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Datos para citar este texto:
Jerónimo de Alcalá, Relación de Michoacán, Moisés Franco Mendoza (coord.), paleografía Clotilde Martínez Ibáñez y Carmen Molina Ruiz, México, El Colegio de Michoacán, Gobierno del Estado de Michoacán, 2000, p.307
Folio p en ediciones
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riendo, que todo está desierto y oscuro como niebla, por eso decía que
[tachado] era costumbre que hobiese mucho humo, que ansí tienen e-
llos sus casa humosas, porque no se les pudra la paja. Decía más en
su razonamiento aquel sacerdote: "pues vosotros caciques que
estáis aquí de todas las partes, no nos apartemos dél, ayudémosle en los
cargos que tenemos a tener, y esperar sus mandamientos en vuestros pueblos para
la leña que os mandare traer, para los qúes de la madre Cuerávaperi y de
los dioses celestes engendradores, y los dioses de las cuatro partes del mun-
do, y los dioses de la man[o] derecha y de la mano izquierda, con todos los de-
más, con el dios del infierno. Que él ha de tener cargo en nombre de Cu-
rícaberi y sus hermanos y la diosa Xarátanga, de hablar sobre esta le[ña].
Mirá, caciques, que no le quebréis nada desto. Mas estad apercibidos cuando
os lo hiciere saber, porque el rey ha de despedir la gente de guerra con la
leña que se pondrá en los fuegos, para oración y rogativa a los dioses
que nos ayuden en las guerras. Y no solamente para esto es el rey que agora
tenemos, mas para otras munchas cosas, para todos los trabajos [que]
mandare en que entendamos. Y los tinientes y gobernadores de los caciques,
cuando ellos no estuvieren en los pueblos, atiendan y esperen lo que les
inviare a mandar el rey y que no será una sola cosa, sino muchas. Sea esto
ansí como se os ha dicho, caciques, y no os apartéis del rey, mas sed obidien-
tes. Y vosotros, señores de Mechuacan y de Cuyacan y de Pázcuaro y caciques
del medio de la provincia, estad todos aparejados para obedecer. Y ahora
íos todos, señores, a vuestras casas. Ya habéis visto cómo nos queda rey, que yo
le he metido en esta casa; id alegres y contentos a vuestros pueblos." Acabado
su razonamiento, asentábase y levantábase en pie otro señor muy principal,
que debía de ser su gobernador y tornaba amonestar a todos los señores
y caciques, que obedeciesen el cazonçi y que estuviesen apercibidos para lo
que les inviase a mandar, y que no lo traspasase ninguno, que por eso era
rey y estaba en lugar de su dios Curícaberi, y asentábase. Y estaba[n] to-
do un día los señores haciendo sus razonamientos a la gente, que obedecie-
sen al cazonci nuevo todos aquellos señores que estaban puestos en las