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El Marqués [Hernán Cortés](Marqués del Valle).

Conquistador de México.

Durante los primeros días que Cristóbal de Olid estuvo en la ciudad de Mechuacan hizo juntar los objetos de oro y plata que el cazonci guardaba en su casa y en las islas del lago de Pátzcuaro. Con todo ello hizo doscientas cargas que mandó a México para Hernán Cortés con una comitiva encabezada por don Pedro Cuyniarangari. Don Pedro se entrevistó con Cortés en Coyoacán y le explicó que Zinzicha, el cazonci, se había ahogado en el lago de Pátzcuaro; entonces Cortés, cerciorándose primero de que Zinzicha no tenía hermanos, decidió que Huizizilzi, a quien aparentemente ya conocía, ocupara el cargo del difunto cazonci y le dio a don Pedro unas joyas que pensaba darle a Zinzicha para que las arrojara en el lago, "para que [el cazonci] las llev[ara] consigo". Después de ofrecerle de comer, Cortés pidió a los señores mexicanos que llevaran a don Pedro a ver cómo había destruido Tenochtitlan. Mientras don Pedro visitaba la ciudad destruida, Cortés recibió una carta en la que le notificaban que habían encontrado a Zinzicha vivo y cuando volvió don Pedro se lo hizo saber. Éste, llorando de miedo, inventó que tal vez el cazonci había nadado hasta una de las islas y había huido sin ser visto. Cortés lo tranquiliza, le da algunas joyas de jade (charchuys y turquesas) y le pide que vuelva a Michoacán y le diga al cazonci que lo vaya a visitar.

Zinzicha va a Coyoacán, también llorando de miedo a pesar de las palabras tranquilizadoras de don Pedro y Huizizilzi, en donde Cortés lo recibe muy bien aunque también, para amedrentarlo y como advertencia de lo que le puede suceder si "es malo", lo envia a ver al hijo de Moctezuma (a Cuauhtémoc) a quien tenían preso y le habían quemado los pies porque había sacrificado a muchos españoles. Los señores mexicanos, siguiendo las órdenes de Cortés, agazajan a Zinzicha durante cuatro días con lo cual aparentemente logra que los mexicanos y el cazonci olviden sus viejas rencillas. Cortés despide amistosamente a Zinzicha, le dice que ya lo considera su hermano pero le recomienda que trate bien a los españoles que se encuentra en Michoacán, dando a entender que de no hacerlo podrían matarlo, que les dé de comer y que ya no pida tributos a los pueblos porque él los va a encomendar a los españoles. Zinzicha acepta, promete visitar otras veces a Cortés y contento vuelve a su tierra convencido de que los españoles eran "muy liberales".

Posteriormente Cortés mandó hacer un censo de los pueblos del cazonci y los repartió en encomiendas. Después de ello Zinzicha volvió a visitarlo en México. En esa ocasión Cortés sugirió que los hijos del cazonci y de don Pedro podrían ir a México a educarse con los franciscanos. Zinzicha dijo que ninguno de los dos tenía hijos pero que enviaría a los hijos de otros principales, como en efecto hizo.

Al parecer la relación de Cortés con Zinzicha se mantuvo en buenos términos. Este último siguió de alguna manera gobernando y los señores de los pueblos seguían considerándolo su señor. Inclusive, aunque en secreto, seguía recibiendo servicio de los indios (posiblemente tributos). En una ocasión, cuando Zinzicha se encontraba en Pátzcuaro, unos principales se emborracharon y mataron al intérprete de Cayzedo, envíado de Cortés para hacerse cargo de los indios de la ciudad de Mechoacan. A diferencia de Cayzedo quien era "un hombre de bien", el intérprete, un español que conocía bien la lengua tarasca, maltrataba a los indios y por eso éstos tomaron revancha matándolo. Los indios fueron juzgados por el bachiller Ortega pero el hecho no parece haber afectado gravemente la relación entre Zinzicha y Cortés.

Cuando Cortés se enteró de que sería nombrada una Audiencia, mandó a Andrés de Tapia a Michoacán para pedirle al cazonci el oro y la plata que aún le quedaba avisándole que habría un nuevo gobernador y recomendándole que si éste le pedía oro le dijera que ya todo se lo había entregado a Cortés para que se lo envíara al emperador. Zinzicha logró juntar todavía un poco de oro y plata y se la entregó a Tapia, lo cual después fue motivo de conflictos con Nuño de Guzmán.

Notas: En la Relación de Michoacán siempre se hace referencia a Hernán Cortés como el marqués o el señor Marqués del Valle aunque en la época en que suceden los acontecimientos relatados éste todavía no tenía tal título. Si bien las referencias a Cortés no son muy extensas, los eventos y los diálogos registrados en la Relación dan una idea de su habilidad política, sobre todo si se contrastan con la actitud de Nuño de Guzmán. En el encuentro con don Pedro, por ejemplo, llama la atención el cuidado de Cortés para asegurarse de que negociaba con la máxima autoridad indígena y de la legitimidad de los señores con los que trataba. Probablemente había captado cuáles eran las prácticas de los indios y de algún modo las emulaba para ganárselos, lo que explicaría por qué le dio las joyas a don Pedro para que las arrojara al lago, aunque también es posible que don Pedro, quien relató el evento, haya puesto esas palabras en boca de Cortés. La manera de tranquilizar a don Pedro y al cazonci para ganarse su confianza al mismo tiempo que los amenazaba sutilmente también es notoría..