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Datos para citar este texto:
Jerónimo de Alcalá, Relación de Michoacán, Moisés Franco Mendoza (coord.), paleografía Clotilde Martínez Ibáñez y Carmen Molina Ruiz, México, El Colegio de Michoacán, Gobierno del Estado de Michoacán, 2000, p.265
Folio p en ediciones
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sementeras, o esclavos que compraron de los mercaderes. De los
cuales agora se sirven en sus sementeras y servicio de
sus casas.

Tenía otros diputados para sus pasatiempos que
le decían novelas llamados vandónziquarecha, y muchos
truhanes que le decían guerras y cosas de pasatiempo.

Cuando algún señor había de hablar con el cazonçi, quitábase
el calzado y poníase unas mantas viejas, y apartados dél le
hablaban. Iba muchas veces a las guerras con su arco e flechas,
que llevaba en la mano, y cuando caía alguna vez enfermo,
traíanle en una hamaca los valientes hombres y los señores.

Iban alguna vez a caza de venados y otras veces enviaba la
gente. Tenía sus baños callentes donde se bañaba con sus
mujeres, todos juntos. Todo su ejercicio era entender en
las fiestas de los dioses y de mandar traer leña para los
qúes y de inviar a las guerras. Todos estos señores no tenían
otra virtud sino la liberalidad, que tienían por afrenta
ser escasos. Cuando entraban en su casa, que inviaba
algún cacique de algún pueblo, hacíanles dar mantas
a los mensajeros y camisetas. Repartían muchas veces man-
tas a la gente, en sus fiestas y banquetes que hacía a todos
los señores.

Había una persona principal en la cibdad que sabía todas
las sementeras del pueblo, cuyas eran y éste oía todos
los pleitos de sementeras y tierras y las daba a cúyas eran.