Había otra que tenía en cargo las semillas. Otra que tenía en cargo todo su calzado. Había otra que tenía cargo de rescibir todo el pescado que traían a su casa.
Había otra que tenía cargo de hacelle mazamor[r]as al caçonçi. Había otra que guardaba las mantas grandes llama- das quápimequa, que eran para ofrenda a sus dioses. Había otra llamada quatá peri que era guarda destas mujeres.
Había un viejo para guarda de todas.
Había otra que tenía cargo de guardar toda la sal que tra- ían a su casa, que se ponía en unas trojes.
Sus hijos tenían sus casas, cada uno por sí, desde que los daba a criar. Y llegábanse los parientes de aquella mu- jer, cuyo era el hijo, y hacíanle sementeras y mantas; y él les daba de sus esclavas y esclavos que dejaban de sacrificar de las guerras, llamados terúparaquaebaecha.
Tenía mucha gente con sus principales, que le hacían sementeras de ají e frísoles e maíz de regadío y maíz temprano y que le traían fructas, llamados açípecha.
También tenían desta gente por los pueblos, los señores y señoras, y hoy en día se los tienen dellos. Son sus parientes dellos, esclavos de las guerras que tomaron sus antepasa- dos o que ellos rescataban por hambre, que les dieron algún maíz prestado, o los tomaban con algunos hurtos en sus
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