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Datos para citar este texto:
Jerónimo de Alcalá, Relación de Michoacán, Moisés Franco Mendoza (coord.), paleografía Clotilde Martínez Ibáñez y Carmen Molina Ruiz, México, El Colegio de Michoacán, Gobierno del Estado de Michoacán, 2000, p.626
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aquellos médicos que le curaban y no le pudieron sanar; uno de a-
quéllos que le decían novelas; un chocarrero; un tabernero, que entre
todos serían más de cuarenta. Y ataviábanlos y componíanlos
a todos y dábanles mantas blancas y llevaban todos éstos con-
sigo, todo aquello de sus oficios, de que servían al cazonçi muercto.
Y llevaban ansímismo un bailador y un tañedor de sus
atabales y un carpintero de sus atambores. Y querían ir otros sus
criados y no los dejaban ir. Decían que habían comido su pan y que
quizá no los tractaría como él, el señor que había de ser. Poníanse to-
dos guirnaldas en la cabeza, de trébol, y amarillábanse las caras
y iban tañendo delante: uno, unos huesos de caimanes; otros, unas
tortugas. Y tomábanle en los hombros solo los señores y sus hijos y
venían todos sus parientes del apellido de Henéani y Çacapu hiri[ti]
y Banácaçi. Iban cantando con él, un cantar suyo que empieza de
esta manera: "vtayne uze yoca zinatayo maco, etc.", ques ininte-
legible, por eso no le declaro. Y todos llevaban sus insinias de va-
lientes hombres. Y sacábanle a la media noche. Iban delante dél, alum-
brando, unos hachos grandes de teas. Iban tañendo dos trompetas.
Iban delante toda aquella gente que llevaban consigo para ma-
tar y iban barriendo delante dél el camino y decían: "señor, por
aquí has de ir; mira, no pierdas el camino". Y poníanse en procesión to-
dos los señores de la provincia y gran número de gente y ansí le
llevaban hasta el patio de los qúes grandes, donde ya habían puesto
una gran hacina de leña seca, concertada una sobre otra, de ra-
jas de pino. Y dábanle cuatro vueltas al derredor de aquel lugar
donde le habían de quemar, tañendo sus trompetas, y después
poníanle encima de aquella leña, así como le traían, y tornaban
aquellos sus parientes a cantar su cantar, y ponían fuego al derre-
dor y ardía toda aquella leña, y luego achocaban con porras toda