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Datos para citar este texto:
Jerónimo de Alcalá, Relación de Michoacán, Moisés Franco Mendoza (coord.), paleografía Clotilde Martínez Ibáñez y Carmen Molina Ruiz, México, El Colegio de Michoacán, Gobierno del Estado de Michoacán, 2000, p.682
Folio p en ediciones
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ne otro señor a la tierra, que ha de estar en México y ha de ser gobernador,
que se lo haga saber de su venida y que si le pidiere oro o plata, que no se lo dé,
que envíe todo su tesoro de oro y plata donde yo estoy, que no se escon-
da nada ni que dé nada. Que si se lo pidiere Nuño de Guzmán que le di-
ga que ya me lo invió a mí para llevar al Emperador." Pues como viniese Tapia
y dijese esto al cazonçi, díjole el cazonçi: "así debe ser la verdad, aún quedó
un poco de oro y plata de lo pasado que nos dejaron; llévalo, ¿para qué lo queremos nosotros? Del Empe-
rador es." Y trujéronle por dos veces oro y plata en cantidad que lle-
vó al Marqués, y fuése Tapia. Llegó Nuño de Guzmán a México.
En llegando invió por el cazonçi y vino a prendelle Godoy, ques agora al-
guacil mayor en esta cibdad, y prendió al cazonçi y a don Pedro y a otro señor
llamado Tareca de Xenóato, pueblo de Oliver, diciendo que era muy pren-
cipal y que era pariente del cazonçi, y a otros muchos. Y llevólos al pueblo
de Cuýxeo y decíales que no estuviesen tristes, que los llamaba el pre-
sidente Nuño de Guzmán. Dijo el cazonçi: "vamos, ¿por qué habemos de
estar tristes? quizá nos quiere decir algo." Díjoles Godoy: "no os
tardaréis allá, mucho se holgará con vuestra vista". Pues llegaron a México
y holgóse mucho Nuño de Guzmán con el cazonçi y con don Pedro y díjoles:
"seáis bien venidos, yo os hice llamar, mañana hablaremos. Íos a holgar
y veníos aquí luego por la mañana". Luego por la mañana invió Nuño de
Guzmán por ellos y fueron delante dél y díjoles: "¿cómo, venís desnudos?, ¿qué
me traéis? ¿Cómo, no sabéis que soy venido?". Dijeron ellos: "señor, no te traemos na-
da porque nos partimos luego." Díjoles Nuño de Guzmán: "¿quién de vosotros vol-
verá a Mechuacan?, que tengo un negocio grande. Cómo, ¿no habéis oído
dónde se llama Tehuculuacan y otro pueblo llamado
Çiuatlan donde hay mujeres solas?". Respondiéronle ellos: "no lo habemos oído." Dí-
joles Nuño de Guzmán:" ¿no os lo dijeron los viejos, vuestros antepasados?". Dije-
ron ellos: "no nos dijeron nada". Díjoles Nuño de Guzmán: "pues allá habemos
de ir a aquellas tierras. Hacé muchos jubones de algodón y muchas flechas y
rodelas y veinte arcos con sus casquillos de cobre e muchos alpargates e
cotaras, encomendadlo a uno de vosotros que vaya a entender en ello." Díjole el ca-
zonçi: "este irá, ques mi hermano, don Pedro." Díjole Nuño de Guzmán: "quédate tu a-