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Naca.

Sacerdote enviado por Zurunban a hacer gente de guerra para atacar a Tariacuri.

Cuando Tariacuri tenía sitiada la isla de Xaraquaro, Caricaten pidió ayuda a Zurunban, el señor de Tariaran, y éste mandó al sacerdote Naca a la isla para que reuniera la gente de guerra que atacaría a Tariacuri. En el camino de Tariaran a Xaraquaro, Naca pasó por Syraueni donde el señor del pueblo, Quaracuri, lo invitó a comer y le preguntó cuál era el propósito de su viaje. Naca le explicó que iba a hacer gente de guerra para atacar a Tariacuri y Quaracuri le ofreció su ayuda. Sin embargo, cuando Naca prosiguió su camino, Quaracuri mandó avisar a Tariacuri lo que se estaba planeando en su contra. Entonces Tariacuri pidió al mensajero de Quaracuri (un sacerdote) que fuera a la isla Cuyameo, donde ya se encontraba Naca, para decirle que Quaracuri estaba avergonzado por el pobre recibimiento que le había dado y que, para compensarlo, lo esperaría a su vuelta para ofrecerle comida y bebida. Lo que Tariacuri pretendía era cambiar el itinerario de Naca y obligarlo a regresar por un camino distinto al que había seguido de ida. En su viaje a Xaraquaro, Naca había rodeado el territorio controlado por Tariacuri (siguiendo un camino que pasaba por Ziriquaretiro) y el mensajero de Quaracuri (de acuerdo con el plan de Tariacuri) le pidió que regresara por un camino más recto, cercano al lago, que pasaba por el monte Xanoato hucazio, por Curimizundiro, por Pangueo, por Varichu hucario, por Hiriquaro y por Tareuacuquaro.

Naca aceptó la invitación de Quaracuri y dos días después desembarcó en Xanoato hucazio, en un lugar llamado Panguan hancungueo, donde Quaracuri lo recibió y lo agasajó como habían acordado. Mientras tanto, Zetaco y Aramen, siguiendo las instrucciones de su primo Tariacuri, se apostaron en un cerro y cuando los espías que vigilaban a Naca desde el cerro Arizinda les avisaron que éste ya se acercaba, comenzaron a hacer como que buscaban a un venado que supuestamente habían flechado mal. Para hacer más creíble su historia, Zetaco y Aramen, siempre siguiendo las instrucciones de Tariacuri, habían rociado sangre de sus orejas sobre unas huellas falsas de venado que previamente habían hecho en el suelo. Cuando llegó Naca, Zetaco y Aramen (con la finalidad de alejar a Naca del camino y matarlo allí) le pidieron que les ayudara a encontrar el venado prometiéndo darle una parte del mismo. Naca aceptó, pero al ver que no lo encontraban desistió de la búsqueda y decidió seguir su marcha. Entonces Aramen, al ver que Naca se iba, le disparó con su arco y lo hirió.

Tariacuri, avisado de que habían prendido a Naca, mandó que lo sacrificaran. Luego le entregó el cuerpo a Quaracuri pidiéndole que lo descuartizara y lo cociera, y que mandara dos muslos a Zurunban, el cuerpo y las costillas a los isleños y los dos brazos a Curinguaro. Los mensajeros de Quaracuri llevaron los muslos de Naca a Zurunban haciéndole creer que se trataba de un esclavo de Tariacuri que éste había sacrificado porque se había echado con una de sus mujeres. Zurunban y sus mujeres se comieron la carne de Naca como se acostumbraba y entonces un muchacho llegó corriendo a avisarle que en realidad se trataba de Naca (todo ello, nuevamente, siguiendo el plan ideado por Tariacuri). Zurunban y sus mujeres intentaron vomitar para echar fuera la carne de su sacerdote pero no lo lograron. Zurunban, enojado y dándose cuenta de que todo había sido un ardid de Tariacuri, intentó capturar al muchacho que le había dado el aviso pero su gente no logró atraparlo. Posteriormente, en venganza, Zurunban mandó expulsar a Zetaco y a Aramen de Vacananbaro.

Notas: La historia de Naca es una de las más complejas del relato del petamuti y más allá de lo puramente anecdótico contiene varios datos interesantes. Por ejemplo, cuando Zurunban envía a Naca a Xaraquaro le da unas camisetas llamadas vcata tararenguequa y unas guirnaldas de hilo, dos elementos característicos de la vestimenta que el petamuti usaba cuando hacía la justicia general. No queda claro si las camisetas eran para él o eran para Caricaten, aunque después se hace el comentario de que cuando Naca, estando en Cuyameo, salió a orinar (y allí le habló el mensajero de Quaracuri) vestía una camiseta y tenía un "tranzado" de pluma. También es interesante el hecho de que Quaracuri quisiera participar en la guerra para apropiarse de los "despojos" aunque no fueran de mucho valor (las piedras de moler o algunas alhajas) y que tales despojos eran de alguna manera bienes otorgados por los dioses: "así será, hermano --le dice Naca a Quaracuri-- que nuestros dioses les harán dejar despojos". Por otra parte, varios de los recursos utilizados en la búsqueda fingida del venado tienen claramente un valor simbólico. La sangre que Zetaco y Aramen rociaron en la hierba, por ejemplo, era de sus orejas que se habían sacrificado con una navaja que Tariacuri les había dado y con la cual él mismo se sacrificaba las orejas para dar de comer al dios del fuego. Asimismo, es importante hacer notar el comentario que hace Tariacuri acerca de que ellos no habían empezado la guerra sino sus enemigos y que así lo había ordenado Curicaueri (que ellos no empezaran la guerra). Además la historia de Naca ejemplifica la costumbre de comer la carne de los sacrificados y resulta interesante el hecho de que supuestamente el cuerpo de Naca era el de un esclavo sacrificado porque se había echado con una de las mujeres de Tariacuri. Por último, destaca la información geográfica que proporciona esta parte del relato..