a su hermano: "señor Hirepan, ¿qué viene decien- do aquel viejo?". Dijo Hirepan: "dice que esperemos aquí, que nos quiere decir un poco. Venga, a ver qué quiere". Y llegó a ellos y saludáronle y dijéron- le: "bien seas venido, agüelo", que ansí decían a los viejos y a los sacerdotes. Y él también los saludó y quebrantó el cañuto de cañaheja y sacó dél muchos plumajes y púsoselos en la mano a Hirepan y dí- joles: "hijos, llevad estas plumas a Curícaueri, vuestro dios, que destas plu- mas hace sus atavíos: ochocientas son. Estas trujeron de las islas de la laguna en rescate de jicales, y ruégo os que sean para apartar- me a mí y a mis parientes, que los libertéis, que no acertó en lo que dijo Hi- uacha, que ya no tenemos cabezas conosotros, porque muy fuertemente conquistará la tierra vuestro dios Curícaueri. Ruégo os que me libertéis y a- partéis de los cativos". Díjole Hirepan: "¿cómo te llamas, agüelo?". Dijo el viejo: "señor, llámome Parangua y un hermano mío menor se llama Zi- paqui". Díjole Hirepan: "bien, bien, habla a todos los tuyos y escoge todos tus parientes; que así será como dices". Y fuéronse su camino y llegaron a Pázquaro y no hablaron a Taríacuri ; mas fuéronse todos enojados de largo, al cu nuevo a Querétaro, donde tenían su asiento, en Michuacan. Y como llegaron fuéronse al monte a cortar le- ña para los cúes, ellos y los isleños, que andaban juntos. Y Hirepan subió en un árbol que no era gordo y abrazóse con las ramas
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