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Datos para citar este texto:
Jerónimo de Alcalá, Relación de Michoacán, Moisés Franco Mendoza (coord.), paleografía Clotilde Martínez Ibáñez y Carmen Molina Ruiz, México, El Colegio de Michoacán, Gobierno del Estado de Michoacán, 2000, p.638
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los sacerdotes llamados cúritiecha para hacer traer leña para los qúes, y traian
toda aquella leña la gente de los pueblos en diez días, y alzábanla en el patio
grande de los qúes. Y el sacerdote llamado hirípati entraba en la casa de
vela a su oración con los olores, como se contó hablando de la guerra, y hacía su
sermón sobre aquella leña, como su dios Curícaberi lo había así ordenado. Y
entraba ansí mismo el cazonçi a su vela y hacían la cirimonia de la guerra y
al tercero día mandaba que fuesen a la guerra y llamaba todos los señores de
su linaje, llamados vacúxecha, que son águilas, y juntábanse todos en
la casa dicha del águila, dedicada a su dios Curícaveri, y decíales el cazonçi
nuevo: "¿cómo habemos de tener con nosotros esta leña de los qúes y las rajas
que se han cortado, y los olores que han echado los sacerdotes en los fuegos
para las oraciones y los sacrificadores? ¿hánse de perder todo esto? Pues han
llamado la diosa Cuerábaperi y los dioses celestes y los dioses de las cuatro partes
del mundo y el dios del infierno, y también lo he hecho saber a Curícaveri
y a los señores, sus hermanos, y a la diosa Xarátanga y a los dioses primogé-
nitos, y a los dioses llamados Viránbanecha." Y mandábales que fuesen a la guerra
y deshacíase todo aquel ayuntamiento, y íbanse a sus casas y inviaba sus
correos y mensajeros por todos los pueblos. Que fuesen a la guerra, a todas las
fronteras de sus enemigos. Y estaba dos días el cazonçi en la cibdad y
después decía que quería ir a caza, y ansí lo pensaban todos, que que-
ría ir alguna montería y era que quería ir alguna entrada. I-
ban con él los sacerdotes que ponían el encienso en los braseros, y de
la otra gente que habían quedado en la cibdad y llevaba consigo las
trompetas, diciendo que iba a montería. Y íbase derecho a una frontera
que estaba cerca de sus enemigos, llamada Cuýnacho, y hacía allí una en-
trada de presto y tomaba cien cativos o ciento y veinte y tornaba
antes que viniese la gente que había inviado a la guerra. Y después ve-
nían todos los señores y traían muchos cativos para sus sacrificios. Es-
te era el principio de su reinado y quedaba entonces por señor