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Datos para citar este texto:
Jerónimo de Alcalá, Relación de Michoacán, Moisés Franco Mendoza (coord.), paleografía Clotilde Martínez Ibáñez y Carmen Molina Ruiz, México, El Colegio de Michoacán, Gobierno del Estado de Michoacán, 2000, p.642
Folio p en ediciones
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Dice esta gente, que antes que viniesen los españoles a la tierra, cua-
tro años continuos se les hendían sus qúes, desde lo alto hasta
bajo, y que lo tornaban a cerrar y luego se tornaba a hender y caían
piedras, como estaban hechos de lajas sus qúes, y no sabían la causa de
esto, mas de que lo tenían por agüero. Ansímismo dicen que vieron
dos grandes cometas en el cielo y pensaban que sus dioses habían de
conquistar o destruir algún pueblo, y que ellos habían de ir a des-
truille. Y miraba esta gente muncho en sueños, decían que sus dio-
ses les aparescían en sueños y hacían todo lo que soñaban y hacían-
lo saber al sacerdote mayor y aquél se lo hacía saber al cazonçi.
Decía, que a los pobres que habían traído leña y se habían sacrificado
las orejas, les aparescían en sueños sus dioses y les decían qué habían
dicho: que les darían de comer y que se casasen con tal o tal persona, y si [e-]
ra alguna cosa de agüero, no la osaban decir al cazonçi. Díjome
un sacerdote que había soñado, antes que viniesen los españoles, que
venían una gente y que traían bestias, que eran los caballos, que él
no conoscía, y que entraban en las casas de los papas y que dormían a-
llí con sus caballos, y que traían muchas gallinas que se ensuciaban
en sus qúes, y que soñó esto dos o tres veces, con mucho miedo, que no
sabía qué era, hasta que vinieron a esta provincia los españoles y
llegando a la cibdad posaron en las casas de los papas con sus caballos,
donde ellos hacían su oración y tenían su vela. Y antes que viniesen
españoles, tuvieron todos ellos viruelas y sarampión, de que murió
infinidad de gente y muchos señores, y cámaras de sangre de las vi-
ruelas y sarampión. Todos los españoles lo dicen a una voz, los de aquel
tiempo, y fué general esta enfermedad en toda la Nueva España,
por eso les es de dar crédito a esto que dicen del sarampión y viruela.
Dicen que nunca habían tenido estas enfermedades y que los españo-
les las trujeron a la tierra. Ansí mismo el sacerdote susodicho me dijo,
que habían venido al padre del cazonçi muerto, los sacerdotes de la madre
Cuerábaperi questaba en un pueblo llamado Çinápequaro, y que le habían
contado este sueño o revelación siguiente, del destruimiento y caí-