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Datos para citar este texto:
Jerónimo de Alcalá, Relación de Michoacán, Moisés Franco Mendoza (coord.), paleografía Clotilde Martínez Ibáñez y Carmen Molina Ruiz, México, El Colegio de Michoacán, Gobierno del Estado de Michoacán, 2000, p.426
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la casa de los papas enalmagraron. Y tomaron los esclavos que te-
nían para el sacrificio de Curícaueri y sacrificáronlos a Huréndequa-
vécara. Y levantáronse de allí todos los chichimecas y fuéronse
a un monte llamado Vpapo hoato, donde hecieron otros cúes. Y lla-
mó Taríacuri a sus viejos llamados Chupítani, Tacaqua, Nuriban, y
díjoles: "tomad una carga de hachas de cobre bañado, muy amarillo,
y llevadlo a Vréndequabécara, dios de Corýnguaro, para que déstas
hachas le hagan cascabeles para sus atavíos; y decid al viejo Chánshori que le
ruego yo, que me preste o venda un pedazo de tierra para poner a mi dios
Curícaueri, pues que sabe ques todo pedregales donde esto[y]". Y fueron los viejos
a Chánshori y llegando allá, saludólos, y dijéronle su embajada y
respondió Chánshori: "decid a Taríacuri que esté en el lugar que está, que aunque
sea pedregales que todo es buena tierra, que allí primero se hace y granan los
maizales, que en otra parte, y los melones, y las semillas de bledos. Y que
no llegue a Cuinúzeo ni a Tapámecaraho, porque hago una sementera para
hacer vino a mi dios Huréndequavécara. Esto le diréis y que beba del
arroyo llamado Curínguen". Y vinieron los viejos con el mensaje a Ta-
ríacuri y dijo Taríacuri : "pues estémonos aquí, pues es tan mezquino
y ingrato Chánshori". Y estuvo allí algunos días y no se sabe por qué
tomó Taríacuri a Curícaueri y fué de allí con toda su gente a un lugar
llamado Vrexo. Allí hizo hacer un cu de céspedes. Y tornaron los de
Curínguaro a querer destruir a Taríacuri, y llevaron su gente de guerra
y cercaron a Taríacuri. Y allí dió Curícaueri, a sus enemigos, camo-
rras y embriaguez y estropezamiento. Y empenzaron a andar desatinados,
los enemigos, y cayeron todos en el suelo y abrazábanse unos con otros
y ansí iban al pie del cu, donde unas viejas los subían al cu, que no los
tomaban hombres, y allí los sacrificaban los sacerdotes de Curícaueri,
que estuvieron todo un día sacrificando; y llegaba la sangre