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Datos para citar este texto:
Jerónimo de Alcalá, Relación de Michoacán, Moisés Franco Mendoza (coord.), paleografía Clotilde Martínez Ibáñez y Carmen Molina Ruiz, México, El Colegio de Michoacán, Gobierno del Estado de Michoacán, 2000, p.644
Folio p en ediciones
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tro dios llamado Curita caheri, que era mensajero de los dioses y llamában-
le todos agüelo. Y parescíale aquella mujer que estaban todos en una ca-
sa muy grande y díjole aquel águila: "asiéntate aquí y de aquí oirás
lo que se dijere". Y era salido el sol y aquel dios Curita caheri se lavaba la ca-
beza con jabón y no tenía el tranzado que solía tener. Tenía una guirnal-
da de colores en la cabeza y unas orejeras de palo en las orejas y unas tina-
zuelas pequeñas al cuello y una mancta delgada cubierta. Y vino su hermano lla-
mado Tirípamenquanéncha con él, estaban todos muy hermosos, y saludáronle todos
los otros dioses y decíanles: "señores, seáis bien venidos" y respondía Curita
caheri: "pues, ¿habéis venido todos? Mirá, no se haya quedado alguno por olvido,
que no hayáis llamado", y respondían: "señor, todos habemos venido." Tornaba
también a preguntar: "¿han venido también los dioses de la man[o] izquierda?".
Decíanles: "todos han venido, señor." Tornó a decir: "mirá, no se os haya olvidado de
llamar alguno." Respondieron ellos: "todos hemos venido, señor". Dijo:
"pues dígalo mi hermano lo que se ha de decir y yo me quiero entrar en casa."
Y díjoles Tirípamequaréncha: "acercaos acá, dioses de la man[o] izquierda y
de la man[o] derecha. El pobre de mi hermano dice lo que yo diré: el fué a oriente,
do está la madre Cuerábaperi y estuvo algunos días con la diosa Cueraváperi
y estaba allá Curícaveri, nuestro nieto, y Xarátanga y Huréndequavécara y
Querenda angápeti. Todos estaban allá, los dioses, y probaron de con-
tradecir los pobres a la madre Cuerávaperi, y no fueron creídos lo que
querían hablar y fueron rechazadas sus palabras y no les quisieron re-
cibir lo que querían decir: "ya son criados otros hombres, nuevamente, y otra
vez de nuevo han de venir a las tierras"; esto es lo quellos querían contradecir,
que no se hiciese y no fueron oídos, y dijéronles: "dioses primogénitos,
esforzaos para sufrir. Y vosotros dioses de la man[o] izquierda, sea ansí como
está determinado de los dioses, ¿cómo podemos contradecir esto questá ansí
determinado? No sabemos qués esto. A la verdad no fué esta determinación al
principio, questaba ordenado que no anduviésemos dos dioses juntos an-
tes que viniese la luz, porque no nos matásemos y perdiésemos la deidad, y
estaba ordenado entonces, que de una vez sosegase la tierra, que no se volviese
dos veces y que para siempre se habían de estar ansí, que no se había de mudar. Esto